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22 FESTIVAL DE CINE ALEMAN. Resumen final
Sergio Roma, 14/11/2020
En el mes de Junio finalizó el 22º Festival del Cine Alemán, que este año se celebró en su formato online por las circunstancias en las que nos vemos, y en líneas generales nos dejó un buen sabor de boca en base a una interesante propuesta que ha combinado tanto a cineastas más o menos contrastados con otros noveles o menos conocidos, y desde cine infantil hasta el más puro thriller.
Lo más destacado sin duda fueron las óperas primas alemanas que nos dan a conocer a nuevos cineastas del panorama europeo, así como películas de autor que no han contado con la promoción habitual ni el estreno en nuestras salas de cine.
Descubrir el cine alemán como verdadero objetivo y también como no, como un ejercicio muy estimulante de disfrute de cine.
Como en cualquier Festival, no todas las propuestas han sido igual de buenas, aunque ha habido un buen puñado de pequeñas joyas y una lista de nombres a tener en cuenta de cara, quizás, a un futuro próximo.
La innovación del sistema de visionado online supuso todo un éxito de espectadores, que en la presente edición triplicó su asistencia llegando hasta los 17.000 espectadores, que han disfrutado de las películas a través de la plataforma Filmin .
El hecho de contar con el remake alemán de la española La Isla Mínima ha otorgado un pequeño lazo de unión entre ambos cines, tan diferentes ambos, pero con evidentes líneas en común en algunos aspectos.
Aunque han pasado unos meses, el resultado final fue muy interesante, y como suele ser habitual en CiNeol , vamos a hacer un repaso a las 11 propuestas que pasaron por este Festival, con especial atención a la que nos pareció la mejor película, y por el orden de su estreno.
PELICULAS
Un país libre
La película inaugural del Festival coincide con la mejor película del mismo y supone todo un homenaje a la estupenda película de Alberto Iglesias [II], La Isla Mínima, desde una perspectiva política diferente, pero manteniendo algunos de los elementos esenciales de aquella película española, incluyendo los característicos planos desde el cielo, tan espectaculares, casi una marca de la casa de aquella película.
Tenemos también una pareja de inspectores muy distintos ambos y un caso que resolver, y ambos aspectos, la relación entre ellos y el propio caso se exponen con interés, con la sobriedad que se requiere y con aspecto thriller de época bien ambientado.
La forma está cuidada, ese ambiente lúgubre de luz tenue y amarillenta, esa dirección artística tan acertada…todo al servicio no sólo de la historia (la desaparición de dos hermana) sino de la época, con planos certeros y firmes.
Importa tanto el caso que tienen entre manos como la política del momento, con conversaciones elevadas de tono sobre la división de Alemania y los problemas de la reunificación. Todo tratado con sumo tacto y con la dosis suficiente de crítica social.
La cámara lenta aparece en alguna ocasión, cuando la escena o el clima lo requiere, y por momentos el saber qué ha sucedido con las dos hermanas desaparecidas se convierte en el eje principal de la película que posteriormente derivará en suspense y acción.
Las relaciones con la gente del pueblo, los secretos, los silencios…y la propia vida privada de los dos inspectores (uno duro y seco, otro más blando con su mujer embarazada y lejos de ella) forman parte de la historia, y todo la enriquece, en una película que se disfruta con un interés especial, y que termina por ser un estupendo remake de La Isla Mínima, de un director, Christian Alvart, que ya cuenta con una interesante trayectoria.
Alfonso Mofletines
El apartado infantil ha estado representado por dos películas, y una de ellas ha sido esta adaptación cinematográfica de la serie de libros Alfons Zitterbacke. Una película de ciencia ficción que se mantiene firme en uno de los propósitos fundamentales: entretener.
Cuando Alfonso dice: “Mis padres dicen que tengo demasiada imaginación y estoy realmente preocupado” no lo dice por casualidad, esa imaginación le va a traer más de un quebradero de cabeza, pero también como no, más de una alegría, porque, como moraleja que subyace de la película, ¿qué sería del mundo sin imaginación?
Tras dos películas para la televisión, Mark Schlichter se estrena en la dirección infantil, y lo hace en cierta manera sobre seguro, con remake de “Alfons Zitterbacke” dirigida por Konrad Petzold en el año 1965, a partir de los libros infantiles homónimos escritos por Gerhard Holtz-Baumert, de bastante popularidad en Alemania.
La película cuenta con una combinación de elementos clásicos del cine infantil: el colegio como marco importante donde convive tanto la imaginación y los sueños de Alfonso como el acoso escolar al que le somete su peor “enemigo”. La fantasía tiene un papel fundamental en el personaje de Alfonso, que ya desde un primer momento (un sueño) se nos presenta como un elemento clave. Y como no, los primeros amores, y la nueva chica que llega a clase.
Uno de los puntos fuertes es la buena interpretación del niño Tilman Döbler, en el papel de Alfonso, con cierto magnetismo y simpatía, aunque no se pueda decir lo mismo del resto del reparto, especialmente el adulto.
La combinación de elementos se desarrolla de manera convencional, sin ningún riesgo y dirigido a un público muy concreto, por lo que se echa en falta algo más de coraje a la hora de afrontar más de un pasaje. El relato se sostiene por la simpatía de la propuesta pero se percibe una sensación de haberse visto más veces en otros contextos y de haber aprovechado en exceso la fascinación que siempre supone la profesión de astronauta para un niño.
Todo correcto, pero quizás demasiado.
El espacio entre líneas
El romanticismo lo aporta la directora Vanessa Jopp, que previamente había dirigido las también románticas Forget America, Engel + Joe y Messy Christmas. Con esta película nos encontramos con su mejor trabajo, el más redondo hasta la fecha a pesar de tratarse de una historia que previamente ya se había tratado en el cine.
Una película basada en las novelas del escritor austriaco Daniel Glattauer, que gira en torno al encuentro casual (y virtual) de un hombre y una mujer a través de unos emails cruzados que derivan en una intimidad inusual y no buscada. El romanticismo inicial y la curiosidad nos invitan a querer saber más sobre sus conversaciones, sobre sus vidas privadas y sobre todo sobre su inminente encuentro físico y real, lo que le añade a la película un plus de emoción bastante interesante durante el primer tramo de la película. La vida de Leo parece entrar un poco en una especie de caos emocional (su novia le confiesa que se está viendo con otra persona) y la vida de Emmi parece quizás algo más equilibrada, pero no siempre todo es lo que parece…
Los primeros compases nos muestran a Leo entablando conversación, primero por escrito y luego por voz con Emmi. La dulce voz que hay al otro lado del aparato (no se nos muestra de momento el rostro) nos invita a pensar en la extraordinaria película Her, de Spike Jonze, guardando por supuesto, muchas distancias. ¿Pueden dos personas enamorarse de manera virtual? ¿Y ese amor puede ser real? Estas cuestiones explora Vanessa Jopp en este film, y lo hace con buen oficio, sabiendo perfectamente lo que quiere contar y cómo lo quiere contar, entrando en ocasiones en algún tópico y saliendo airada de algún otro, pero mostrando en líneas generales un buen hacer, aunque el relato vaya perdiendo fuelle conforme avanza la película.
La intimidad de sus conversaciones conecta enseguida con el espectador, no hay un motivo sexual como sucede en ocasiones con este tipo de relaciones, sino que de la casualidad se pasa a la curiosidad y con ella a emociones más diversas y más inesperadas. El paralelismo de sus historias privadas es quizás lo que no maneje con tanta fluidez Vanessa Jopp y es lo que hace que el conjunto no sea tan contundente y no nos permita estar ante la fortaleza de una historia que precisa de la robustez de todos los hilos narrativos.
El elemento reflexivo sobre las relaciones humanas y el suspense que se crea en torno a una situación atípica se configuran como lo mejor de una película que entretiene lo suficiente como para mantener el interés por la historia.
Nada más perfecto
El hecho de que pronto conozcamos a una adolescente que confiesa (públicamente en una red social) que se quiere suicidar (“me gustaría suicidarme en el vacío”), ya de por sí es un elemento lo suficientemente impactante para atrapar nuestro interés y saber qué sucede en esa historia. Conforme sabemos un poco más todo nos resulta conocido, a veces extraño dependiendo de la generación, pero familiar en sus aspectos fundamentales. Las relaciones entre adolescentes en su vertiente más frívola y superficial (especialmente en todo lo relacionado al aspecto físico y la imagen) y las relaciones con sus padres va a suponer todo un círculo de emociones en el que la protagonista se va a ver inmersa en torno a esa idea de suicidio que parece que no se va a quitar de la cabeza…Una nota que le deja su madre (“eres guapa tal y como eres”) parece afectarle en exceso y parece ser la gota que podría colmar el vaso, un vaso lleno de veneno…
Las redes sociales se presentan también como un elemento peligroso en este contexto y sobre todo la necesidad de exponer la vida íntima en todo momento. Una sobrexposición permanente.
La ópera prima de Teresa Hoerl es la triunfadora del Festival llevándose el Premio del Público. Y aunque eso no significa necesariamente que sea la mejor película, es evidente que conecta con el público y consigue estremecer con herramientas adecuadas y con el enfoque psicológico que Hoerl sabe añadir y explorar.
Es una película muy correcta, bien dirigida y sabiendo a dónde llevar la historia, aunque a veces se eche en falta algún elemento de mayor complejidad.
Schlingensief, una voz rompiendo el silencio
“La perspectiva es lo principal”. Con esta frase que aparece en este estupendo documental biográfico, se podría explicar muchos de los elementos que aparecen en esta película en torno a la figura de Christoph Schlingensief, y sobre todo en torno a su pensamiento, que es el eje principal en el que gira todo su arte y vida. Un personaje muy poco conocido en nuestro país, pero más popular en Alemania en torno a su trabajo a su controversia.
El documental biográfico contiene todo lo necesario para acercarnos de manera transparente a la figura del artista, a través de testimonios personales de diversas entrevistas, y de testimonios de otras personas que o bien han trabajado con él, o bien han formado parte de su vida. Tanto entrevistas profesionales como videos caseros familiares ayudan a componer un retrato de envergadura y difícil de entender en todos los aspectos esenciales de su obra artística.
Schlingensief, como le ocurre a otros artistas, parece moverse entre la locura y la genialidad, sin tener muy claro dónde está la frontera y con la incertidumbre de saber si realmente se trata de una figura genial, como así lo parece. Tanto es así, que tras sus primeras películas, tan extrañas en ocasiones, ya tuvo ocasión de oír como le decían: “tú nunca vas a poder amar a nadie”…
“Yo defiendo el teatro de la violencia y el exceso”. Premisa que le lleva a realizar varias obras de teatro altamente controvertidas y que le llevaron a ser un artista maldito, con una visión de la realidad desde la escenificación de la propia realidad, trabajando con sus miedos y obsesiones y obteniendo un resultado impactante en numerosas ocasiones.
El resumen sobre su vida profesional y artística podría tener una palabra clave: provocación. Eso le lleva a realizar reflexiones sobre el nazismo un tanto peculiares, con montajes delicados, y obras igualmente controvertidas. Sus películas polémicas, le llevaron al teatro donde se sentía cada vez más cómodo.
Siempre se ha extrañado de que el público critique y no se deje llevar sin juzgar, como cuando se entra por ejemplo, en una bañera.
El documental nos permite ver todo este transfondo de Schlingensief, entenderlo cada uno a su manera y sobre todo acercarnos a su figura, genial o no, siempre interesante.
En el Fuego
Drama escrito y dirigido por la griega Daphne Charizani, guionista de La Audición y The architect, que ahonda en un tema siempre controvertido: la difícil adaptación cultural de los inmigrantes y los difícil que resulta mostrarse con transparencia, lejos de miradas ajenas que juzgan.
La película se centra en Rojda, una joven soldado con raíces kurdo-iraníes que siempre ha vivido en Alemania. En la búsqueda de su madre en Grecia y en la sopresa que se lleva al saber dónde se encuentra su hermana, iremos encontrando por el camino una realidad en Alemania en torno a la inmigración que no siempre aparece en los medios de comunicación o en los libros de historia, como tampoco en el cine.
Es una película indudablemente de mujeres luchadoras, que se sacrifican y arriesgan en un entorno muy hostil, y en concreto de las mujeres “peshmerge”, mujeres kurdas convertidas en guerrilleras. La relación de Rojda con esas mujeres será el inicio intenso de una película que cuenta con muchos argumentos para llegar a lo más hondo.
Retrato sincero, que en torno a unas imágenes transparentes ayudan a entender un conflicto poco conocido pero muy internacional. Una calma tensa que la cámara sabe mantener y una sensación constante de peligro que hace de esta película una experiencia con aires de desgarro humano, con una buena interpretación de Almila Bagriacik para lograrlo.
Además de la sinceridad del relato, encontramos la valentía del modo de contarlo, y la capacidad de Daphne Charizani de trasladar intensidad y emociones de un conflicto muy presente y que debiera verse a través de una humanidad siempre latente.
Mi final.Tu comienzo
Aunque se presenta como una película casi de ciencia ficción, lo cierto es que no es del todo así, aunque nos encontremos con algún elemento. Es más una historia humana y romántica. Un relato dramático de correcta factura.
El tiempo, el pasado, el futuro, es el tema principal de la historia que se vertebra en torno a la vida de una pareja que desde el inicio asistiremos a su propio drama: la muerte de él en el atraco del Banco en el cual estaban esperando. Un suceso dramático que irá adquiriendo mayores proporciones conforme vayamos conociendo la vida posterior de ella, Nora, tras este suceso trumático.
Los flashback sobre su relación serán de suma importancia, así como su vida presente y el encuentro casual que tiene con otro hombre que marcará el resto de la película. La directora Mariko Minoguchi tratará que la vida de este otro hombre (de momento convencional vida) también vaya adquiriendo importancia de manera que todo vaya confluyendo con naturalidad y hacia un devenir imprevisto y sospresivo. El guion se mueve en el tiempo, como la propia tesis doctoral del fallecido, y el tiempo adquiere tanta importancia que se vuelve casi una obsesión para los protagonistas.
Minoguchi gusta de planos de espaldas a los personajes para seguirles para casi intentar saber cómo piensan y cómo los destinos se cruzan sin apenas poder hacer nada para impedirlo.
Además de los buenos planos, la película cuenta con un excelente montaje que nos permite seguir casi tres historias paralelas sin perder nunca el hilo ni tampoco la coherencia.
El arte lo dices según te sale decirlo
El efecto desintoxicante que contiene el arte y sobre todo el terapéutico se trata con verdadero acierto y tacto en este documental, que se centra en un particular taller compuesto por dieciséis artistas.
La observación de los artistas en su trabajo y los resultados, se captan con minuciosidad, con la particularidad de que estos artistas tienen alguna discapacidad. La libertad de la expresión artística en personas que no tienen muchas ocasiones de expresarlo.
Se muestran casos verdaderamente tristes, junto con otros con grandes dosis de esperanza. Todo en conjunto es revelador y muy íntimo.
El trabajo más importante de Sabine Herpich, la autora de este interesante documental es plantear opciones, revelar cuestiones inquietantes, y en definitiva reflexionar sobre el papel del arte sobre las personas y su capacidad de ir más allá. La manera en la que Herpich les filma mientras crean nos permite conocer una parte de ellos, y un poco, conocer algunos rincones de su alma.
Un trabajo interesante rodado con mucha pasión y amor.
TKKG
Aventuras, resolución de misterios, emoción. Todos ingredientes clásicos de cine infantil que en esta película de Robert Thalheim se encuentran bien distribuidos para el disfrute de ese público concreto, el infantil, en una adaptación de una serie juvenil de historias publicadas por Rolf Kalmuczak en el año 1979, muy popular en Alemania en los años ochenta y todo un fenómeno editorial, nada conocido en nuestro país.
Aunque todo parece muy típico, la película está rodada con destreza, manteniendo la emoción, el humor y la aventura siempre en un tono bastante aceptable y atractivo.
La película trata a modo de precuela, el encuentro de unos jóvenes que a partir de entonces lucharán juntos en una aventura detectivesca. Una premisa siempre de éxito que gustará especialmente a los seguidores de la popular serie donde no falta en todo caso el entretenimiento para todo tipo de público en general.
La historia está adaptada a los tiempos actuales y a las tecnologías, como forma lógica de conectar con el actual público infantil y juvenil, pero mantiene la misma esencia de las historias primigenias, manteniendo esa siempre atractiva sensación de nostalgia.
Cabe destacar la interpretación del joven Tom Schilling, muy por encima del resto de secundarios.
Cómo surge la banda de detectives tiene su interés y resulta curioso, aunque la historia posterior flojee en algunos aspectos.
En todo caso, una aventura entretenida que aunque juega en ligas locales no pierde su intención de llegar al máximo público posible.
Coup
Con un inicio muy original, esta película dirigida por Sven O. Hill, en lo que supone su ópera prima, se mueve con bastante fluidez entre el documental, la ficción, imágenes de animación e imágenes reales, para contar una curiosa historia del robo a un banco por su propio empleado. Pero la historia tiene mucho más y para saber cómo se llegó a ese punto y lo que sucedió después, Sven O. Hill emplea la voz en off del personaje principal para contar poco a poco la historia e intentar atraparnos.
Su peculiar vida personal y su no menos peculiar plan de robo resultarán en un principio bastante interesantes y de perfil muy atractivo, como historia curiosa, con la paradoja de un trabajador bancario que pasa sus noches en un club nocturno motero, con la complicación que ello supone, como reconoce en un momento dado: “intenté vivir en ambos mundos”.
Se le presenta la ocasión de cambiar su rutinaria vida, y no la desaprovecha, elevando la película a partir de ese instante los momentos de humor, que no abandonará hasta el final.
Curiosa y original propuesta que entretetiene sin llegar a brillar, pero con los argumentos suficientes como para atrapar de manera comedida.
En el tramo final tendremos la aparición del personaje real, confirmando la capacidad de la película para moverse por varios planos de ficción y realidad con aparente comodidad.
Lost in face
El funcionamiento del cerebro es en muchas ocasiones un gran desconocido, y este documental Valentin Riedl nos lo confirma, y nos muestra una particularidad del mismo que afecta a una persona concreta, Carlota, incapaz de reconocer caras, ni siquiera la suya propia. Una falta de reconocimiento facial que supone para esta mujer todo un mundo de miedo y desconfianza.
El documental supone un retrato sincero y ennigmático, donde la cámara se acerca con sigilo a las escenas y provoca que la historia mantenga un halo gris que combina con el problema de Carlota. Otros primeros planos nos permiten observarla con claridad, con la nitidez que ella no tiene. Sus palabras denotan tranquilidad, sosiego y el haberse aconstumbrado a los extraños trazos que sus ojos observan en los rostros de la gente. El intento de belleza formal se agradece en un documental que podría llegar a aburrir, pero que mantiene con pulso bastante firme una historia cuando menos interesante.
Su mundo personal, esa barca que se compró para buscar una isla, para aislarse del munod, el proceso creativo de la pintura y sus conversaciones siempre despiertan el interés, y en muchas ocasiones nos recuerdan a historias que nos contaba el neurólogo y escritor británico Oliver Sacks en sus libros sobre sus pacientes.
La animación también combra su importancia, dejando un conjunto bastante atractivo en un documental que termina interesando y captando la atención de quien se acerque a conocer un poco la extraña vida de Carlota y sus reflexiones: “como no puedo confiar en los demás siempre dejo tras de mí una habitación vacía”
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El conjunto de películas y de directores no nos proporciona en modo alguna ninguna nueva ola del cine alemán ni mucho menos ninguna otra nueva “Escuela de Berlín”. Se trata más bien de un retrato variopinto de nuevos cineastas alemanes que buscan su sitio en un mercado complicado, buscan imponer su sello personal y dejar alguna estela que les permite hacer lo que a buen seguro más les gusta: películas.
No sabemos si en un futuro alguno de estos cineastas destacará en sus respectivas carreras, y si los veremos en algún Festival internacional con sus segundas o terceras película, pero al menos, en este 22º Festival del Cine Alemán nos han hecho pasar un buen rato, conocer un poco más una parte de su cine y disfrutar con alguna pequeña joya.
@sergio_roma
Lo más destacado sin duda fueron las óperas primas alemanas que nos dan a conocer a nuevos cineastas del panorama europeo, así como películas de autor que no han contado con la promoción habitual ni el estreno en nuestras salas de cine.
Descubrir el cine alemán como verdadero objetivo y también como no, como un ejercicio muy estimulante de disfrute de cine.
Como en cualquier Festival, no todas las propuestas han sido igual de buenas, aunque ha habido un buen puñado de pequeñas joyas y una lista de nombres a tener en cuenta de cara, quizás, a un futuro próximo.
La innovación del sistema de visionado online supuso todo un éxito de espectadores, que en la presente edición triplicó su asistencia llegando hasta los 17.000 espectadores, que han disfrutado de las películas a través de la plataforma Filmin .
El hecho de contar con el remake alemán de la española La Isla Mínima ha otorgado un pequeño lazo de unión entre ambos cines, tan diferentes ambos, pero con evidentes líneas en común en algunos aspectos.
Aunque han pasado unos meses, el resultado final fue muy interesante, y como suele ser habitual en CiNeol , vamos a hacer un repaso a las 11 propuestas que pasaron por este Festival, con especial atención a la que nos pareció la mejor película, y por el orden de su estreno.
PELICULAS
Un país libre
La película inaugural del Festival coincide con la mejor película del mismo y supone todo un homenaje a la estupenda película de Alberto Iglesias [II], La Isla Mínima, desde una perspectiva política diferente, pero manteniendo algunos de los elementos esenciales de aquella película española, incluyendo los característicos planos desde el cielo, tan espectaculares, casi una marca de la casa de aquella película.
Tenemos también una pareja de inspectores muy distintos ambos y un caso que resolver, y ambos aspectos, la relación entre ellos y el propio caso se exponen con interés, con la sobriedad que se requiere y con aspecto thriller de época bien ambientado.
La forma está cuidada, ese ambiente lúgubre de luz tenue y amarillenta, esa dirección artística tan acertada…todo al servicio no sólo de la historia (la desaparición de dos hermana) sino de la época, con planos certeros y firmes.
Importa tanto el caso que tienen entre manos como la política del momento, con conversaciones elevadas de tono sobre la división de Alemania y los problemas de la reunificación. Todo tratado con sumo tacto y con la dosis suficiente de crítica social.
La cámara lenta aparece en alguna ocasión, cuando la escena o el clima lo requiere, y por momentos el saber qué ha sucedido con las dos hermanas desaparecidas se convierte en el eje principal de la película que posteriormente derivará en suspense y acción.
Las relaciones con la gente del pueblo, los secretos, los silencios…y la propia vida privada de los dos inspectores (uno duro y seco, otro más blando con su mujer embarazada y lejos de ella) forman parte de la historia, y todo la enriquece, en una película que se disfruta con un interés especial, y que termina por ser un estupendo remake de La Isla Mínima, de un director, Christian Alvart, que ya cuenta con una interesante trayectoria.
Alfonso Mofletines
El apartado infantil ha estado representado por dos películas, y una de ellas ha sido esta adaptación cinematográfica de la serie de libros Alfons Zitterbacke. Una película de ciencia ficción que se mantiene firme en uno de los propósitos fundamentales: entretener.
Cuando Alfonso dice: “Mis padres dicen que tengo demasiada imaginación y estoy realmente preocupado” no lo dice por casualidad, esa imaginación le va a traer más de un quebradero de cabeza, pero también como no, más de una alegría, porque, como moraleja que subyace de la película, ¿qué sería del mundo sin imaginación?
Tras dos películas para la televisión, Mark Schlichter se estrena en la dirección infantil, y lo hace en cierta manera sobre seguro, con remake de “Alfons Zitterbacke” dirigida por Konrad Petzold en el año 1965, a partir de los libros infantiles homónimos escritos por Gerhard Holtz-Baumert, de bastante popularidad en Alemania.
La película cuenta con una combinación de elementos clásicos del cine infantil: el colegio como marco importante donde convive tanto la imaginación y los sueños de Alfonso como el acoso escolar al que le somete su peor “enemigo”. La fantasía tiene un papel fundamental en el personaje de Alfonso, que ya desde un primer momento (un sueño) se nos presenta como un elemento clave. Y como no, los primeros amores, y la nueva chica que llega a clase.
Uno de los puntos fuertes es la buena interpretación del niño Tilman Döbler, en el papel de Alfonso, con cierto magnetismo y simpatía, aunque no se pueda decir lo mismo del resto del reparto, especialmente el adulto.
La combinación de elementos se desarrolla de manera convencional, sin ningún riesgo y dirigido a un público muy concreto, por lo que se echa en falta algo más de coraje a la hora de afrontar más de un pasaje. El relato se sostiene por la simpatía de la propuesta pero se percibe una sensación de haberse visto más veces en otros contextos y de haber aprovechado en exceso la fascinación que siempre supone la profesión de astronauta para un niño.
Todo correcto, pero quizás demasiado.
El espacio entre líneas
El romanticismo lo aporta la directora Vanessa Jopp, que previamente había dirigido las también románticas Forget America, Engel + Joe y Messy Christmas. Con esta película nos encontramos con su mejor trabajo, el más redondo hasta la fecha a pesar de tratarse de una historia que previamente ya se había tratado en el cine.
Una película basada en las novelas del escritor austriaco Daniel Glattauer, que gira en torno al encuentro casual (y virtual) de un hombre y una mujer a través de unos emails cruzados que derivan en una intimidad inusual y no buscada. El romanticismo inicial y la curiosidad nos invitan a querer saber más sobre sus conversaciones, sobre sus vidas privadas y sobre todo sobre su inminente encuentro físico y real, lo que le añade a la película un plus de emoción bastante interesante durante el primer tramo de la película. La vida de Leo parece entrar un poco en una especie de caos emocional (su novia le confiesa que se está viendo con otra persona) y la vida de Emmi parece quizás algo más equilibrada, pero no siempre todo es lo que parece…
Los primeros compases nos muestran a Leo entablando conversación, primero por escrito y luego por voz con Emmi. La dulce voz que hay al otro lado del aparato (no se nos muestra de momento el rostro) nos invita a pensar en la extraordinaria película Her, de Spike Jonze, guardando por supuesto, muchas distancias. ¿Pueden dos personas enamorarse de manera virtual? ¿Y ese amor puede ser real? Estas cuestiones explora Vanessa Jopp en este film, y lo hace con buen oficio, sabiendo perfectamente lo que quiere contar y cómo lo quiere contar, entrando en ocasiones en algún tópico y saliendo airada de algún otro, pero mostrando en líneas generales un buen hacer, aunque el relato vaya perdiendo fuelle conforme avanza la película.
La intimidad de sus conversaciones conecta enseguida con el espectador, no hay un motivo sexual como sucede en ocasiones con este tipo de relaciones, sino que de la casualidad se pasa a la curiosidad y con ella a emociones más diversas y más inesperadas. El paralelismo de sus historias privadas es quizás lo que no maneje con tanta fluidez Vanessa Jopp y es lo que hace que el conjunto no sea tan contundente y no nos permita estar ante la fortaleza de una historia que precisa de la robustez de todos los hilos narrativos.
El elemento reflexivo sobre las relaciones humanas y el suspense que se crea en torno a una situación atípica se configuran como lo mejor de una película que entretiene lo suficiente como para mantener el interés por la historia.
Nada más perfecto
El hecho de que pronto conozcamos a una adolescente que confiesa (públicamente en una red social) que se quiere suicidar (“me gustaría suicidarme en el vacío”), ya de por sí es un elemento lo suficientemente impactante para atrapar nuestro interés y saber qué sucede en esa historia. Conforme sabemos un poco más todo nos resulta conocido, a veces extraño dependiendo de la generación, pero familiar en sus aspectos fundamentales. Las relaciones entre adolescentes en su vertiente más frívola y superficial (especialmente en todo lo relacionado al aspecto físico y la imagen) y las relaciones con sus padres va a suponer todo un círculo de emociones en el que la protagonista se va a ver inmersa en torno a esa idea de suicidio que parece que no se va a quitar de la cabeza…Una nota que le deja su madre (“eres guapa tal y como eres”) parece afectarle en exceso y parece ser la gota que podría colmar el vaso, un vaso lleno de veneno…
Las redes sociales se presentan también como un elemento peligroso en este contexto y sobre todo la necesidad de exponer la vida íntima en todo momento. Una sobrexposición permanente.
La ópera prima de Teresa Hoerl es la triunfadora del Festival llevándose el Premio del Público. Y aunque eso no significa necesariamente que sea la mejor película, es evidente que conecta con el público y consigue estremecer con herramientas adecuadas y con el enfoque psicológico que Hoerl sabe añadir y explorar.
Es una película muy correcta, bien dirigida y sabiendo a dónde llevar la historia, aunque a veces se eche en falta algún elemento de mayor complejidad.
Schlingensief, una voz rompiendo el silencio
“La perspectiva es lo principal”. Con esta frase que aparece en este estupendo documental biográfico, se podría explicar muchos de los elementos que aparecen en esta película en torno a la figura de Christoph Schlingensief, y sobre todo en torno a su pensamiento, que es el eje principal en el que gira todo su arte y vida. Un personaje muy poco conocido en nuestro país, pero más popular en Alemania en torno a su trabajo a su controversia.
El documental biográfico contiene todo lo necesario para acercarnos de manera transparente a la figura del artista, a través de testimonios personales de diversas entrevistas, y de testimonios de otras personas que o bien han trabajado con él, o bien han formado parte de su vida. Tanto entrevistas profesionales como videos caseros familiares ayudan a componer un retrato de envergadura y difícil de entender en todos los aspectos esenciales de su obra artística.
Schlingensief, como le ocurre a otros artistas, parece moverse entre la locura y la genialidad, sin tener muy claro dónde está la frontera y con la incertidumbre de saber si realmente se trata de una figura genial, como así lo parece. Tanto es así, que tras sus primeras películas, tan extrañas en ocasiones, ya tuvo ocasión de oír como le decían: “tú nunca vas a poder amar a nadie”…
“Yo defiendo el teatro de la violencia y el exceso”. Premisa que le lleva a realizar varias obras de teatro altamente controvertidas y que le llevaron a ser un artista maldito, con una visión de la realidad desde la escenificación de la propia realidad, trabajando con sus miedos y obsesiones y obteniendo un resultado impactante en numerosas ocasiones.
El resumen sobre su vida profesional y artística podría tener una palabra clave: provocación. Eso le lleva a realizar reflexiones sobre el nazismo un tanto peculiares, con montajes delicados, y obras igualmente controvertidas. Sus películas polémicas, le llevaron al teatro donde se sentía cada vez más cómodo.
Siempre se ha extrañado de que el público critique y no se deje llevar sin juzgar, como cuando se entra por ejemplo, en una bañera.
El documental nos permite ver todo este transfondo de Schlingensief, entenderlo cada uno a su manera y sobre todo acercarnos a su figura, genial o no, siempre interesante.
En el Fuego
Drama escrito y dirigido por la griega Daphne Charizani, guionista de La Audición y The architect, que ahonda en un tema siempre controvertido: la difícil adaptación cultural de los inmigrantes y los difícil que resulta mostrarse con transparencia, lejos de miradas ajenas que juzgan.
La película se centra en Rojda, una joven soldado con raíces kurdo-iraníes que siempre ha vivido en Alemania. En la búsqueda de su madre en Grecia y en la sopresa que se lleva al saber dónde se encuentra su hermana, iremos encontrando por el camino una realidad en Alemania en torno a la inmigración que no siempre aparece en los medios de comunicación o en los libros de historia, como tampoco en el cine.
Es una película indudablemente de mujeres luchadoras, que se sacrifican y arriesgan en un entorno muy hostil, y en concreto de las mujeres “peshmerge”, mujeres kurdas convertidas en guerrilleras. La relación de Rojda con esas mujeres será el inicio intenso de una película que cuenta con muchos argumentos para llegar a lo más hondo.
Retrato sincero, que en torno a unas imágenes transparentes ayudan a entender un conflicto poco conocido pero muy internacional. Una calma tensa que la cámara sabe mantener y una sensación constante de peligro que hace de esta película una experiencia con aires de desgarro humano, con una buena interpretación de Almila Bagriacik para lograrlo.
Además de la sinceridad del relato, encontramos la valentía del modo de contarlo, y la capacidad de Daphne Charizani de trasladar intensidad y emociones de un conflicto muy presente y que debiera verse a través de una humanidad siempre latente.
Mi final.Tu comienzo
Aunque se presenta como una película casi de ciencia ficción, lo cierto es que no es del todo así, aunque nos encontremos con algún elemento. Es más una historia humana y romántica. Un relato dramático de correcta factura.
El tiempo, el pasado, el futuro, es el tema principal de la historia que se vertebra en torno a la vida de una pareja que desde el inicio asistiremos a su propio drama: la muerte de él en el atraco del Banco en el cual estaban esperando. Un suceso dramático que irá adquiriendo mayores proporciones conforme vayamos conociendo la vida posterior de ella, Nora, tras este suceso trumático.
Los flashback sobre su relación serán de suma importancia, así como su vida presente y el encuentro casual que tiene con otro hombre que marcará el resto de la película. La directora Mariko Minoguchi tratará que la vida de este otro hombre (de momento convencional vida) también vaya adquiriendo importancia de manera que todo vaya confluyendo con naturalidad y hacia un devenir imprevisto y sospresivo. El guion se mueve en el tiempo, como la propia tesis doctoral del fallecido, y el tiempo adquiere tanta importancia que se vuelve casi una obsesión para los protagonistas.
Minoguchi gusta de planos de espaldas a los personajes para seguirles para casi intentar saber cómo piensan y cómo los destinos se cruzan sin apenas poder hacer nada para impedirlo.
Además de los buenos planos, la película cuenta con un excelente montaje que nos permite seguir casi tres historias paralelas sin perder nunca el hilo ni tampoco la coherencia.
El arte lo dices según te sale decirlo
El efecto desintoxicante que contiene el arte y sobre todo el terapéutico se trata con verdadero acierto y tacto en este documental, que se centra en un particular taller compuesto por dieciséis artistas.
La observación de los artistas en su trabajo y los resultados, se captan con minuciosidad, con la particularidad de que estos artistas tienen alguna discapacidad. La libertad de la expresión artística en personas que no tienen muchas ocasiones de expresarlo.
Se muestran casos verdaderamente tristes, junto con otros con grandes dosis de esperanza. Todo en conjunto es revelador y muy íntimo.
El trabajo más importante de Sabine Herpich, la autora de este interesante documental es plantear opciones, revelar cuestiones inquietantes, y en definitiva reflexionar sobre el papel del arte sobre las personas y su capacidad de ir más allá. La manera en la que Herpich les filma mientras crean nos permite conocer una parte de ellos, y un poco, conocer algunos rincones de su alma.
Un trabajo interesante rodado con mucha pasión y amor.
TKKG
Aventuras, resolución de misterios, emoción. Todos ingredientes clásicos de cine infantil que en esta película de Robert Thalheim se encuentran bien distribuidos para el disfrute de ese público concreto, el infantil, en una adaptación de una serie juvenil de historias publicadas por Rolf Kalmuczak en el año 1979, muy popular en Alemania en los años ochenta y todo un fenómeno editorial, nada conocido en nuestro país.
Aunque todo parece muy típico, la película está rodada con destreza, manteniendo la emoción, el humor y la aventura siempre en un tono bastante aceptable y atractivo.
La película trata a modo de precuela, el encuentro de unos jóvenes que a partir de entonces lucharán juntos en una aventura detectivesca. Una premisa siempre de éxito que gustará especialmente a los seguidores de la popular serie donde no falta en todo caso el entretenimiento para todo tipo de público en general.
La historia está adaptada a los tiempos actuales y a las tecnologías, como forma lógica de conectar con el actual público infantil y juvenil, pero mantiene la misma esencia de las historias primigenias, manteniendo esa siempre atractiva sensación de nostalgia.
Cabe destacar la interpretación del joven Tom Schilling, muy por encima del resto de secundarios.
Cómo surge la banda de detectives tiene su interés y resulta curioso, aunque la historia posterior flojee en algunos aspectos.
En todo caso, una aventura entretenida que aunque juega en ligas locales no pierde su intención de llegar al máximo público posible.
Coup
Con un inicio muy original, esta película dirigida por Sven O. Hill, en lo que supone su ópera prima, se mueve con bastante fluidez entre el documental, la ficción, imágenes de animación e imágenes reales, para contar una curiosa historia del robo a un banco por su propio empleado. Pero la historia tiene mucho más y para saber cómo se llegó a ese punto y lo que sucedió después, Sven O. Hill emplea la voz en off del personaje principal para contar poco a poco la historia e intentar atraparnos.
Su peculiar vida personal y su no menos peculiar plan de robo resultarán en un principio bastante interesantes y de perfil muy atractivo, como historia curiosa, con la paradoja de un trabajador bancario que pasa sus noches en un club nocturno motero, con la complicación que ello supone, como reconoce en un momento dado: “intenté vivir en ambos mundos”.
Se le presenta la ocasión de cambiar su rutinaria vida, y no la desaprovecha, elevando la película a partir de ese instante los momentos de humor, que no abandonará hasta el final.
Curiosa y original propuesta que entretetiene sin llegar a brillar, pero con los argumentos suficientes como para atrapar de manera comedida.
En el tramo final tendremos la aparición del personaje real, confirmando la capacidad de la película para moverse por varios planos de ficción y realidad con aparente comodidad.
Lost in face
El funcionamiento del cerebro es en muchas ocasiones un gran desconocido, y este documental Valentin Riedl nos lo confirma, y nos muestra una particularidad del mismo que afecta a una persona concreta, Carlota, incapaz de reconocer caras, ni siquiera la suya propia. Una falta de reconocimiento facial que supone para esta mujer todo un mundo de miedo y desconfianza.
El documental supone un retrato sincero y ennigmático, donde la cámara se acerca con sigilo a las escenas y provoca que la historia mantenga un halo gris que combina con el problema de Carlota. Otros primeros planos nos permiten observarla con claridad, con la nitidez que ella no tiene. Sus palabras denotan tranquilidad, sosiego y el haberse aconstumbrado a los extraños trazos que sus ojos observan en los rostros de la gente. El intento de belleza formal se agradece en un documental que podría llegar a aburrir, pero que mantiene con pulso bastante firme una historia cuando menos interesante.
Su mundo personal, esa barca que se compró para buscar una isla, para aislarse del munod, el proceso creativo de la pintura y sus conversaciones siempre despiertan el interés, y en muchas ocasiones nos recuerdan a historias que nos contaba el neurólogo y escritor británico Oliver Sacks en sus libros sobre sus pacientes.
La animación también combra su importancia, dejando un conjunto bastante atractivo en un documental que termina interesando y captando la atención de quien se acerque a conocer un poco la extraña vida de Carlota y sus reflexiones: “como no puedo confiar en los demás siempre dejo tras de mí una habitación vacía”
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El conjunto de películas y de directores no nos proporciona en modo alguna ninguna nueva ola del cine alemán ni mucho menos ninguna otra nueva “Escuela de Berlín”. Se trata más bien de un retrato variopinto de nuevos cineastas alemanes que buscan su sitio en un mercado complicado, buscan imponer su sello personal y dejar alguna estela que les permite hacer lo que a buen seguro más les gusta: películas.
No sabemos si en un futuro alguno de estos cineastas destacará en sus respectivas carreras, y si los veremos en algún Festival internacional con sus segundas o terceras película, pero al menos, en este 22º Festival del Cine Alemán nos han hecho pasar un buen rato, conocer un poco más una parte de su cine y disfrutar con alguna pequeña joya.
@sergio_roma