En un impresionante apartamento del alto East Side, Brad y Abby Cairn, aparentemente, los padres perfectos del barrio de Manhattan, están celebrando el nacimiento de su segundo retoño, Lily. La niña está rodeada de amor, juguetes, un tío que la adora y una abuela que se desvive por ella. Pero a su alrededor también está Joshua, su hermano de 9 años. Joshua no es un niño corriente. Tiene una inteligencia excepcional y una precocidad que asusta. Es un ángel de buena educación y demuestra una tranquila serenidad que desdice con sus pocos años. Y ahora, parece cada vez más infeliz con su nueva vida, en la que sus padres adoran a Lily mientras que él, callado, toca el piano en el rincón. A medida que el ambiente se torna lóbrego en el apartamento de los Cairn, el barniz que cubre sus refinadas vidas comienza a agrietarse. Lily llora sin cesar y un trabajo de restauración que tiene lugar en el piso superior lleva a Abby a lo que puede ser, o quizá no, un grave caso de psicosis post-parto. Tensos hasta el límite y llevando una vida sin sueño, Brad y Abby se ven envueltos en una espiral de terror doméstico que se intensifica sin cesar.
Jacob Kogan (Joshua) tuvo que dar clases de piano para interpretar a su personaje. En un principio el maestro de piano decia que tenía las manos muy pequeñas para aprender, pero Jacob resultó ser un alumno aventajado y en dos semanas ya dominaba la parte que tocaría en el filme. De hecho el maestro le insistió en que siguiera estudiando pues tenía mucho futuro.