Venezia 2024. Comentarios tras una edición histórica

Los festivales siempre son un trajín de idas y venidas, de cuadrar horarios. De mal comer y peor dormir. Seguro que esto lo habéis leído en alguna crónica de cualquiera de los festivales cubiertos por CINEOL Cuando te llevas un buen puñado de películas interesantes y alguna que te haya gustado mucho, que suele ser lo habitual, el certamen ha valido la pena. Si además reconoces en alguna de las cintas vistas una obra, no diremos perfecta, pero sí de esas que saben que se van a convertir en referencias de tu cinefilia, eso ya es un “buen festival”. Y ya, si gana el premio gordo un director referencial en tu amor por el cine, ya lo puedes calificar de memorable.

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA 81ª EDICIÓN DEL CERTAMEN VENECIANO

Sobre la competición oficial poco que añadir a lo que ya os hemos comentado estos días. Pero sí hay alguna reflexión a hacer. Por ejemplo, sobre la no presencia de Netflix. Es cierto que resta algo del interés por “las alfombras rojas”, que al final es lo menos importante y lo que más repercusión tiene. Sin embargo ha despejado el camino a otras producciones. Está clara la querencia de los certámenes europeos por las estrellas de Hollywood. La presencia de algo tan pequeño, desde el punto de vista cinematográfico, como Wolfs es prueba de ello. Ni siquiera fuera de concurso se justifica su presencia en la Sección Oficial si no es porque Brad Pitt y George Clooney te aseguran portadas. 

También es cierto que desconocemos las presiones que reciben los comités de selección, pero solo con la amenaza de poner una bomba en la Sala Darsena se entiende que fuera L'orto americano (Pupi Avati) la película seleccionada para la clausura. También fuera de concurso (de repente Wolfs no parece tan mala). Relacionado con esto, Joker: Folie à Deux se puede ver como el caballo de troya de esta edición. Tiene estrella (Lady Gaga), viene de estar multinominada y de arrasar en taquilla. No sabemos aún si lo de Todd Phillips es un suicidio o una genialidad. Sea como sea, también se hablará mucho de ella cuando empiece su andadura en salas comerciales. 

Ha llamado la atención el nivel de las películas italianas en competición. Especialmente Queer (Luca Guadagnino) y Vemiglio (Maura Delpero). Y al contrario de lo que parece indicar el palmarés, también la llama lo poco inspirado que ha estado el cine francés presente en El Lido (con la maravillosa excepción de Mouret, claro). Y sí, hablemos del palmarés. 

Muy acertado en los premios a las películas. Tanto el León de Oro, como el León de Plata - Gran Premio del Jurado y el Premio Especial del Jurado han ido a parar a películas que han gustado. Lo mismo sucede con la Mejor Dirección. Puede que The room next door no sea una obra incontestable, pero lo cierto es que resulta menos divisiva que otras premiadas, como The Brutalist o April. Y si pensamos en el componente comercial, en salas es más fácil vender la película de Almodóvar que la de Kulumbegashvili. Cabía la posibilidad de que, en el caso de división de opiniones en el jurado, la ganadora fuera Vermiglio. Y aunque es una obra de una factura impecable, en conjunto es un producto más clásico. Y no deja de ser la tercera producción de su directora, a la que habrá que seguir con atención. Más discutibles los premios de interpretación, sobre todo los que se han ido en Francia. Y puede que lo menos sorprendente de Ainda estou aqui sea su guion. Muchos opinamos que se ha perdido la oportunidad de premiar a Fernanda Torres. Y a Adrien Brody. O a Daniel Craig. O a Harris Dickinson. Cuestión de gustos y de equilibrios de los jurados, claro. En cuanto a Orizzonti, no la vimos completa, pero tanto Marco como la ganadora del premio al mejor largometraje, la rumana The New Year That Never Came (Bogdan Mureșanu) dejaron buen sabor de boca.

Quedan apuntadas varias series que han tenido buena recepción, o cuyos responsables suelen interesarnos. También esas películas que había que descartar “porque todo no se puede”. Así que en conjunto, buena edición y buen palmarés. Y la sensación de que ya era hora de que Almodóvar se hiciera con el botín.