El Tren de la Vida

Sabio judío 1: Ya está, tengo una idea.
Sabio judío 2: ¡Habla ya!
Sabio judío 1: Compraremos armas y nos defenderemos.
Sabio judío 2: ¿Matando?
Sabio judío 1: Asustándoles. ¿Quien dice matar? ¿Porque tergiversas lo que digo?
Sabio judío 2: Una idea pésima.
Sabio judío 1: ¿Pésima porque no he casado a mi nieta con el mongólico de tu hijo?
Sabio judío 2: ¡Decir eso es pecado! ¡Quédate con tu Esther y enmárcala!

Sabio judío: ¡Este está totalmente chalado! Se lo ponemos más fácil deportándonos nosotros. Vale, que nos deporten, pero al menos que se cansen.

Sabio judío 1: Mi mujer odia el tren.
Sabio judío 2: Pero si nunca lo ha cogido.
Sabio judío 1: Porque lo odia, ¿estás tú también sordo?

Chica: ¡Schlomo! ¡Ya he hecho la lista! Mira lo que llevo.
Schlomo: Yo llevo mi lista, es lo único que tengo.

El rabino: Quítate esa gorra y ordena a tus hombres...quiero decir, fuera esos cascos de nazis. Bastante tenemos con aguantar vuestros uniformes.
Mordechai: ¡Ni hablar! Tenemos la cabeza cubierta. ¿Quien dice que no puede ser con cascos de nazis?

Miembro de la resistencia: Los alemanes están rezando con ellos.
Resistencia por teléfono: ¿Estás seguro?
Miembro de la resistencia: ¡Se reconocer a un alemán! ¡Se balancean con un libro en la mano!
Resistencia por teléfono: Espera un momento.
Miembro de la resistencia: ¡Puta guerra...!
Resistencia por teléfono: ¿Hola?
Miembro de la resistencia: Si.
Resistencia por teléfono: Es el Sabbat, rezan su oración del viernes. Serán alemanes de confesión israelita.
Miembro de la resistencia: ¿Y nosotros que hacemos?
Resistencia por teléfono: Volved, esto se está liando. Si son de confesión israelita, no sé si se consideran nazis o judíos.
Miembro de la resistencia: ¡Pero si llevan uniformes y van a matar a inocentes!
Resistencia por teléfono: ¡Estamos escribiendo la Historia y yo no consigo ni interpretarla! ¡Así que volved y se acabó!

Schlomo: Dios creó el hombre a su imagen. Qué bonito. Schlomo a imagen de Dios. ¿Pero quien escribió eso en la Torá?
El hombre. Dios no, el hombre. El hombre. Lo escribió sin modestia, comparándose a Dios. Tal vez Dios creó al hombre, pero el hombre. El hombre. El hijo de Dios, creó al hombre para inventarse a si mismo. El hombre escribió la Biblia por miedo a que le olvidasen. Pasando de Dios. Rabino, no amamos a Dios y no le rezamos. O más bien sí. Le pedimos que nos ayude a arrastrarnos aquí abajo, pero todos pasamos de Dios, solo pensamos en nosotros. Así que la cuestión no es si Dios existe o no, sino si existimos nosotros.

Mordechai: Vengo a buscar a mi judío.
Coronel Andreas von Glüc: Disculpe, Mariscal, pero es mi judío.
Mordechai: No, es mi judío, se escapó de mi tren.
Coronel Andreas von Glüc: No, es mi judío, está en mi cárcel y lo arrestamos nosotros.
Mordechai: ¿Por qué se empeña tanto en quedarse con ese judío? Es algo que se podría malinterpretar. ¿Siente una admiración particular por ese judío? ¿Y por los judíos en general? ¿Quizás sea familiar suyo, y por lo tanto sea usted judío también?
Coronel Andreas von Glüc: ¿Que? ¿Que? ¡No, no! ¡Bromea usted! No soy judío y no admiro a los judíos, al contrario.
Mordechai: Lo dudo mucho. Puedo ver en el fondo de su alma. Defender tanto a un judío es algo muy sospechoso. Me pregunto incluso si no piensa liberarlo cuando nos hayamos ido, o peor aún, protegerlo y esconderlo. Quizás lo ame usted y quiera iniciar una relación...
Coronel Andreas von Glüc: ¿Que?
Mordechai: Una relación de amistad, o incluso, algo más...

Madre de Jossi: Se comunista, pero se de nuevo un hombre.

Gitana: Prepárate guapo. Os voy a amar a ti y a tu partido como jamás os han amado... una verdadera revolución.

Mordechai: Schlomo, ¿Por qué eres el loco del pueblo?
Schlomo: Porque era lo único que quedaba libre, quería ser rabino, pero como ya teníamos uno, elegí el puesto de loco antes de que alguien me lo quitase.
Mordechai: ¿Y no te sientes muy solo?
Schlomo: No, el mundo está lleno de locos.