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Venecia 2025 – Día 5: Assayas y Carrère radiografían al zar
Immaculada PIlar, 01/09/2025
El quinto día de la Mostra nos ha dejado una de esas películas llamadas a estar en todas las conversaciones del festival. Olivier Assayas, acompañado en el guion por Emmanuel Carrère, adapta la exitosa novela de Giuliano da Empoli y se adentra en los pasillos del poder ruso con un pulso firme, inteligente y absorbente.
The Wizard of the Kremlin narra el auge y la caída de Vadim Baranov, personaje de ficción en el que es fácil reconocer a Vladislav Surkov, el político que durante años fue arquitecto en la sombra del sistema putinista. A través de su trayectoria se dibuja también la historia reciente de Rusia, desde sus años de acercamiento al Kremlin hasta el establecimiento de una maquinaria de poder omnipresente y opaca.
Es, ante todo, una película de guion: los datos, los personajes y las situaciones se suceden con velocidad, entre subtramas que se cruzan y se esconden en un flujo incesante. Podría ser un material demasiado exigente, pero Assayas y Carrère logran que en ningún momento decaiga la atención del espectador. Los años iniciales, los de la aproximación al poder y el despliegue de las semillas del actual régimen, resultan especialmente vibrantes e iluminadores.
El reparto funciona como un engranaje preciso. Alicia Vikander, Jude Law y Jeffrey Wright brillan en secundarios entonadísimos, mientras que Paul Dano sostiene el peso del filme con un trabajo comedido, sobrio y a la vez magnético. Nunca sobreactúa, nunca se desborda: lleva a Baranov en cada gesto, con una serenidad que magnifica las tensiones de su entorno. Especialmente interesante la interpretación de Jude Law, quien, tal y como sucedió al año pasado con el Trump de Sebastian Stan (The Apprentice), logra una interpretación que no cae en lo caricaturesco de Vladimir Putin.
Con un guion intachable y una dirección que no pierde ni el ritmo ni la intención, Assayas ha firmado una propuesta arriesgada pero totalmente controlada, vibrante en lo narrativo y brillante en más de un pasaje. Una película que, a falta de lo que queda por ver, apunta directamente a la pomada del palmarés.
Late Fame (Orizzonti).
Con Late Fame, dirigida por Kent Jones, la Mostra ha recibido una de esas películas pequeñas en apariencia pero cargadas de intención. El guion es su gran baza: muestra sus cartas casi desde el inicio, y aun así consigue mantener el interés en cada giro y en cada interacción. Es un texto que habla claro, sin rodeos innecesarios, sobre la ambición y las trampas de la vanidad. Y también, de la condescendencia con la que desde la actualidad nos aproximamos a producciones artísticas pretéritas.
El reparto responde a la perfección, con Willem Dafoe y Greta Lee brillando en cada aparición. Su química y su buen hacer interpretativo dan densidad a un relato que funciona como crítica: la necesidad perpetua de llegar el primero y la trampa del “redescubrimiento”, ese concepto que convierte a alguien en novedad solo cuando encaja en la agenda de turno. Una película incisiva, que no engaña, y que merece estar en las conversaciones más allá de la sección en la que compite.