Las apariencias engañan

Rogelio es un actor de segunda fila que atraviesa una situación complicada, pues acaba de estar implicado en un atropello y además su economía se halla en un estado lamentable. Por eso acepta un extraño y rocambolesco trabajo que Sergio le ofrece: deberá viajar hasta Aguascalientes y hacerse pasar por Adrián, el hijo de Alberto, un anciano casi catatónico. Siendo un adolescente, Adrián se marchó de forma precipitada de su y el padre le perdió la pista.
En el aeropuerto de Aguascalientes es recibido por Sergio y Adriana, que le informan de los últimos flecos antes de realizar la suplantación. A última hora ha aparecido cierto obstáculo: la presencia de Yolanda, otra sobrina de Alberto, de quien Adriana sospecha que trama algo. A esto, la situación terminará de liarse cuando Rogelio comience a sentirse atraído por Adriana.