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Seminciando 2011, Día 2: Familias y clases sociales
José Hernández, 24/10/2011
Las nubes cubrieron el cielo pero solo descargaron tímidamente y se han marchado, dejando un sol espléndido que huele a invierno. Y aparte de no caer agua, lo que tampoco aparece por ningún lado es una conexión wifi decente: ni la red pública vallisoletana ni la presunta conexión de mi hotel funcionan, y el resto están protegidas. Con lo cual, una vez más, a depender de la sala de prensa del Teatro Calderón. Que funciona a la perfección, pero es un viaje que podría ahorrarme para tener los artículos a tiempo. No es de extrañar que ya ande falto de sueño, y eso que solo ha comenzado esto. Transfusiones de cafeína en tres, dos, uno...
Pero vayamos, como siempre, a las películas de esta segunda jornada de la Seminci.

Empecemos por la sección paralela, Punto de Encuentro, ya que en ella se encuentra la película que mejor define el título de este artículo y el tema recurrente de la jornada. The House (
) es la primera prueba tangible que tengo de que en Eslovaquia se ruedan películas. Es una pena que dentro de unos años ya no me vaya a acordar de este dato. No es que el filme sea malo, en absoluto: es un competente y más que correcto drama sobre un padre a la vieja usanza y unas hijas agobiadas por sus exigencias cuando ellas tienen sus propios planes con su vida. El problema es que con toda su corrección formal y actoral, no destaca en nada especialmente. Se ve, se asume, y ya está. No tiene una profundidad ni un impacto emocional suficiente para que perdure, ni hay momentos que se claven en la memoria. De hecho, el último tramo de la cinta, con tal de llegar a alguna clase de catarsis, es un tanto deslavazado e incluso algo incoherente con lo mostrado por los personajes. No lo suficiente como para perjudicar el filme, pero justo en el momento en el que debería pegar el subidón y morderte de verdad, se desinfla y no llega a nada en particular, quedándose solo en una cinta correcta y pausada.

Por su parte, Stealing Summers (
) es una de esas películas de robos donde el atraco es solo el macguffin para analizar a los personajes. Dirigida por el español David Martín-Porras, trata la historia de dos amigos norteamericanos que planean un golpe en Buenos Aires aprovechando que se juega el superclásico Boca-River, y con la colaboración de una seductora y ambigua mujer. Se nota que el filme es una ópera prima, ya que acusa cierta falta de fluidez en su desarrollo, pero es lo suficientemente interesante como para pensar que el director puede ser un valor a seguir. Su mayor fortaleza es la forma en la que plasma la amistad entre los dos protagonistas, llena de complicidad y de historias vividas, pero también de acusaciones y viejas cuitas que salen a la luz ocasionalmente. Esa dinámica compleja, en la que además se apuntan conflictos de clase social y de sus respectivas familias, es lo más interesante de la cinta junto a la presencia de Sophie Auster, que le da un aire enigmático a su femme fatale, tan inocente como sexual, tan calculadora como frágil, todo al mismo tiempo. Por contra, cuando entra en los detalles del golpe, en su desarrollo o sobre todo en el atraco en sí, el filme hace aguas: inverosímil, ilógico en ocasiones y sin garra ninguna para crear suspense, lo que hace que termine con una nota amarga. Tampoco se entiende el uso de flash forwards, que lejos de aumentar el misterio de lo sucedido, consiguen desvelarte el final desde la primera escena sin que haga falta mucho esfuerzo deductivo.

Entrando ya en la Sección Oficial, las cosas empeoran con la israelí Restoration (
), una cinta aburrida y sin nada que contar, y además rodada de forma desangelada, sin que haya una expresividad formal que justifique su fealdad estética y técnica. Se trata de un drama sobre un restaurador de antigüedades que, al morir su socio, intenta mantener a flote el negocio con la ayuda de un joven aprendiz (interpretado por un actor de la escuela de Paul Walker, que parece elegido exclusivamente para las nenas). La cinta nunca despega en ningún sentido, porque nunca llega a desarrollar con solidez ninguna de las líneas argumentales que apunta. De hecho, la conjunción de estas es tan caótica que queda deslavazada, apuntando momentos aislados de sinceridad o de una historia digna de contar que quedan diluidos entre escenas superfluas, subtramas que no van a ningún lado (la 'investigación' del anticuario sobre la muerte de su amigo, que no viene a cuento ni aporta nada), historias que quedan en el aire sin saber por qué se ha preocupado el realizador en contarlas y, en general, una falta de interés por lo que cuenta que la falta de pericia del director nunca es capaz de combatir con efectividad. Es posiblemente lo peor que se ha visto hasta ahora en el festival.

No es mucho mejor la polaca In Darkness (
), enésima revisión del Holocausto judío que cuenta la historia de un hombre que ayudó a un grupo de judíos a escapar de la matanza nazi ocultándolos en las alcantarillas de la ciudad. A su excesivo metraje (dos horas y media de las que sobran al menos 45 minutos para contar lo que cuenta) se une el hecho de que sigue todos los tópicos de este tipo de cinta, resultando previsible a cada momento. Tampoco ayuda que el grupo de judíos sean al parecer los más tontos del gueto, con un instinto de supervivencia prácticamente nulo: hacen ruido, son unos quejicas, no saben pasar desapercibidos, se pierden constantemente porque salen a explorar, les da por probar suerte en la superficie mientras están matando a gente indiscriminadamente, se les va la cabeza sin ton ni son... Y su salvador tampoco es mucho más brillante, ojo. Está tan claro que todo esto son mecanismos artificiosos del guion para crear conflicto, peligro y emoción, sacrificando para ello la lógica interna de la situación, que es casi imposible entrar en la película, manteniendo una distancia prudencial por pura indignación con los protagonistas. Y es una pena, porque hay momentos muy brillantes, tanto visual como narrativamente, y porque la sensación de agobio por estar enclaustrados en la oscuridad merecía un mejor tratamiento, quizás encerrando la propia cinta con los judíos todo el tiempo en lugar de pasar tanto metraje fuera. Preocuparse más por el héroe histórico es, en este caso, contraproducente: lo hemos visto ya mil veces y no explora los enfoques más interesantes de la historia.

La última película del día a competición fue la mejor, aunque también la más frustrante, por lo que podría haber sido cortando unos pocos minutos: El Niño de la Bicicleta (
), la última obra de los hermanos Dardenne. A través de las peripecias de un niño abandonado por su padre que entra en la tutela de una voluntariosa peluquera, los belgas presentan una película auténticamente descorazonadora, en donde los personajes buscan amores no correspondidos y rechazan los que les ofrecen. El niño protagonista acaba cayendo en una espiral autodestructiva precisamente por intentar cubrir sus necesidades afectivas en donde no debe, rechazando lo bueno para descargar toda su ira con lo malo. No se trata de una obra maestra, sino de una pequeña gran película sobre la soledad y la familia que hubiese quedado infinitamente mejor sin esos últimos diez minutos, en los que los directores quieren machacar tanto el mensaje que no se permiten la posibilidad de la redención (con apuntes que ya bastaban para ver que la situación no era la ideal), y quieren acabar de manera deprimente para que te des cuenta de que vivimos en una sociedad de mierda en donde todos son culpables. No le hacía ninguna falta una conclusión así, que frente a la autenticidad del filme suena a hueca e impostada, a cierre pesimista para que sus seguidores no crean que se han vuelto blandos.
Eso es todo por el segundo día. Esperemos que la Sección Oficial despunte en las próximas jornadas.
Pero vayamos, como siempre, a las películas de esta segunda jornada de la Seminci.

Empecemos por la sección paralela, Punto de Encuentro, ya que en ella se encuentra la película que mejor define el título de este artículo y el tema recurrente de la jornada. The House (


Por su parte, Stealing Summers (


Entrando ya en la Sección Oficial, las cosas empeoran con la israelí Restoration (


No es mucho mejor la polaca In Darkness (


La última película del día a competición fue la mejor, aunque también la más frustrante, por lo que podría haber sido cortando unos pocos minutos: El Niño de la Bicicleta (

Eso es todo por el segundo día. Esperemos que la Sección Oficial despunte en las próximas jornadas.