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Fallece Philip Seymour Hoffman
José Hernández, 03/02/2014
Todos querríamos que la noticia fuese falsa, porque se trata de uno de los mejores, si no el mejor, actor de su generación. Y sin embargo, todo lo que hemos oído y leído esta tarde de domingo al respecto es cierto: Philip Seymour Hoffman ha muerto a los 46 años. El actor estadounidense fue hallado sin vida por la Policía en su apartamento de Nueva York, y según fuentes policiales, parece tratarse de una sobredosis de droga.
Hoffman ya tuvo problemas de abuso de sustancias en el pasado, ingresando varias veces en centros de desintoxicación. La última, el año pasado. Él mismo había reconocido estos problemas, llegando incluso a afirmar que, si el éxito y el dinero le hubiese llegado con la inconsciencia de los 19 años, como a otros actores, habría muerto antes de cumplir 30.
Nos deja así un actor de talla descomunal. Ganador del Oscar por Truman Capote y nominado como mejor secundario en tres ocasiones (La Guerra de Charlie Wilson, La Duda y The Master, esta última el año pasado), su filmografía está llena de interpretaciones memorables y una variedad de registros y géneros que desarma. Igual le daba comedia (Y entonces llegó ella), drama (La Última Noche), cine de acción (Misión: Imposible III), ciencia ficción (Los Juegos del Hambre. En Llamas), thriller (El Talento de Mr. Ripley) o cine noir (Antes que el diablo sepa que has muerto), se desenvolvía con perfecta soltura en todos los ambientes.
Podía interpretar con la misma convicción a un niño rico baboso (Esencia de mujer), a un inocente discapacitado mental (Boogie Nights), a un mafioso cabrón (Embriagado de Amor), a un bondadoso enfermero (Magnolia), a un canalla encantador (Radio Encubierta), a un enfermizo oficinista (Happiness), a un estirado secretario (El Gran Lebowski), a un curtido periodista (Casi Famosos), a un ambicioso músico (El Último Concierto), a un maquiavélico asesor de campaña (Los Idus de Marzo) o a un homosexual travestido (Nadie es Perfecto).
Se movía con la misma elegancia y poderío en el cine indie (La Familia Savages) que en el blockbuster (Twister), en el cine de Hollywood (Moneyball) que en el de los autores más experimentales (Synecdoche, New York), con directores reconocidos (State and Main) o con talentos emergentes (Owning Mahowny). Incluso hizo sus pinitos tras las cámaras, con el drama Jack Goes Boating.
Su gran pérdida, un mazazo para todos los cinéfilos, nos deja todavía un par de proyectos que verán la luz en los próximos meses y que, aunque solo sea un poquito, nos aplacarán esta nube negra en el corazón que nos ha dejado su marcha. En Sundance se estrenaron dos de esas películas, el drama God's Pocket, de John Slattery, y el thriller A Most Wanted Man, de Anton Corbijn, aunque tristemente ninguna de las dos despertó mucho entusiasmo en Park City. Más delicada es la situación de los dos proyectos que deja sin terminar. Por un lado, la saga de Los Juegos del Hambre: LionsGate ya ha hecho público un comunicado en el que afirma que Hoffman había rodado todas sus escenas para Sinsajo. Parte 1, y que solo le faltaba una semana para concluir en la Parte 2, por lo que afirman que la cinta no se verá afectada (aunque seguramente tendrán que modificar el guion hasta cierto punto). Peor lo tiene la serie de Showtime Happyish, una comedia de la que había rodado el piloto y la cadena había autorizado la temporada completa, que sin embargo no había comenzado aún a rodarse. Si no se vuelve a rodar el piloto con otro actor, es posible que la serie se quede en este capítulo.
Es una pena, pues, que ya no nos quede por ver ninguna interpretación de primera categoría de este genio del séptimo arte. Sin embargo, nos ha dado tanto a lo largo de sus 22 años de carrera, que solo podemos decir: gracias por todo, maestro, y descanse en paz.
Hoffman ya tuvo problemas de abuso de sustancias en el pasado, ingresando varias veces en centros de desintoxicación. La última, el año pasado. Él mismo había reconocido estos problemas, llegando incluso a afirmar que, si el éxito y el dinero le hubiese llegado con la inconsciencia de los 19 años, como a otros actores, habría muerto antes de cumplir 30.
Nos deja así un actor de talla descomunal. Ganador del Oscar por Truman Capote y nominado como mejor secundario en tres ocasiones (La Guerra de Charlie Wilson, La Duda y The Master, esta última el año pasado), su filmografía está llena de interpretaciones memorables y una variedad de registros y géneros que desarma. Igual le daba comedia (Y entonces llegó ella), drama (La Última Noche), cine de acción (Misión: Imposible III), ciencia ficción (Los Juegos del Hambre. En Llamas), thriller (El Talento de Mr. Ripley) o cine noir (Antes que el diablo sepa que has muerto), se desenvolvía con perfecta soltura en todos los ambientes.
Podía interpretar con la misma convicción a un niño rico baboso (Esencia de mujer), a un inocente discapacitado mental (Boogie Nights), a un mafioso cabrón (Embriagado de Amor), a un bondadoso enfermero (Magnolia), a un canalla encantador (Radio Encubierta), a un enfermizo oficinista (Happiness), a un estirado secretario (El Gran Lebowski), a un curtido periodista (Casi Famosos), a un ambicioso músico (El Último Concierto), a un maquiavélico asesor de campaña (Los Idus de Marzo) o a un homosexual travestido (Nadie es Perfecto).
Se movía con la misma elegancia y poderío en el cine indie (La Familia Savages) que en el blockbuster (Twister), en el cine de Hollywood (Moneyball) que en el de los autores más experimentales (Synecdoche, New York), con directores reconocidos (State and Main) o con talentos emergentes (Owning Mahowny). Incluso hizo sus pinitos tras las cámaras, con el drama Jack Goes Boating.
Su gran pérdida, un mazazo para todos los cinéfilos, nos deja todavía un par de proyectos que verán la luz en los próximos meses y que, aunque solo sea un poquito, nos aplacarán esta nube negra en el corazón que nos ha dejado su marcha. En Sundance se estrenaron dos de esas películas, el drama God's Pocket, de John Slattery, y el thriller A Most Wanted Man, de Anton Corbijn, aunque tristemente ninguna de las dos despertó mucho entusiasmo en Park City. Más delicada es la situación de los dos proyectos que deja sin terminar. Por un lado, la saga de Los Juegos del Hambre: LionsGate ya ha hecho público un comunicado en el que afirma que Hoffman había rodado todas sus escenas para Sinsajo. Parte 1, y que solo le faltaba una semana para concluir en la Parte 2, por lo que afirman que la cinta no se verá afectada (aunque seguramente tendrán que modificar el guion hasta cierto punto). Peor lo tiene la serie de Showtime Happyish, una comedia de la que había rodado el piloto y la cadena había autorizado la temporada completa, que sin embargo no había comenzado aún a rodarse. Si no se vuelve a rodar el piloto con otro actor, es posible que la serie se quede en este capítulo.
Es una pena, pues, que ya no nos quede por ver ninguna interpretación de primera categoría de este genio del séptimo arte. Sin embargo, nos ha dado tanto a lo largo de sus 22 años de carrera, que solo podemos decir: gracias por todo, maestro, y descanse en paz.