Películas>Master and Commander: Al Otro Lado del Mundo>Extras
Master and Commander: Al Otro Lado del Mundo
Cuando Weir y Collee (guionista y el primero también director) empezaron a escribir el guión, clasificaron los libros de O’Brian bajo los epígrafes: “Divisiones”, “Tripulación”, “Diálogos de Jack y Stephen”, etcétera. Estas referencias eran luego fotocopiadas y convertidas en libros; “chuletas a mano” para el reparto y el equipo técnico, señala Weir.
“Yo mismo, estaba rodeado de artefactos de la época mientras trabajaba en el guión; espadas, hebillas de cinturón, mapas.. esperando que me visitaran las musas”,
Crowe supo apreciar algunos de los privilegios de la “autoridad”. “Todos los días, entre mi caravana y el plató, oía ‘Buenos días, capitán’ unas setenta u ochenta veces”, dice el actor. “Realmente, era difícil dejar el uniforme, me iba aficionando a llevarlo”.
Para Weir (director), la investigación requirió varios viajes al Museo Naval de Greenwich, al HMS Victory, al USS Constitution y dos cruceros en una réplica del Endeavor por las costas de Australia. Posteriormente había una biblioteca que siempre estaba creciendo de libros de obligada lectura relatos de primera mano de gran valor y lo más importante, cuadros que reflejaban acciones navales en el mar. “Estudiar estas pinturas hizo que me decidiera a encontrar caras que parecieran de la época”, dice Weir. Esto le llevó a hacer pruebas en Polonia, “para alejarnos lo más posible de la gente que ha crecido con una dieta occidental, con sonrisas preparadas o expresiones de aburrido cinismo”.
En el casting de la película se buscaron actores con talento y sobre todo que pudieran aguantar las exigencias de un rodaje tan duro de 6 meses.
El casting de la tripulación, unos 130 hombres, requirió tanta atención como la de los principales protagonistas. Buscando “caras del siglo XVIII” acudieron a Judy Bouley, e increíblemente vio a más de siete mil candidatos. “Como guía, teníamos reproducciones de pinturas y bocetos de la época y más notablemente, un raro conjunto de fotografías, tomadas a mediados de la década de 1840 de pescadores ingleses hechas por David Octavius Hill y Robert Adamson”, dice Weir.
“Fuimos hasta el último confín de la Tierra para encontrar a esta gente”, dice el productor Duncan Henderson. “Tenemos personas procedentes de Polonia, Senegal, Australia y Sudán; gente que ha venido de todas las partes del mundo para trabajar con nosotros en la película”.
Para algunos de los extras y actores que aparecen en segundo plano se eligieron a marineros de grandes veleros. Sus hazañas que desafían la gravedad subiendo y bajando por los aparejos del barco daban un toque añadido de gran autenticidad a la película.
Otro reto clave en el “casting” fue encontrar el barco ideal que pudiera servir como réplica del HMS Surprise, el barco de guerra de veintiocho cañones del capitán Aubrey. A comienzos de la fase de pre-producción, durante un viaje a Europa. Weir caminó por la cubierta del restaurado HMS Victory, el buque mandado por Lord Nelson en la batalla de Trafalgar. Además, el director acudió a varios festivales de grandes veleros y habló con decenas de integrantes de la comunidad de grandes veleros en todo el mundo.
En 2000 Weir se unió al capitán Chris Blake (quien terminaría convirtiéndose en uno de los más destacados asesores técnicos de la película) en un crucero en el Endeavor, una réplica digna de figurar en un museo del famoso barco del capitán Cook. Un año después, Weir se embarcó en un segundo viaje en el Endeavor, esta vez llevando consigo al productor Duncan Henderson, al productor ejecutivo Alan Curtiss y al director de fotografía Russell Boyd. “Quería asegurarme de que ellos también tuvieran la experiencia grabada en los huesos cuando llegara el momento de emprender nuestro ‘viaje’”, dice el director.
La búsqueda de Weir llevó al final al gran velero americano Rose, que tiene su base en el puerto de Rhode Island. La fragata de madera de tres mástiles es una réplica del siglo anterior de un barco de mediados del diecinueve de la Marina Real británica, que antiguamente era el buque escuela más grande de los Estados Unidos.
Twentieth Century Fox compró el barco que acabo entusiasmando a Peter Weir (director), el Rose. (Tras terminar la fotografía principal, Fox donó el barco a una organización de historia naval sin ánimo de lucro). El Rose navegó desde Rhode Island hasta la costa oeste, a través del Canal de Panamá, soportando un huracán y la ruptura de un mástil antes de llegar a un dique seco donde se preparó su transformación en el HMS Surprise.
Russell Crowe aprendió a navegar en el Rose (el barco con nombre real que dirige su personaje), y asumió el “mando” en varias ocasiones (durante el rodaje).
Cuando los decorados estuvieron listos, los actores que interpretaban a los oficiales y a la tripulación de la Surprise siguieron un proceso de aprendizaje para sumergirse en los rigores de la vida a bordo de un barco. Se entrenaron en mar abierto navegando en el Rose, subiendo por las jarcias, ejercitándose en la navegación, manejando armas cortas, cañones, lucha de espadas, etiqueta militar y aprendiendo a hacer el trabajo de los personajes a los que encarnan en el filme.
Esta es la única película que se ha rodado hasta ahora en las Galápagos.
A pesar de los rigores y los desafíos de una producción épica, el reparto y el equipo de realización encontraron tiempo como para mezclarse durante una serie de partidos de rubgy, organizados por Russell Crowe, con el fin de endurecerse para las escenas de la batalla final de la película.
El proyecto de adaptar al cine las aventuras de Aubrey y Maturin, protagonistas de las novelas navales de Patrick O´Brian pasaron por muchas manos durante mucho tiempo hasta que finalmente Peter Weir se decidió a llevarlas al cine. Incluso éste había rechazado anteriormente el proyecto acusando a la obra de poco peso para con los personajes. Pero esto cambió cuando se le ofreció más libertad para tratar a los personajes de la novela.
El personaje creado por Patrick O´Brien, Jack Aubrey, está basado en un héroe nacional británico llamado Thomas Cochrane, que participó en las guerras napoleónicas siendo después un libertador mercenario de alta mar.
Para esta película se tomó como referente el primer (Capitán de mar y guerra) y décimo (La costa más lejana del mundo) episodio de la serie de 20 libros que Patrick O'Brian narró sobre las aventuras de Aubrey y Maturin.
Russell Crowe fue tanteado por el director durante un año y la respuesta de éste siempre era la misma, no. Tanta era la devoción de Peter Weir por Crowe que no veía la película sin su intervención. Al final le convenció aunque esto le costase algún enfrentamiento con él durante el rodaje.
Russell Crowe tuvo que aprender a tocar el violín, era esencial para mostrar cierta parte de la personalidad de su personaje.
En las escenas en que los hombres trepan por las altas cuerdas del barco Russell Crowe no quiso que un doble le sustituyera, quería dotar de realidad a esos momentos de la película.
Paul Bettany dice que nunca había visto vomitar a tanta gente (durante el rodaje en alta mar) desde un concierto de The Cure en los 80.
Por otra parte, Russell Crowe asegura que él nunca vomito durante el rodaje, al parecer estaba hecho para viajar en barco.
Para interpretar a su personaje (un médico), Paul Bettany tuvo que aprender técnicas de cirugía, durante el rodaje practicaba con peces...