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Venezia 2024. Sobre la presencia asiática en la sección oficial (y alguna cara B)
Immaculada Pilar, 07/09/2024
Con Youth (Homecoming), del realizador chino Wang Bing damos por cerrada la competición oficial de este Festival de Venecia. Comentamos aquí, además del documental de Bing, la nueva propuesta del director Yeo Siew Hua y alguna que otra película que también podría optar al León de Oro.
Youth (Homecoming): los trabajadores de Bing vuelven a casa
En el Festival de Cannes de 2023, Wang Bing presentó Youth (Spring), documental rodado principalmente en Liming, un distrito de trabajadores cerca de Shanghai, la ciudad más rica de China. Se centraba en los innumerables jóvenes que, año tras año, abandonan sus aldeas y se trasladan allí. Jóvenes que muchas veces viven en su lugar de trabajo, en dormitorios y habitaciones insalubres o en pequeños estudios. A este documental le seguiría Youth (Hard Times), presentada y premiada en el Festival de Locarno de este mismo año. En este caso, Bing se centraba en las luchas de los trabajadores inmigrantes por sobrevivir con bajos salarios y explorando la posibilidad de un empoderamiento colectivo en pleno auge de la economía china.
Con esta Youth (Homecoming), nos muestra como con la llegada del Año Nuevo, los jóvenes abandonan los talleres para regresar a casa y celebrarlo con sus familias. Si bien podría haber sido un documental de nueve horas, es posible que el director haya decidido que el trabajo de más de diez años bien vale para montar tres películas. Pocas sorpresas, claro, con una cinta que tiene la misma estructura y juego de cámara que sus predecesoras. Sin embargo, su importancia y su interés, radica en la riqueza de los protagonistas. Y también en el valor del documental como radiografía de una época y un sistema económico.
Stranger Eyes: la ventana indiscreta de Lee Kang-sheng
El drama sobre la desaparición de una pequeña y el impacto que tiene en la vida de sus progenitores, va transformándose en un thriller en el que el director de A Land Imagined (Leopardo de Oro en el Festival de Locarno de 2018), el singapureño Yeo Siew Hua, disecciona la soledad, el aislamiento social y el peligro de señalar a posibles culpables con pruebas parciales. Un guion interesante, un montaje que va desvelando la información al espectador de una forma eficiente, sin engaños, una dirección sólida. Todo es favorable en una película en la que la presencia de Lee Kang-sheng, actor fetiche de Tsai Ming-liang se eleva por encima de todo.
OTRAS PELÍCULAS EN COMPETICIÓN
Leurs enfants après eux, de Ludovic & Zoran Boukherma
Bien podría haberse titulado “una serie de catastróficas desdichas en la Francia rural de 1992”, pero hubiera sido demasiado evidente. También nos hubiéramos ahorrado los 144 minutos en los que asistimos a la concatenación de malas decisiones que una tras otro van tomando los protagonistas. Es posible que el exceso de celo por adaptar la novela de Nicolas Mathieu haya sido la causa de que este melodrama falle en capturar siquiera el interés del espectador.
Jouer avec le feu (The Quiet Son), de Delphine & Muriel Coulin
Vincent Lindon merece un monumento, sí. Aunque quizás no la Copa Volpi. Su papel de un sufrido trabajador ferroviario que cría solo a sus dos hijos, es lo más destacable de una película que plantea mal el conflicto y lo desarrolla torpemente. Esto hace que una historia que se antoja actual (la deriva fascista de una los hijos de Lindon) acabe resultando inconexa y construida sobre un montaje fallido que acaba con las posibilidades de lograr alcanzar incluso al espectador más predispuesto.
Iddu (Sicilian Letters), de Fabio Grassadonia & Antonio Piazza
La cara B del cine italiano dentro de una sección oficial en la que Vermiglio se confirma como una de las mejores películas del certamen; o Diva Futura, con sus problemas narrativos y de montaje, hacía un relato humano del nacimiento del porno. Una película que tiene demasiados tantos referentes de buen nivel para retratar la presencia del crimen organizado en Italia, y que luce tan burda en algunos momentos. Ni siquiera la presencia de Toni Servillo hace que levante el vuelo en algún momento.
Harvest, de Athina Rachel Tsangari
En este caso no estamos ante la clásica película de relleno que tiene toda sección oficial que se precie. Ni mucho menos. La propuesta de la directora de Chevalier (2015) ha sido bastante bien recibida por la crítica. Sin embargo, para quien escribe estas líneas la película se ha quedado en tierra de nadie, tanto como objeto fílmico como, como en la apreciación de la misma. Bien filmada y con un tratamiento visual por parte del director de fotografía, Sean Price Williams, acorde al universo rural en el que se desarrolla la cinta. Sin embargo acusa el excesivo deseo de epatar al espectador y cierta inconsistencia del guion. Problemas que un montaje que alarga algunas escenas para finiquitar demasiado rápido otras no logra superar. Bien Caleb Landry Jones, especializado ya en personajes perturbadores.