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Zinemaldia 2013. Día 3. Películas a medio gas
Carlos Fernández, 23/09/2013
Quizás una de las frases más repetidas por las personas que cubren un certamen de cine es que “los festivales son el peor sitio para disfrutar de una película”. Y es que, quitando el hecho de poder vivir la experiencia de ver una cinta rodeado de toda la parafernalia que conlleva el festival, en algunas ocasiones no compensa con el hecho de tener que prestar atención a otro título cuando todavía tienes un filme en la cabeza.
Así que, todavía con la hipnótica Enemy en la cabeza, el festival sigue su curso y hoy han entrado dos nuevas películas a competición.
La primera de ellas ha sido Le Week-End, una comedia dramática sobre una pareja de sesentones en crisis que viajan un fin de semana a París para revivir viejos momentos de su juventud y así avivar la llama del amor. Al que esta descripción le suene a la trilogía 'Antes de…' de Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy no va nada desencaminado: podríamos estar hablando de una cuarta entrega, con más tendencia a la comedia en sus primeros 20 minutos, tras los cuales la cinta se vuelve previsible, suena a ya vista y la frescura de su inicio se va perdiendo a lo largo del resto del metraje, para acabar salvándose por el buen trabajo de Jim Broadbent y Lindsay Duncan, que se posicionan como claros candidatos la Concha de Plata en categoría actoral.
Roger Michell dirige con eficacia en un género que domina con soltura, el mayor problema se encuentra en un guion descompensado en ritmo y en tono. Pierde el toque de comedia demasiado pronto y el desarrollo de personajes se vuelve previsible, hasta cerca del final donde la película recupera el vuelo, con homenaje a Jean-Luc Godard y su Banda Aparte, para conseguir no ser un completo fracaso. La prensa la ha recibido con cierta frialdad y con tímidos aplausos al terminar la proyección.
La segunda película a competición del día ha sido Mon âme par toi guérie, del director francés François Dupeyron, que regresa a San Sebastián catorce años después de recibir la Concha de Oro por ¿Qué es la Vida?. El filme gira en torno a Fredi, quien tras la muerte de su madre descubre que le ha transmitido un poder de curación del que él no quiere hacer uso. Pero un accidente le hará replantearse su forma de ver la vida.
La película tiene un planteamiento interesante y la primera hora es muy notable, pero una vez hecha toda presetnación y en medio del desarrollo de los personajes, y cuando las líneas de la historias ya están trazadas, el filme en vez de empezar a cerrarse abre nuevas líneas argumentales y se olvida completamente de las que llevaba abiertas en ese momento, un autentico despropósito que hace perder el interés y que además alarga en exceso la duración de la cinta.
A pesar de ello, la película cuenta con todos los elementos para ser premiada: técnicamente es notable, tiene un director reconocido detrás, tiene unas buenas actuaciones y, sobre todo, no va a gustar a la gran mayoría, ya que la proyección ha terminado con muy pocos aplausos en el pase de prensa y bastantes comentarios negativos a la salida del cine.
Ayer además se proyectó la 'película evento', la cinta que hace que los cazadores de fotos y autógrafos salgan a la calle, del festival. Este año el honor a recaído en Álex de la Iglesia, que ha presentado en sección oficial fuera de competición Las Brujas de Zugarramurdi acompañado de todos los actores del filme.
La película es un buen divertimento en el que dos atracadores, el hijo de uno de ellos y dos rehenes en su huida a Francia tras atracar una tienda de Compro Oro en la Plaza del Sol de Madrid, acaban atrapados en un pueblo a merced de tres brujas que buscan al 'elegido' que les ayude a dominar el mundo. Aunque en el fondo toda la película es una excusa para tratar la guerra de sexos entre hombres y mujeres.
Hay que destacar en el reparto a Mario Casas y Hugo Silva en unos papeles bastante alejados a lo que nos tienen acostumbrados, y que demuestran que si tienen a alguien que sepa dirigirles correctamente, se les puede sacar mucho más de lo que hasta ahora habían demostrado en las películas en las que habían participado. Y, sobre todo, a Carmen Maura, flamante Premio Donostia, que consigue hacerse dueña del filme desde que aparece en el segundo acto de la película hasta el final de la misma. Pese a que tiene un arranque potentísimo, con el que Álex sigue demostrando que es el director español que mejor rueda escenas de acción, con el paso de los minutos la cinta va perdiendo algo de fuelle, aunque termina antes de que pueda resultar aburrida. La proyección ha terminado entre aplausos tanto en los pases de prensa como de público, y aunque haya algún comentario negativo, parece ser unánime el sentimiento que es la mejor película de Álex en mucho tiempo.
Para terminar el día hemos asistido al pase de un fijo en el festival de San Sebastián en cualquiera de sus secciones y que es una apuesta segura si se quiere disfrutar de buen cine.
Hirokazu Koreeda presentó ayer en la sección perlas, y tras haber recibido el Gran Premio del Jurado de Cannes, De tal Padre, tal Hijo, una cinta sobre las relaciones paterno-filiales que empieza cuando dos familias, muy diferentes entre sí, son informadas después de 6 años que sus hijos se intercambiaron en el hospital al nacer. Las familias deberán llegar a un acuerdo para volver a intercambiarse los niños, o por el contrario seguir con su vida normal.
Ante este dilema moral, Koreeda plantea una película que gira en torno a la lucha interna de los protagonistas entre los sentimientos y lo que llaman en la película la “fuerza de la sangre”, según la cual los hijos a medida que crezca se irán pareciendo cada vez más a sus padres biológicos. El director japonés vuelve a regalarnos una autentica maravilla, donde los sentimientos y emoción se transmiten en cada fotograma, haciendo imposible no acabar llorando al finalizar la película. Y así, todavía con lágrimas en los ojos, todo el público de la sala se ha puesto en pie para ovacionar a Koreeda.
Con una gran satisfacción terminó el tercer día del festival. En la próxima crónica repasaremos, entre otras, una de las películas que más palos está recibiendo en Donostia: The Zero Theorem de Terry Gilliam. Pero hasta entonces, nos vemos en los cines.
@charlyr2d2
Así que, todavía con la hipnótica Enemy en la cabeza, el festival sigue su curso y hoy han entrado dos nuevas películas a competición.
La primera de ellas ha sido Le Week-End, una comedia dramática sobre una pareja de sesentones en crisis que viajan un fin de semana a París para revivir viejos momentos de su juventud y así avivar la llama del amor. Al que esta descripción le suene a la trilogía 'Antes de…' de Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy no va nada desencaminado: podríamos estar hablando de una cuarta entrega, con más tendencia a la comedia en sus primeros 20 minutos, tras los cuales la cinta se vuelve previsible, suena a ya vista y la frescura de su inicio se va perdiendo a lo largo del resto del metraje, para acabar salvándose por el buen trabajo de Jim Broadbent y Lindsay Duncan, que se posicionan como claros candidatos la Concha de Plata en categoría actoral.
Roger Michell dirige con eficacia en un género que domina con soltura, el mayor problema se encuentra en un guion descompensado en ritmo y en tono. Pierde el toque de comedia demasiado pronto y el desarrollo de personajes se vuelve previsible, hasta cerca del final donde la película recupera el vuelo, con homenaje a Jean-Luc Godard y su Banda Aparte, para conseguir no ser un completo fracaso. La prensa la ha recibido con cierta frialdad y con tímidos aplausos al terminar la proyección.
La segunda película a competición del día ha sido Mon âme par toi guérie, del director francés François Dupeyron, que regresa a San Sebastián catorce años después de recibir la Concha de Oro por ¿Qué es la Vida?. El filme gira en torno a Fredi, quien tras la muerte de su madre descubre que le ha transmitido un poder de curación del que él no quiere hacer uso. Pero un accidente le hará replantearse su forma de ver la vida.
La película tiene un planteamiento interesante y la primera hora es muy notable, pero una vez hecha toda presetnación y en medio del desarrollo de los personajes, y cuando las líneas de la historias ya están trazadas, el filme en vez de empezar a cerrarse abre nuevas líneas argumentales y se olvida completamente de las que llevaba abiertas en ese momento, un autentico despropósito que hace perder el interés y que además alarga en exceso la duración de la cinta.
A pesar de ello, la película cuenta con todos los elementos para ser premiada: técnicamente es notable, tiene un director reconocido detrás, tiene unas buenas actuaciones y, sobre todo, no va a gustar a la gran mayoría, ya que la proyección ha terminado con muy pocos aplausos en el pase de prensa y bastantes comentarios negativos a la salida del cine.
Ayer además se proyectó la 'película evento', la cinta que hace que los cazadores de fotos y autógrafos salgan a la calle, del festival. Este año el honor a recaído en Álex de la Iglesia, que ha presentado en sección oficial fuera de competición Las Brujas de Zugarramurdi acompañado de todos los actores del filme.
La película es un buen divertimento en el que dos atracadores, el hijo de uno de ellos y dos rehenes en su huida a Francia tras atracar una tienda de Compro Oro en la Plaza del Sol de Madrid, acaban atrapados en un pueblo a merced de tres brujas que buscan al 'elegido' que les ayude a dominar el mundo. Aunque en el fondo toda la película es una excusa para tratar la guerra de sexos entre hombres y mujeres.
Hay que destacar en el reparto a Mario Casas y Hugo Silva en unos papeles bastante alejados a lo que nos tienen acostumbrados, y que demuestran que si tienen a alguien que sepa dirigirles correctamente, se les puede sacar mucho más de lo que hasta ahora habían demostrado en las películas en las que habían participado. Y, sobre todo, a Carmen Maura, flamante Premio Donostia, que consigue hacerse dueña del filme desde que aparece en el segundo acto de la película hasta el final de la misma. Pese a que tiene un arranque potentísimo, con el que Álex sigue demostrando que es el director español que mejor rueda escenas de acción, con el paso de los minutos la cinta va perdiendo algo de fuelle, aunque termina antes de que pueda resultar aburrida. La proyección ha terminado entre aplausos tanto en los pases de prensa como de público, y aunque haya algún comentario negativo, parece ser unánime el sentimiento que es la mejor película de Álex en mucho tiempo.
Para terminar el día hemos asistido al pase de un fijo en el festival de San Sebastián en cualquiera de sus secciones y que es una apuesta segura si se quiere disfrutar de buen cine.
Hirokazu Koreeda presentó ayer en la sección perlas, y tras haber recibido el Gran Premio del Jurado de Cannes, De tal Padre, tal Hijo, una cinta sobre las relaciones paterno-filiales que empieza cuando dos familias, muy diferentes entre sí, son informadas después de 6 años que sus hijos se intercambiaron en el hospital al nacer. Las familias deberán llegar a un acuerdo para volver a intercambiarse los niños, o por el contrario seguir con su vida normal.
Ante este dilema moral, Koreeda plantea una película que gira en torno a la lucha interna de los protagonistas entre los sentimientos y lo que llaman en la película la “fuerza de la sangre”, según la cual los hijos a medida que crezca se irán pareciendo cada vez más a sus padres biológicos. El director japonés vuelve a regalarnos una autentica maravilla, donde los sentimientos y emoción se transmiten en cada fotograma, haciendo imposible no acabar llorando al finalizar la película. Y así, todavía con lágrimas en los ojos, todo el público de la sala se ha puesto en pie para ovacionar a Koreeda.
Con una gran satisfacción terminó el tercer día del festival. En la próxima crónica repasaremos, entre otras, una de las películas que más palos está recibiendo en Donostia: The Zero Theorem de Terry Gilliam. Pero hasta entonces, nos vemos en los cines.
@charlyr2d2