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Asfixia
Asfixia, la cuarta novela de Chuck Palahniuk.
El director define ASFIXIA como una malvada desvirtuación estilo Palahniuk de ese viejo género reconfortante, el de la comedia romántica
Para el escritor Chuck Palahniuk, la cinta, “Es ya un clásico instantáneo, perfecto. Como EL GRADUADO o HAROLD Y MAUDE (JOVEN CHALADO MILLONARIO SEDUCE A VIEJA CHIFLADA), el trabajo de Clark Gregg es divertido y trágico al mismo tiempo. No podía estar más feliz con esta película”.
Clark Gregg pensó en inmediato en Sam Rockwell para protagonizar la película, con quien había trabajado en una obra de teatro hacía muchos años.
A Rockwell le cautivó el guión al instante. “Pensé que no se podía comparar a otros guiones que he leído y que Clark había hecho un gran trabajo a la hora de captar el tono tan específico y atípico de Chuck Palahniuk, el cual es una especie de Ken Kesey encontrándose con John Irving”, señala el actor.
Para profundizar en su papel, Rockwell confiesa que acudió a varias reuniones reales de un programa de terapia en doce pasos para curar la adicción al sexo
Rockwell usó trozos de sandía en lugar de cosas como el sushi para las escenas de la asfixia, pero aquéllos que estaban en el set de rodaje se quedaron sorprendidos por hasta dónde estaba dispuesto a llegar. “Desde el momento de la primera asfixia fue a por ello”, recuerda el productor Johnathan Dorfman de las dramáticas asfixias. “Estábamos todos listos para hacerle las maniobras de Heimlich”.
Al verdadero estilo indie, ASFIXIA se rodó en tan sólo veinticinco vertiginosos días, principalmente en el condado de Essex, en Nueva Jersey, un lugar que por casualidad contaba con todos los inusuales elementos que se necesitaban para la historia, incluyendo un hospital psiquiátrico abandonado, una villa de la época colonial bien conservada y un zoo, gran parte de los cuales pudieron ser usados por los productores sin pagar un centavo. Incluso pudieron aprovecharse y emplear a parte del equipo de la serie de la HBO de “Los Soprano”, que había dejado ya de rodarse. “Fue cosa del destino”, dice el productor Tripp Vinson, “porque no nos podríamos haber permitido crear o siquiera rodar en todas esas localizaciones sin ese golpe de suerte”.
La película se fotografió en 16 mm
Para el St. Anthony’s Hospital, Berliner también pudo partir de otra extraordinaria base: el ahora abandonado Hospital Psiquiátrico del Condado de Essex en Cedar Grove, varios miembros del equipo de realización afirmaron haber visto fantasmas. Los antiguos pacientes también habían dejado las paredes cubiertas de murales extrañamente lúcidos y alegres.
El compositor Nathan Larson (antiguo guitarrista de la influyente banda Shudder to Think) colaboró con Clark Gregg a través del teléfono y el correo electrónico desde su estudio privado sin llegar a conocerse ambos en persona.