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Venecia 2023. Hamaguchi escribe sus propias reglas

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Immaculada Pilar, 10/09/2023

Ryûsuke Hamaguchi se está convirtiendo en un director capital para entender el cine contemporáneo. Tras un pletórico 2021 (Drive My Car y La Ruleta de la Fortuna y la fantasía), el realizador ha presentado en esta Mostra la primera de las dos películas que va a estrenar este año. Esta Evil Does Not Exist es toda una experiencia fílmica. Y de lo mejor que podremos ver en un año que viene cargado de películas de muy alto nivel.
Un poco de historia sobre la génesis de la película
La idea parte de una petición realizada por la compositora Eiko Ishibashi. La cantautora contactó al director para que ideara un conjunto de imágenes que con las que acompañar una partitura. El resultado de ese esfuerzo creativo es la película GIFT, que se estrenará el mes que viene en el Festival de Gante. GIFT es una interpretación en directo de la obra de Ishibashi al tiempo que se proyectan las imágenes de Hamaguchi. De esa idea primigenia, originariamente musical, parte Evil Does Not Exist, en la que las imágenes toman el protagonismo. La banda sonora, obviamente, es de Eiko Ishibashi.
Devil does not exist: la fuerza silenciosa de Hamaguchi
Este texto se podría haber escrito unos cinco días antes. Pero hay películas que deben extraerse de la inmediatez de un Festival. Merecen ser pensadas, analizadas y vueltas a pensar. Cuando la distancia temporal nos deja más detalles y más interpretaciones, una es consciente de que está ante una película extraordinaria.

Llama la atención que, para ser un director/guionista al que le gusta dejar hablar tanto a sus personajes, es muy notable el extraordinario tratamiento del silencio, de la pausa, que hace Hamaguchi. También destaca la plasticidad con la que la cámara se adapta a los espacios. Funcionaba en el auto de Drive My Car, por ejemplo. Y funciona en los espacios abiertos de la aldea donde se desarrolla la acción de Evil Does Not Exist. En el cine de Hamaguchi el entorno, los espacios que ocupan sus protagonistas, es un personaje más. Finalmente, cabe destacar un tercer elemento achacable a su faceta como guionista: la falta de intención aleccionadora. El discurso es tan potente y está tan bien escrito que no necesitamos que ningún personaje nos lo explique. Y claro que hay crítica al capitalismo desatado, a la falta de sensibilidad con los entornos naturales, etc., pero esa crítica la extrae el propio espectador de los hechos planteados. Sin moralinas.
Por todo esto, Evil Does Not Exist es tan sutil como potente. Un relato que comienza como una denuncia de la sobreexplotación de zonas rurales para el disfrute de los urbanitas; bajo la que subyace, como si de un western se tratara, la falta de respeto que los “forasteros” demuestran por los “nativos”, y acaba defendiendo una suerte de equilibrio natural. Porque la naturaleza puede ser tan sabia como cruel. Según avanza la cinta más conscientes somos de cómo el guión más que ir dejando atrás capa tras capa para alcanzar su corazón argumental, es un todo orgánico sin ideas superfluas, ni subrayados innecesarios. Tampoco se pierde el tiempo en situaciones y presentaciones de personajes.
La aldea donde se desarrolla la acción nos acoge y nos sumerge en sus rutinas con tal normalidad que casi sin darnos cuenta nos sumergimos en la historia. Los tokiotas que llegan para proponer la instalación de un glamping (camping glamouroso, sí), lo hacen ignorando de cómo su acción afectará al equilibrio de la zona. La superioridad del conquistador, más necio que valiente. La reacción de los locales, centrada en una asamblea en la que ponen en evidencia cuán superficial y mal asentada está la idea resulta toda una lección de cine, tanto por composición como por desarrollo de personajes. En esta escena, como sucede con todas las de la película, queda la impresión de que cada diálogo era necesario. El rostro de Hitoshi Omika, en su primer papel como actor tras haber realizado funciones de producción, es de esos protagonistas que de la economía de gestos hace una virtud. Algo más en el debe del realizador: su dirección de actores.
Con un final hipnótico y desconcertante, Hamaguchi nos deja clavados en la butaca. El mal no existe, pero las cosas malas suceden.
Podéis seguir el festival de Venecia desde la propia cuenta de Twitter de Immaculada Pilar aka. Rodasons.