En 1912, un grupo de villistas comandado por Roberto Herrera y uno de zapatistas encabezado por Epigmenio Gómez, a pesar de ser de grupos pro-revolucionarios, terminan enfrentándose en combate. La irrupción de las tropas federales, en ese momento a favor del presidente Madero, termina con la batalla y encierra a ambos líderes. Por un problema burocrático ambos se libran de ser fusilados. Cuando Herrera regresa con su amante, María Mendoza, apodada por su crueldad la Bandida, la descubre en el lecho con otro hombre. Herrera lo tirotea ahí mismo y la Bandida jura vengarse de esta afrenta. Cuando descubra la rivalidad que Herrera y Gómez también mantienen en las peleas de gallos, la Bandida decidirá aprovecharse y darle celos a Herrera.