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Zinemaldia 2024. Hablemos sobre el acoso
Carlos Fernández, 22/09/2024
Una de las primeras decisiones que tienes que tomar en cuanto se publican los horarios del festival es decidir si inauguras con la película que el Zinemaldia ha elegido para tal efecto o prefieres explorar otros caminos y adelantar el visionado de películas que después son más difíciles de cuadrar. Este año ha tocado inaugurar con este plan alternativo, así que, mientras gran parte del público optaba por la inauguración oficial con Emmanuelle (revisión dirigida por Audrey Diwan del clásico de cine érótico de los 70) unos cuantos valientes nos hemos acercado a ver la primera proyección de la sección News Directors.
En esta sección es recurrente la frase “es una película muy nuevos directores” tras los pases de dicha sección y es que hay patrones, planos, recursos e incluso una tendencia por cierto tipo de actitudes y actuaciones en los personajes que se repiten, casi como clichés, en muchos títulos que vemos de esta sección. Aunque pueda parecerlo, esto no es que tenga que ser algo negativo pues a pesar de ser elementos recurrentes si están bien utilizados nos pueden dar grandes alegrías, como ha sucedido en ediciones anteriores.
Es una de esas películas que utiliza recursos conocidos y metáforas visuales recurrentes como el uso de espejos y cristales para mostrar el reflejo de los personajes y la dualidad que se esconde en ellos entre lo que muestran y lo que sienten. El título hace referencia al nombre de la protagonista, una jóven turca que viaja a Kosovo para casarse, en una parada para un descanso del trayecto en autobús sufre una agresión. Al contárselo a su marido deciden no denunciar y buscar ellos mismos al culpable, mientras avanzan los preparativos de la boda, pero la incertidumbre porque se descubra al culpable y la reacción que provocará eso en el pueblo acaba distanciando a la pareja. Si bien sobre el papel el punto de partida es interesante, el desarrollo del mismo y sobre todo como está llevado el elemento desencadenante de todo el drama de la protagonista, magnífica Ecem Uzun, se revela insuficiente para aguantar todo el peso de la película, provocando tiempos muertos en los que no se consigue transmitir la incomodidad y tensión que sufre Gülizar. La directora, Belkis Bayrak, Sí que acierta al apostar por evitar ser explícita a la hora de incidir en el dolor de los personajes dejando que reine el silencio y la renuncia de los personajes a mostrar sus sentimientos. La vergüenza y la culpa van de la mano mostrándose de forma sutil y centrándose más en lo que se calla que en lo que se dice.
Una inauguración correcta que gana puntos si la comparamos con la primera película española a competición en esta edición y que también gira en torno al acoso y las agresiones sexuales.
Retrata la historia real de la concejala del Partido Popular en el ayuntamiento de Ponferrada, Nevenka Fernández y el acoso que sufrió no solo por parte del Alcalde si no también por gran parte de los medios de comunicación y la sociedad española al atreverse a denunciar al político ante la justicia.
Había mucha expectativa por ver qué salía de un proyecto, dirigido por Icíar Bollaín, con una importante carga política y que lamentablemente sigue estando a la orden del día, y de plena actualidad con el caso de Gisele Pelicot, quien como Nevenka se ha convertido en un referente ante todas esas mujeres que sufren cualquier tipo de acoso. Pero, para el que esto escribe, las expectativas se han ido diluyendo a medida que pasaban los minutos en pantalla y se hacía cada vez más evidente que en ningún momento la película iba a conseguir encontrar el tono y la fuerza que una historia así requería. Y esa falta de foco repercute también en unas actuaciones que no terminan de cuajar, si bien Mireia Oriol puede desarrollar un personaje que pasa de la inocencia y las ganas por ser alguien dentro del ayuntamiento, incluso demostrando con el paso de los meses que tampoco le importa “pisar” a sus rivales políticos, siguiendo el juego que le marcan en el partido, al miedo y la ansiedad continua, con dos escenas en las que está realmente bien, cuando las situaciones de acoso se repiten continuamente. También sufre en su personaje ciertas frases y momentos en el guión que son de vergüenza ajena por lo forzado y por conseguir todo lo contrario de lo que se propone.
Si con Gülizar hablábamos de hermetismo y evitar ser explícito y reiterativo con lo que nos cuentan, en Soy Nevenka tenemos la otra cara de la moneda, los actos y actuaciones de los personajes son subrayados, repetidos e incluso forzados. Algo funciona muy mal cuando se construye una película en la que claramente se quiere denunciar el hecho de que ante situaciones de acoso hay que empezar a poner el foco en quien agrede y no la víctima y necesites que eso quede verbalizado por la protagonista en un recurso realmente torpe, en un último tramo que se resuelve con rapidez, de forma muy plana y falta de sentimiento, para retratar lo que fue el proceso judicial pero que deja un momento de dudoso gusto, por lo impostado, con un fiscal como protagonista.
Es una lástima que un caso tan potente tenga una adaptación tan plana, falta de garra y valentía que no hace justicia al personaje real que retrata.