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Diario de Sitges 2013, Día 3: Seamos coherentes
José Hernández, 15/10/2013
¿Cuándo saca uno tiempo para hacer cosas normales y cotidianas durante un festival de cine? Si se te encadenan las películas como algunos días, es salir de la sala y ponerse de nuevo en la cola. Hay que pillarse un bocadillo en un puesto ambulante para ir comiendo de pie, aprender a aguantar la meada hasta el siguiente cambio de sesión, procurar no ingerir nada que te pueda dar un apretón, masticar a la velocidad del rayo las películas ya vistas para poder verter la conclusión en un artículo, aprovechar el más mínimo hueco para escribir la crónica aunque eso suponga quitarse un rato de sueño... A la mierda los ciclos circadianos y esas cosas. Si uno duerme cinco horas y mediocome tres veces al día, se puede dar con un canto en los dientes. La alternativa es ver menos películas, sacrificar algo en el planning para ir más desahogado. O sea, que no hay salida posible para un cinéfago.

La jornada de ayer no comenzó de forma especialmente brillante que digamos, porque WE ARE WHAT WE ARE (
) es, pese a su intento de construir una metáfora social, una película bastante del montón. Conste aquí que no he visto la cinta original en la que se basa, así que solo hablo de sus cualidades y problemas como obra independiente, no como adaptación (que, por lo que tengo entendido, se parece en que hay una familia caníbal y punto). No puedo por tanto opinar sobre si aporta algo o destroza el material de partida, pero dudo mucho que sea lo primero, porque el filme nunca llega a despegar. Su planteamiento resulta interesante en tanto que sitúa la historia en el contexto del fundamentalismo religioso de los rednecks de la América profunda, aparentemente civilizados pero que conservan sus brutales tradiciones de tiempos donde la supervivencia acababa con todo atisbo de moralidad. Así, lo que un día fue mera necesidad, ahora se torna liturgia destructiva, antisocial, aislante, un virus que pasa de padres a hijos y destruye el núcleo familiar. Interesante idea, pero a la hora de plasmarla carece de pasión y juega tan sobre seguro, con el ojo puesto en funcionar bien en taquilla sin que el público se escandalice mucho, que sus intenciones se quedan en mero chascarrillo. Durante su primera hora se empeña en no mencionar lo que sucede en la familia protagonista de forma explícita, una decisión cuestionable porque entorpece la elaboración de su tesis y convierte la trama en algo soso y sin interés, de ritmo inerte, carente de tensión alguna por el requisito de esquivar la confrontación. Su última media hora mejora algo y contiene algunos buenos momentos, ya que deja un poco de rienda suelta a sus instintos, pero no lo suficiente como para que la cinta supere su evidente naturaleza timorata y desvaída, veneno para las intenciones sociológicas que posee.

La gran sorpresa de la jornada para muchos (para mí menos, porque era una de las cintas que esperaba con más ganas) y una de las favoritas para irse con premio de Sitges, como mínimo a mejor guion, es COHERENCE (
), una película de ciencia ficción mindfuck que ha apasionado a crítica y público. Y no es para menos. El argumento nace en lo cotidiano: cuatro parejas de amigos con sus roces y peculiaridades normales se reúnen en una casa para cenar y divertirse. Esa noche, un cometa atraviesa el cielo a muy poca distancia de la Tierra. Poco a poco se van sucediendo fenómenos extraños: un corte de luz, los móviles que no funcionan, vasos rotos que nadie ha tocado, una casa que parece ser la única iluminada en el vecindario, una caja con fotos numeradas de todos los invitados que nadie sabe de dónde ha salido... La premisa atrapa desde el principio gracias al naturalismo de su puesta en escena, que hace que la irrupción de lo extraño provoque rupturas constantes en el flujo natural de los acontecimientos y se cree una atmósfera retorcida, opresiva, de pesadilla kafkiana. Pronto la trama comienza a complicarse y a adoptar forma de laberinto cuántico, empleando unos pocos elementos cotidianos para retorcer su significado y convertirlos en señales de distorsión de la realidad. Los roces se hacen cada vez más ásperos, los conflictos humanos chocan como partículas atómicas en un campo de fuerza, las ondas de probabilidad se cruzan unas con otras, colapsando entre sí y alterando la realidad, creando una gigantesca caja de Schröedinger que trae ecos de Primer, El Ángel Exterminador o incluso de la sensible y minimalista Otra Tierra, con la que comparte tanto el enfoque primordialmente humano e íntimo de su trama como la modestia de sus ambiciones estéticas y visuales, además de un final demoledor que pone un broche de oro a una auténtica obra maestra de la ciencia ficción sesuda, de complejidad existencial y bucles narrativos auto y retroalimentados.

También tiene un cierto aire buñueliano la holandesa BORGMAN (
), fábula excéntrica y sátira negrísima sobre los delitos íntimos de la alta burguesía. La llegada de un vagabundo a un hogar acomodado será el detonante de una serie de cambios en esta familia que acabarán sacando a la luz las miserias, hipocresías y, sobre todo, las represiones sociales y sexuales en las que viven inmersos, en una falsa felicidad que se rompe como una ramita frágil cuando llega un fuerte vendaval. Porque Borgman y sus compañeros no son exactamente humanos. La cinta nunca desvela el misterio de su verdadera naturaleza, pero ofrece las suficientes pistas para dejar claro que son lo que podríamos llamar 'criaturas mágicas', capaces de ejercer una fascinación inmediata, casi hipnótica, en las mentes más frágiles y necesitadas de una salida psicológica. Una influencia quizás perniciosa, quizás no, porque su escala de valores y sus actos divergen por completo de lo que podríamos considerar humano. Así, en el choque entre las convenciones sociales, prejuicios, prohibiciones y mecanismos de defensa, y la búsqueda del caos primigenio, la destrucción de lo corrupto y la creación de un nuevo orden, se desarrolla una brillantísima comedia negra llena de momentos surrealistas e hilarantes, extraños y brutales, con una potencia visual capaz de convertir en iconos a arrebatadoramente bellos las ideas más descabelladas y crueles, y un argumento que proporciona un material inmejorable para debates cinéfilos y análisis en profundidad. Porque el relato funciona como cuento asonante, al estilo de Canino o Alps, pero como éstas también se estructura como metáfora llena de significados puntuales y globales. El único motivo por el que no tiene esa media estrella más es porque su último tramo parece flojear respecto a la brillantez y sorpresa constante de sus primeros dos tercios.

Ya que estoy mencionando tanto a Luis Buñuel en este artículo, por qué no decir que el director aragonés hubiese sido una buena elección para coger KISS OF THE DAMNED (
) y convertirla en algo perverso, juguetón, alegórico o cuando menos interesante. Todo lo que quiere ser pero se queda muy lejos bajo la batuta de Xan Cassavetes, que intenta rescatar el estilo del cine de terror exploitation que se hacía en Europa en los años 70, especialmente en Italia, pero la fórmula solo le funciona ocasionalmente. El problema de esta película de vampiresas no es estético: aunque la labor de la realizadora es un tanto inconstante en la línea que se marca, el filme cumple de sobra tanto en el terreno visual como en el sonoro, alternando entre lo elegante y lo kitsch, empleando algunos recursos resultones y otros que se justifican por pura nostalgia cinéfila. Sin embargo, todo eso está al servicio de un culebrón doméstico sin mucho interés, una pelea de gatas entre dos hermanas, la paradita y la rebelde, que parece sacada de un episodio de Melrose Place. El guion es pobre y reiterativo, y la historia es tan pedestre que a veces parece que el vampirismo sea solo incidental para venderla en festivales fantásticos. Solo determinadas escenas ofrecen algo más allá del letargo, bien en forma de ataque colmillar (aunque poco sangrientos, todo sea dicho), bien explorando algún aspecto de la teórica realidad social de estas criaturas, de su lucha entre crear una cultura y una civilización, o abandonarse a los instintos animales que les gobiernan. Pero son eso, momentos esporádicos dentro de un producto de tercera categoría.

Y terminamos con una película recién vista, pero que es mejor sacarse ya de encima para que no coincida con las palabras mayores que se están viendo hoy en el festival: REAL (
), un drama romántico de ciencia ficción del japonés Kiyoshi Kurosawa que parece una mezcla entre Origen, Paprika, Olvídate de Mí, Línea Mortal y me cago en sus muertos, un plesiosaurio. [inspiración profunda] Vamos por partes. La película comienza bien, con una primera hora muy interesante y llena de ideas sobre un hombre que contacta con su novia en coma a través de una nueva tecnología llamada 'sensing', gracias a la cual puede introducirse en su subconsciente e intentar devolverla a la realidad. Aquí Kurosawa se maneja con soltura, guiando al espectador por una trama de sueños conceptuales, traumas ocultos, irrupciones del sueño en la realidad y demás, desarrollando la historia de forma fluida hasta el gran giro, que no se guarda para el final, sino que mete a mitad de película para poder desarrollar el nuevo planteamiento en toda su extensión. Una nueva idea que seguía siendo buena, pero que se le va de las manos completamente, cayendo en picado en una serie de estupideces, incoherencias, detalles poco trabajados (¿sabíais que Morio es un anagrama de Roomi? Pues la revelación parece que es la hostia para el director) y ñoñerías cada vez más pesadas. Todo culmina en una última media hora épica y sorprendente. Lo épico es el tamaño de la olorosa montaña de mierda que se inventa, de forma sorprendente, el japonés que hasta entonces parecía alguien con capacidad. No exagero si digo que ese tramo es lo peor que se ha visto hasta ahora en el festival, y ha provocado una desbandada cada vez que aparecía el maldito plesiosaurio, cuyas intervenciones en la trama van siendo más y más subnormales conforme avanza la historia. Los gruñidos y quejas se podían oír en toda la sala, hasta el punto que, cuando tras un fundido en negro aparece un epílogo, ha habido un suspiro general de “no, por Dios, más no” que ha derivado en aplausos de alivio al finalizar de una vez el despropósito. ¿Que cómo sé que no eran aplausos de elogio? Porque a la salida ya no cabían más papeletas en los huecos de una y dos estrellas de la urna para valorarla, pero la de cinco parecía estar vacía. Demasiado generoso he sido quizás dándole una segunda estrella por su notable comienzo, viendo hacia dónde ha llevado el director la película.
Mañana será una crónica muy jodida, llena de pajas mentales y análisis de ideas abstractas, porque el día está resultando de lo más extravagante y simbólico, y lleva pinta de seguir este ritmo durante todas las películas que faltan por proyectarse. Y eso que ya he visto A Field in England, que si no a lo mejor me explota la cabeza. Mañana informaré también sobre si ha habido que atender a alguien por culpa de la escena estroboscópica de este último filme, porque es más que probable.
@DamnedMartian

La jornada de ayer no comenzó de forma especialmente brillante que digamos, porque WE ARE WHAT WE ARE (


La gran sorpresa de la jornada para muchos (para mí menos, porque era una de las cintas que esperaba con más ganas) y una de las favoritas para irse con premio de Sitges, como mínimo a mejor guion, es COHERENCE (


También tiene un cierto aire buñueliano la holandesa BORGMAN (


Ya que estoy mencionando tanto a Luis Buñuel en este artículo, por qué no decir que el director aragonés hubiese sido una buena elección para coger KISS OF THE DAMNED (


Y terminamos con una película recién vista, pero que es mejor sacarse ya de encima para que no coincida con las palabras mayores que se están viendo hoy en el festival: REAL (

Mañana será una crónica muy jodida, llena de pajas mentales y análisis de ideas abstractas, porque el día está resultando de lo más extravagante y simbólico, y lleva pinta de seguir este ritmo durante todas las películas que faltan por proyectarse. Y eso que ya he visto A Field in England, que si no a lo mejor me explota la cabeza. Mañana informaré también sobre si ha habido que atender a alguien por culpa de la escena estroboscópica de este último filme, porque es más que probable.
@DamnedMartian