'Valor humano y capacidad visual'

Noruega, 1947. Un obstinado explorador está convencido de que la Polinesia, según los expertos de la época colonizada desde el sur de Asia, en realidad fue poblada por una expedición antigua peruana que se hizo a las aguas con una rudimentaria balsa dejándose llevar por las corrientes marinas que la impulsaron hacia el oeste

Estreno 20 de Septiembre de 2013
CRÍTICA
Noruega, 1947. Un obstinado explorador está convencido de que la Polinesia, según los expertos de la época colonizada desde el sur de Asia, en realidad fue poblada por una expedición antigua peruana que se hizo a las aguas con una rudimentaria balsa dejándose llevar por las corrientes marinas que la impulsaron hacia el oeste. Para demostrarlo buscó la financiación adecuada que le permitiera construir una balsa similar a la que emplearon los primeros pobladores y se lanzó con una pequeña tripulación a las aguas del océano Pacífico, documentando todo el proceso en un documental que ganaría el Oscar en 1951. Estos son los hechos que narra Kon-Tiki, que cualquier productor de Hollywood, tan ávido en estos tiempos de buscar historias de las que hacer secuelas o remakes, indagando un poco en la historia de los documentales premiados en su país podía haber recuperado viendo el potencial para una película espectacular.

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Sin embargo han recurrido a lo más habitual: dejar que el trabajo lo hagan otros y si funciona, captarlos para la causa. Tuvieron que ser dos cineastas noruegos los que rescataran la gran historia de su compatriota narrándola al más puro estilo del cine de aventuras para que Hollywood les reclame para rodar la próxima entrega de Piratas del Caribe. Cosa que no sorprende en absoluto si unimos la evidente falta de ideas originales que se viene acumulando en Hollywood a la espectacularidad de las escenas marítimas que han elaborado la dupla Joachim Rønning y Espen Sandberg.
Por su cercanía en el tiempo es casi inevitable compararla en parte con La Vida de Pi, en cuanto a odisea marítima se refiere y en cuanto a la belleza visual que consigue una acertada fotografía con unos efectos visuales espectaculares, más llamativos si cabe en cuanto a los presupuestos con los que se debe mover la industria cinematográfica noruega. Mientras en Pi la lucha por la supervivencia resultaba en una cuestión de fe, en Kon-Tiki ocurre prácticamente lo contrario. La convicción ciega de un solo hombre acaba poniendo en serio peligro a sus compañeros de viaje cuando los imprevistos hacen su aparición en alta mar. La fe se convierte en supervivencia y la película se convierte en una historia de las que enganchan por su valor humano y su capacidad visual.
Para los que la vean en su versión original y noten algo extraño al notar que una película hablada en inglés estuviera nominada al Oscar a mejor película en lengua extranjera, la cosa tiene explicación. Los productores, viendo el potencial de su producto de cara a un mercado internacional, rodaron las principales escenas tanto en noruego como en inglés. A eso le llamo yo tener las cosas claras sobre la calidad de un producto.

Evelio Barbero

23/09/2013

Valoración

8.00

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