Portada>Noticias>Zinemaldia 2013. Día 4. Caníbales y astronautas
Zinemaldia 2013. Día 4. Caníbales y astronautas
Carlos Fernández, 24/09/2013
Hoy era un día de los marcados en rojo en el festival, por una parte se proyectaba en la Sección Oficial una de las películas favoritas, a priori, para llevarse alguno de los premios gordos, Caníbal; y por otro porque llegaba la proyección de la aclamada Gravity, película que ha arrasado allí por donde ha pasado, y en Donostia no ha sido una excepción. Pero antes de hablar del día de hoy quiero comentar la última película que pudimos ver en la noche de la tercera jornada del festival, The Zero Theorem, de Terry Gilliam.

A pesar de ir sobre aviso (la película es la peor recibida en la votación del público), lo visto en pantalla supera todo lo que habíamos escuchado sobre ella. Gilliam, que ya nos tiene acostumbrados a sus excesos, nos muestra un futuro en el que los empleados realizan sus trabajos a cambio de recompensas, algo parecido a lo que ya pudimos ver en el capitulo 15 Millones de Méritos de la serie Black Mirror. Y utiliza ese futuro para criticar el consumismo y la sociedad individualizada actual, donde las relaciones personales se realizan casi más a menudo a distancia que cara a cara. Todo esto vertebrado alrededor de la teoría del caos, el universo y la nada.
El punto de partida es fantástico y visualmente Gilliam vuelve a sorprender, pero el tono de la película, usando humor absurdo y excéntrico, no beneficia al mensaje, además de llegar a ser bastante sonrojante en algunas ocasiones. Lo mejor de la cinta es ver a Christoph Waltz en un papel mucho más comedido y en mi opinión bastante más merecedor de un premio Oscar que el que recibió por Django Desencadenado. Aunque la que puede presumir de tener el momento WTF! del año es Tilda Swinton, simplemente sin palabras.
La película divaga en exceso y acaba por dejar demasiado diluidos los buenos momentos que tiene. Quizás por el sentimiento de que en el fondo había un buen material o porque a Gilliam se le tiene cariño, el filme ha sido recibido con silencio absoluto al acabar la proyección, cuando lo normal es que hubiese sonado algún silbido.

Más fotos en la galería de fotos del 61 Festival de Cine de San Sebastián
Ya en el día de hoy, en la Sección Oficial hemos podido ver dos películas de ritmo pausado pero con contenidos y resultados totalmente diferentes. La primera de ellas ha sido Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, en la que Antonio de la Torre interpreta, en un papel que le podría valer la Concha de Plata y un futuro Goya, a un sastre granadino que tiene la curiosa afición de asesinar y comerse a las mujeres.
Martín Cuenca dirige de una manera elegante y pausada, con una cuidadísima fotografía, una película que en el fondo y a pesar de lo macabro de la idea es una bonita historia de amor, donde se pueden ver influencias del cine de Michael Haneke (con una violencia fuera de campo que provoca que el espectador vea sin que se muestre) e incluso de Zodiac de David Fincher, sobre todo en su brillante escena inicial. Es una cinta que, a pesar de no ser cómoda de ver por ser fría, distante y aséptica, crece en la memoria con el paso de las horas tras ser vista.
A pesar del estado de shock en que nos hemos quedado gran parte de los espectadores, ha habido bastantes aplausos y De la Torre suena fuerte para hacerse con el premio, aunque para ello tendrá que pelear con la polarización de opiniones que está generando la cinta.

La segunda película en competición del día ha sido la austríaca October November, del director Götz Spielmann. Es muy difícil hablar sobre una película en las que las escenas van pasando y ni se desarrollan tramas, ni los personajes evolucionan y que al terminar la proyección solo sientes que has perdido dos horas de tu vida.
La cinta cuenta cómo dos hermanas que se criaron juntas en un hotel de los Alpes, ya cerrado, coinciden después de muchos años en el lugar de la infancia de ambas. Aunque al principio agradecen estar juntas, el paso de los días y la enfermedad de su padre hará resurgir las diferencias que les han inculcado sus diferentes crecimientos vitales. En esta descripción todo suena mucho más interesante de lo que es en realidad, una cinta realmente aburrida, que ha tenido bastantes abandonos de la sala y que ha sido recibida con un silencio sepulcral al terminar la proyección.
Sin embargo, en estos festivales nunca se sabe, y la película peor recibida por el público y prensa puede acabar llevándose premios. En este caso las actrices protagonistas, Nora von Waldstätten y Ursula Strauss, serían unas serias candidatas al premio de interpretación femenina, aunque ello supusiese destacar una mediocridad como October November.

Si en la anterior crónica hablábamos de Las Brujas de Zugarramurdi como la película evento, por ser la que ha movido a más gente de su reparto y por estar hasta en la sopa, en esta vamos a hablar de la que probablemente, junto con La Vida de Adele, era la cinta más esperada por todo el mundo en vista a las críticas recibidas: Gravity, del mexicano Alfonso Cuarón, que cuenta en esta odisea espacial una agobiante historia de supervivencia interpretada por George Clooney y Sandra Bullock, quien nunca había estado mejor en una película.
El filme se abre con un plano secuencia de quince minutos, donde podemos ver cómo trabajan los astronautas hasta que se produce el accidente que desencadena la película. Desde ese momento hasta los títulos de créditos finales, la cinta es una autentica montaña rusa que esconde algunos trucos para reinventarse y no caer en el aburrimiento. Cuarón ha construido una autentica atracción de feria concebida para disfrutarse 100% en 3D (siendo yo el primer detractor de este sistema) y en un cine con la pantalla más grande posible. Y si la película a nivel técnico es impresionante, la dirección de Cuarón no hace más que sumar puntos a esta maravillosa experiencia audiovisual, con planos secuencia y un montaje excelente que hace que te metas tan dentro de la película que llegas a dudar de si eres uno más en este survival film.
Habrá que ver como resiste los revisionados, pero se ve que ninguno de los asistentes al pase pensó en eso: solo se dedicaron a aplaudir y a gritar “¡Bravo!” mientras salían los títulos de crédito. Y eso en un pase de prensa no lo había visto yo en ninguno de los siete años que llevo viniendo al Zinemaldia.
En la siguiente crónica hablaremos de dos películas de sección oficial que huelen a premio y de la polémica creada en torno a la gran triunfadora de Sundance 2013, Fruitvale Station. Hasta entonces nos vemos en los cines.
@charlyr2d2

A pesar de ir sobre aviso (la película es la peor recibida en la votación del público), lo visto en pantalla supera todo lo que habíamos escuchado sobre ella. Gilliam, que ya nos tiene acostumbrados a sus excesos, nos muestra un futuro en el que los empleados realizan sus trabajos a cambio de recompensas, algo parecido a lo que ya pudimos ver en el capitulo 15 Millones de Méritos de la serie Black Mirror. Y utiliza ese futuro para criticar el consumismo y la sociedad individualizada actual, donde las relaciones personales se realizan casi más a menudo a distancia que cara a cara. Todo esto vertebrado alrededor de la teoría del caos, el universo y la nada.
El punto de partida es fantástico y visualmente Gilliam vuelve a sorprender, pero el tono de la película, usando humor absurdo y excéntrico, no beneficia al mensaje, además de llegar a ser bastante sonrojante en algunas ocasiones. Lo mejor de la cinta es ver a Christoph Waltz en un papel mucho más comedido y en mi opinión bastante más merecedor de un premio Oscar que el que recibió por Django Desencadenado. Aunque la que puede presumir de tener el momento WTF! del año es Tilda Swinton, simplemente sin palabras.
La película divaga en exceso y acaba por dejar demasiado diluidos los buenos momentos que tiene. Quizás por el sentimiento de que en el fondo había un buen material o porque a Gilliam se le tiene cariño, el filme ha sido recibido con silencio absoluto al acabar la proyección, cuando lo normal es que hubiese sonado algún silbido.

Más fotos en la galería de fotos del 61 Festival de Cine de San Sebastián
Ya en el día de hoy, en la Sección Oficial hemos podido ver dos películas de ritmo pausado pero con contenidos y resultados totalmente diferentes. La primera de ellas ha sido Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, en la que Antonio de la Torre interpreta, en un papel que le podría valer la Concha de Plata y un futuro Goya, a un sastre granadino que tiene la curiosa afición de asesinar y comerse a las mujeres.
Martín Cuenca dirige de una manera elegante y pausada, con una cuidadísima fotografía, una película que en el fondo y a pesar de lo macabro de la idea es una bonita historia de amor, donde se pueden ver influencias del cine de Michael Haneke (con una violencia fuera de campo que provoca que el espectador vea sin que se muestre) e incluso de Zodiac de David Fincher, sobre todo en su brillante escena inicial. Es una cinta que, a pesar de no ser cómoda de ver por ser fría, distante y aséptica, crece en la memoria con el paso de las horas tras ser vista.
A pesar del estado de shock en que nos hemos quedado gran parte de los espectadores, ha habido bastantes aplausos y De la Torre suena fuerte para hacerse con el premio, aunque para ello tendrá que pelear con la polarización de opiniones que está generando la cinta.

La segunda película en competición del día ha sido la austríaca October November, del director Götz Spielmann. Es muy difícil hablar sobre una película en las que las escenas van pasando y ni se desarrollan tramas, ni los personajes evolucionan y que al terminar la proyección solo sientes que has perdido dos horas de tu vida.
La cinta cuenta cómo dos hermanas que se criaron juntas en un hotel de los Alpes, ya cerrado, coinciden después de muchos años en el lugar de la infancia de ambas. Aunque al principio agradecen estar juntas, el paso de los días y la enfermedad de su padre hará resurgir las diferencias que les han inculcado sus diferentes crecimientos vitales. En esta descripción todo suena mucho más interesante de lo que es en realidad, una cinta realmente aburrida, que ha tenido bastantes abandonos de la sala y que ha sido recibida con un silencio sepulcral al terminar la proyección.
Sin embargo, en estos festivales nunca se sabe, y la película peor recibida por el público y prensa puede acabar llevándose premios. En este caso las actrices protagonistas, Nora von Waldstätten y Ursula Strauss, serían unas serias candidatas al premio de interpretación femenina, aunque ello supusiese destacar una mediocridad como October November.

Si en la anterior crónica hablábamos de Las Brujas de Zugarramurdi como la película evento, por ser la que ha movido a más gente de su reparto y por estar hasta en la sopa, en esta vamos a hablar de la que probablemente, junto con La Vida de Adele, era la cinta más esperada por todo el mundo en vista a las críticas recibidas: Gravity, del mexicano Alfonso Cuarón, que cuenta en esta odisea espacial una agobiante historia de supervivencia interpretada por George Clooney y Sandra Bullock, quien nunca había estado mejor en una película.
El filme se abre con un plano secuencia de quince minutos, donde podemos ver cómo trabajan los astronautas hasta que se produce el accidente que desencadena la película. Desde ese momento hasta los títulos de créditos finales, la cinta es una autentica montaña rusa que esconde algunos trucos para reinventarse y no caer en el aburrimiento. Cuarón ha construido una autentica atracción de feria concebida para disfrutarse 100% en 3D (siendo yo el primer detractor de este sistema) y en un cine con la pantalla más grande posible. Y si la película a nivel técnico es impresionante, la dirección de Cuarón no hace más que sumar puntos a esta maravillosa experiencia audiovisual, con planos secuencia y un montaje excelente que hace que te metas tan dentro de la película que llegas a dudar de si eres uno más en este survival film.
Habrá que ver como resiste los revisionados, pero se ve que ninguno de los asistentes al pase pensó en eso: solo se dedicaron a aplaudir y a gritar “¡Bravo!” mientras salían los títulos de crédito. Y eso en un pase de prensa no lo había visto yo en ninguno de los siete años que llevo viniendo al Zinemaldia.
En la siguiente crónica hablaremos de dos películas de sección oficial que huelen a premio y de la polémica creada en torno a la gran triunfadora de Sundance 2013, Fruitvale Station. Hasta entonces nos vemos en los cines.
@charlyr2d2