Aymé acaba de perder a su esposa en un accidente laboral en la granja en la que viven. No le desborda la pena, sino el trabajo: solo no podrá salir adelante. Deberá encontrar cuanto antes otra esposa, sin embargo, en el pueblo la cosa no está nada fácil. Decide por tanto acudir a una agencia matrimonial. La directora de la agencia entiende que su caso es más práctico que afectivo, y decide enviarle a Rumania, donde un gran número de chicas están dispuestas a todo por dejar la miseria en la que viven.
En el castig para elegir a la actriz principal se eligió a Medeea Marinescu entre muchas aspirantes. Lo curioso es que no sabía hablar francés y se tuvo que entender por gestos con la directora durante gran parte del rodaje.