Portada>Noticias>Venezia 2024. Almodóvar y su habitación propia

Venezia 2024. Almodóvar y su habitación propia

Venezia 2024. Almodóvar y su habitación propia
user avatar
Immaculada Pilar, 04/09/2024

El director manchego parece haber encontrado la madurez estilística. Ya no busca tanto sorprender como la recreación en lo formal. Pone en boca de sus personajes sus ideas y su discurso. Es el Almodóvar de la madurez, más sosegado, pero igualmente reconocible. 


La habitación de al lado: donde se concentra el universo Almodóvar 

La nueva película de Almodóvar existe en dos planos argumentales. De hecho, hay dos películas que forman La habitación de al lado. Una, la que protagonizan Tilda Swinton y Julianne Moore; otra, que engloba al resto de personajes y dos planos temporales. La primera es una cinta elegante, con dos protagonistas excelsas. La otra contiene los flashbacks, que por momentos se antojan innecesarios. Y a John Turturro, que si bien realiza un trabajo correcto, en algunos momentos parece estar ahí más por ser la boca a través de la cual nos habla Almodóvar que por secundar a las protagonistas. La primera, aún teniendo en cuenta el argumento, es una película luminosa, por momentos irreprochable. La segunda bien pudiera parecer un material de otro realizador con menos experiencia que el manchego.  


En los flashbacks encontramos a Raúl Arévalo, Juan Diego Botto o Victoria Luengo. Personajes anecdóticos que apenas aportan a la historia. En cualquier caso, tampoco entorpecen al ritmo de la película, puesto que se trata de pequeños injertos situados a lo largo del filme. Superado esto, centrarse en la trama fundamental de la película es hacerlo en la escritura de Almodóvar y, sobre todo, en los trabajos del dúo protagonista. La habitación de al lado relata el encuentro de Ingrid (Moore) y Martha (Swinton), dos amigas que en su juventud habían estado muy unidas. Vidas profesionales de éxito y el espíritu aventurero de Martha las fueron separando, hasta que la enfermedad de esta las vuelve a reunir. 


En la primera parte de la película, la de la reunión, la proposición de Martha (relacionada con su enfermedad y su deseo de una partida digna), es cuando parece que el cambio de idioma le resta frescura a los diálogos. Existe también cierta tirantez en la forma de declamarlos de las actrices. Pero a poco que lo pensemos, los personajes de Almodóvar tienden a tener una forma de expresarse algo artificiosa, con lo que la tirantez detectada puede deberse a la falta de costumbre del espectador de escuchar diálogos almodovarianos en un idioma que no sea el castellano. Según avanza la trama y los personajes han establecido sus personalidades y anhelos, todo parece ir más fluido. En la casa alquilada por Martha para disponer de un final bajo sus propias condiciones cabe todo el universo de Almodóvar: el mimo por la arquitectura, la decoración, las referencias a Hopper, el cine clásico, los libros que leen los personajes, etc, ya puede considerarse como inherente al estilo del Almodóvar más reciente. 

En esta ocasión, todo sea dicho, resulta más plausible que dos mujeres que han triunfado en lo laboral puedan permitirse ciertos derroches. A medida que los personajes de Swinton y Moore se van encontrando más a gusto conviviendo, la película entra en una suerte de trance, en el que el tiempo parece avanzar y detenerse de acuerdo con el estado emocional de ambos personajes. La película respira y permite que el espectador capte cada detalle con la calma que busca el personaje de Martha. Además de las interpretaciones, el trabajo de Alberto Iglesias (banda sonora, por supuesto), Eduard Grau (fotografía) y Teresa Font (montaje) consiguen que el espectador capte la plenitud de cada escena, nada estorba y todos los elementos se unen en un resultado audiovisual bien medido y de una elegante belleza que resulta hasta conmovedora en algunos momentos. 


El Almodóvar actual ya no pretende escandalizar o ni siquiera provocar con sus imágenes. Apela al espectador mediante los hechos y las palabras de sus protagonistas. Algo en lo que resulta más sencillo entrar, en cuanto invita a acompañarlos. Cuando una se deja seducir, la experiencia es una historia conmovedora, muy bien rodada, con pequeñas imperfecciones, sí, pero que afectan apenas al resultado final. Si no se deja, en esta ocasión, disfrutará de dos actrices que vuelan muy alto. En esta ocasión, Almodóvar opta por lo sutil y el resultado es más elocuente que en otras ocasiones.