Un policía que patrulla las calles de Los Angeles recibe como su primer destino del día acudir a una comisaría que está siendo trasladada a un nuevo edificio. En teoría se trata de una orden fácil de cumplir, pues el barrio está prácticamente desértico y el traslado ya está prácticamente completo. Coincidirá que esa tarde acudirá un furgón de policía, que ha de hacer una parada de emergencia durante el traslado de un peligrosos prisioneros, y una belicosa banda (armada hasta los dientes) también llegará al lugar persiguiendo a un padre que ha vengado a su hija.
Cuando uno de la banda dispara a la niña en el momento en el que se disponía a cambiar su helado, claramente, ella lleva el helado. Sin embargo, cuando va su padre a ver el cadaver, ya no hay rastros de éste.