Al llegar el verano, Camila se marcha a casa de su abuela a pasar el verano, dónde también viven sus misteriosas tías. A hurtadillas y por alusiones se entera de cierta maldición que pesa sobre la familia y que hace que las mujeres sean desgraciadas. Tal leyenda cobra fuerza en una de sus tías, que a pesar de los años transcurridos, sigue dañada por un amor contrariado. En la rutina diaria y también en ocasiones puntuales, se celebran diferentes rituales, se predice el futuro en la clara de los huevos, una ristra de ritos que han de permitir sobrellevar los giros y disgustos del destino.