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La Secta
'No dejéis a los niños solos'
Las sectas aparecen siempre como respuesta a cambios sociales, culturales y políticos. Ya en épocas antiguas, existían grupos religiosos y filosóficos que podrían considerarse sectas.
Durante los primeros siglos del cristianismo, el término "secta" se usaba para describir diversas facciones dentro del cristianismo. Los primeros cristianos se consideraban una secta dentro del judaísmo, y en la Edad Media, el término "secta" se usó para describir grupos que se apartaban de la doctrina oficial de la Iglesia Católica, ¿Os suenan los cátaros?.
Ya en el siglo XX y con el aumento de las religiones y movimientos, el término se amplió para incluir grupos que podrían no encajar en las categorías tradicionales de religión o filosofía.
Durante la década de 1960 y 1970, muchas sectas ganaron popularidad en el contexto de la contracultura: los Hare Krishnas y diversos movimientos New Age ofrecieron alternativas a las normas tradicionales y atrajeron a personas interesadas en la espiritualidad no convencional. Pero no todo era paz y espiritualidad, otros grupos se veían involucrados en actividades extremas y violentas, suicidios masivos, asesinatos, o atentados, como el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995.
Hoy en día siguen existiendo sectas aunque no sean tan evidentes. Las redes sociales han sustituido los antiguos panfletos y ahora un simple vídeo, puede llegar a miles de personas en cuestión de segundos. Seguramente si os paráis a pensar, hay más de lo que nos imaginamos y estamos mucho más expuestos que antes.
El film que nos concierne, La Secta (A Sacrifice en inglés), basada en el libro “Tokyo Nobody” de Nicholas Hogg, nos transporta a Berlín donde el psicólogo social Ben Monroe (Eric Bana) sigue los pasos de una secta destructiva local. Obsesionado con su trabajo y su vida académica, dejará un poco de lado a su hija Mazzy (Sadie Sink), que ha llegado de Estados Unidos para quedarse un tiempo. Viviendo en una ciudad que no conoce y en la que se siente perdida y sola, será la presa perfecta para la secta.
Os tengo que confesar que no había oído hablar de la película ni busqué información sobre ella antes del visionado. Mi primera sorpresa fue ver el logotipo de Scott Free Productions al inicio. y que estaba dirigida por Jordan Scott, hija del director de Alien. Esto segundo no me dijo mucho, de hecho ni la conocía, pero al menos a nivel técnico no esperaba algo mediocre.
La tercera (y última) sorpresa fue toparme con los dos protagonistas del film: Eric Bana, actor solvente y creo que desaprovechado, y Sadie Sink (Max en Stranger Things).
Hablando sobre el film, la historia se ve un tanto plana y no despierta demasiado interés. Y me sorprende, porque teniendo el trasfondo de una secta destructiva, podría haber abarcado el tema de otra manera. Y no reclamo escenas de acción o tiroteos, pero nunca sentí miedo por los protagonistas, tensión o cualquier adjetivo parecido. De hecho, en algunos tramos me vino a la cabeza “Los Sin Nombre” de Jaume Balagueró, película con la que comparte temática, y en la que el director catalán consiguió transmitir mucha más tensión e interés con menos medios.
Para hablar de algo positivo, veo un acierto localizar películas de esta temática en ambientes poco luminosos y fríos, donde la localización toma un papel importante. Y en este caso Berlín sin ser Oslo o Reikiavik, es una buena opción, aunque creo que le podrían haber sacado más partido.
En conclusión, un film solvente pero poco más. 6/10
Jordi Manuel
Valoración
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