Un grupo de muchachos de buena familia comparten una fascinación por su profesora de francés, mas cuando durante una representación teatral privada descubren que esa pasión no es recíproca, juntos cometen un acto atroz por el que terminan frente a la justicia. El desarrollo del posterior juicio sin duda predice una condena inevitable, así que sus padres, desengañados y hastiados de unos muchachos tan salvajes, deciden confiarlos a un marinero llamado El Holandés, quien afirma tener sus propios métodos para disciplinar. En la posterior travesía marítima en la cual El holandés se lleva a los muchachos, éstos se ven sumergidos en una pesadilla. Su odisea personal no ha hecho más que empezar. El punto al que se dirigen es la llamada La isla de los Vestidos, una isla que no sale en los mapas y dónde impera una extraña naturaleza anfibia y psicodélica.
El sonido se rehizo completamente tras el rodaje. Mandico montó la película sin un sonido, tan sólo utilizando subtítulos para orientarse. Luego, en compañía del casting, volvió a registrar los diálogos y elaboró los sutiles efectos de sonido adecuados al ambiente. De esta forma pudo cambiar el tono de voz de las actrices para que sonaran un poco más masculinas.