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Una velada con David Lynch

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Irulan, 22/02/2007

AN EVENING WITH DAVID LYNCH
(Una velada con David Lynch)
Londres es una ciudad culturalmente efervescente. Todo aquí es grande. Más grande. Y por esto mismo encontrar entradas para algunas de sus tantas ofertas a veces se convierte en una auténtica epopeya, que es lo que yo viví para poder entrar en un evento especial que tuvo lugar en el National Film Theatre el pasado 8 de febrero. El local es una suerte de Filmoteca de proporciones descomunales que haría las delicias de cualquier cinéfilo y en el que casi todas las semanas se celebra alguna Special Preview + Interview. Esto es: una proyección abierta al público de una película semanas antes de su estreno y con la posterior visita de su director (y quizá alguno de sus actores) que primero contesta a preguntas de un periodista y después del público. Cuando casi un mes antes supe que David Lynch vendría a presentar INLAND EMPIRE corrí a comprar mi entrada para encontrar que ya estaban agotadas. De todas formas, me dijeron que no perdiese la esperanza, que el mismo día muchas veces salían algunos tickets de gente que cancelaba en el último momento. Que llamase unos días antes por teléfono.
Y así hice, para descubrir que había tanta demanda que a partir de las nueve de la mañana se entregarían vales numerados para controlar la cola de por la tarde. ¿Qué hacer? Aquello suponía levantarse muy pronto (las distancias en esta ciudad son enormes) y además el pronóstico del tiempo era de lo más desfavorable. Sin embargo, algo dentro de mí me dijo que tenía que vivir esta aventura, y así el 8 de febrero me levanté a las seis de la mañana y me planté en la puerta del NFT a dos grados bajo cero y con diez centímetros de nieve.

(Así lucía Londres esa mañana)
Al llegar descubrí que había gente que había pasado la noche allí. Me pareció que delante de mí había demasiadas personas y que jamás lo conseguiría. Me dieron el número 30. Imposible. Pero después de todo lo que había pasado, me debía a mí misma terminar, ir al cine por la tarde, aunque me quedase en la puerta (los vales no garantizaban entradas, sólo un puesto en la cola). Y así volví a las cinco, para ver cómo lentamente iban entrando todas las personas que había delante de mí. Y para alucinar con todas las que había detrás (en el fondo debí ser una de las primeras). Cada vale se podía canjear por dos entradas, lo que me alejaba más y más de conseguir entrar. He de reconocer que hasta me puse nerviosa. Y más cuando con tres personas delante de mí dijeron que aquello se acababa. Pasaron los tres y se hizo el silencio. Ya estaba. Me había quedado en la puerta. De repente, alguien miró una pantalla de ordenador. One more. Una más. Era yo. ¡Estaba dentro! ¡La última en entrar!

(La entrada y los papeles que nos dieron allí. Del evento en sí no hay fotos porque no estaban permitidas las cámaras)
Quien me conoce sabe que poder disfrutar de algo así me hacía mucha ilusión. David Lynch es mi director de cine favorito y en mi vida me habré gastado una millonada en DVDs, libros y páginas impresas de la red sobre él. He montado cine-forums con sus películas y he discutido a capa y espada por ellas. Poco después de sentarme en la enorme sala (500 personas), salió un hombre trajeado. Era el periodista de The Guardian que después conduciría la entrevista. Presentó la película. Avisó de que había escenas con luces estroboscópicas (al parecer es obligación legal) y nos dijo que perderíamos el sentido del tiempo. Se fue. Se apagaron las luces. Algo brilló en la pantalla: INLAND EMPIRE.
De un plumazo pasaron tres horas. Tras los aplausos y un descanso (necesario) volvió a aparecer el periodista. Habían colocado una mesa y dos sillas en el escenario. Finalmente presentó al maestro: David Lynch. En medio de una ovación el director subió al escenario, con su habitual camisa abrochada hasta el último botón (sin corbata) y su traje sencillo. Con el pelo totalmente blanco. En un “momento fan” me dieron ganas de bajar a abrazarle, decirle que le quería y darle las gracias por existir. Pero pronto volvió la cordura. Nos esperaba una hora en compañía del genio y no quería perderme nada. Tomé notas de todo lo que pude en una especie de spanglish (dependiendo de la palabra la ponía en el idioma en que fuese más corta) y he aquí la mejor transcripción que he podido hacer:
ENTREVISTA A DAVID LYNCH (The Guardian + Q&A)
El periodista comenzó preguntando por una práctica habitual del director: la meditación trascendental. Lynch explicó cómo era una técnica mental que nos permite navegar en nuestro interior y que tiene una gran carga de positividad. Nos proporciona una mayor conciencia de nosotros mismos y más creatividad. Es algo muy poderoso que nos aleja del sufrimiento (innecesario). Respecto a esto, el periodista dijo –con razón- que le sorprendía que hablase de positivismo cuando sus películas en mayoría son tan oscuras. El director dijo que un artista no tiene que sufrir para mostrar el sufrimiento y que lo más importante es entenderlo. Todos somos diferentes en la superficie pero dentro somos el mismo, un igual, y él siempre se enamora de historias que muestran la lucha humana.
Tras esto, le preguntó por el recurrente uso de la electricidad en sus películas, que según él tenía relación con lo cinemático. Lynch dijo que no, que era mucho más sencillo, que él sólo usa cosas relacionadas con la electricidad (y el fuego, y el humo) porque visualmente son elementos hipnotizantes. Es curioso, porque uno se imagina que David Lynch en persona debe ser alguien tremendamente complicado, pero luego es él mismo el que se muestra a sí mismo y a su trabajo como realmente simple.
Entonces, proyectaron en la pantalla algunas escenas de Cabeza Borradora y el periodista le preguntó por la relación entre este film e INLAND EMPIRE, pues ambos tuvieron rodajes muy largos. Lynch explicó cómo para él es importante a la hora de hacer cine tener todo bajo control, y que eso implica muchas veces retrasos. Cabeza Borradora fue un proyecto que tardó muchos años en hacerse realidad por cuestiones monetarias. INLAND EMPIRE fue frustrante en cuanto a que se trabajaba escena tras escena, no con un plan concreto. Pero esa lentitud también tuvo cosas positivas.
Así, se le preguntó por la génesis de INLAND EMPIRE. El director confesó que había sido Laura Dern (la protagonista) quien había tenido la idea. Un día ella le visitó y sonriendo le dijo que era su nueva vecina, y decidieron que tenían que volver a hacer algo juntos (este encuentro se muestra en la película en cierto modo con otros personajes). En cuanto al título, dijo que el marido de Laura (Ben Harper) era de una zona llamada Inland Empire, y que en la misma época de gestación del film su hermano había encontrado en la antigua casa de sus padres un cuaderno de dibujos que Lynch hizo a los cinco años y en cuya primera página aparecía escrito “Inland Empire”. Le pareció que esto era una señal para seguir adelante y mantener el título.
Quien conozca la obra de Lynch más allá de la pantalla grande sabrá que hace unos años realizó una serie de piezas llamadas Rabbits que presentaban un falso teatro con falsos aplausos y risas enlatadas y personas disfrazadas de conejos que mantenían conversaciones triviales. En INLAND EMPIRE aparecen estas mismas piezas en varios momentos de la película. Para explicarlo, el director dijo que muchas veces empezamos algo y creemos que lo hemos terminado, pero que otras veces descubrimos que ese algo todavía tiene camino por delante, que puede ir más lejos. Y eso es lo sucedido en este caso.
Entonces e proyectaron imágenes de Terciopelo Azul, en concreto la escena en que los personajes de Laura Dern y Kyle MacLachlan están en el coche y ella cuenta su sueño sobre el amor. ¿No es aquello muy cursi? Muchos han dicho que esa conversación era sarcástica y se han reído “con” ella. Sin embargo, para Lynch no lo es. Para él es real. Él cree que el problema es que ver películas en el cine no es lo mismo que verlas uno solo en casa. El cine es un acto social y ante escenas así muchas veces sentimos vergüenza y reímos. Sin embargo, el amor es así y todos decimos cosas cursis cuando nos enamoramos. Más proyecciones. En este caso de Twin Peaks. Fuego, Camina Conmigp. El periodista, valiente él, preguntó al director cómo se sintió tras la mala acogida de la película. Dijo que Angelo Badalamenti le había dicho que se había sentido mal. Lynch dijo que no era así (¿Angelo mintió?, rió el periodista), aunque reconoció que murió un poquito. Pero en el fondo él estaba contento con su trabajo, y dijo que entendía esa reacción porque la película tuvo un sentimiento muy distinto al de la serie. Vivimos en un sueño. Mucho ¿Qué es la garmonbozia? (los habituales de Twin Peaks entenderán la pregunta). Es dolor y sufrimiento. ¿Pero de dónde viene esa palabra? No sé de dónde viene, sólo vino.
En este punto, Lynch volvió a algunos temas ya mencionados, su gusto por lo humano (que relacionó con su adicción al café, que es tan grande que hasta ha desarrollado su propia marca) o su férrea idea de que sus personajes no son tan oscuros. De que hasta Frank Booth (Terciopelo Azul) tiene un lado tierno que su tormento no deja florecer. También habló (más adelante) de su gusto por las cortinas y la idea del escenario, dos cosas que le gustan mucho y se ven en todas sus películas. Para él representan la magia del cine, el saber que hay algo detrás, el misterio. O de cómo, por mucho que cuide el sonido, sus películas son tan visuales como “auditivas” (ya que el periodista dijo que daba la sensación de que se podían “ver” con los ojos cerrados).
Tras él, pregunta inevitable sobre la distribución del film. Obviamente no sería sencilla. Dura tres horas. Y la gente tiene problemas para entenderla, dijo el director. Del mismo modo que también dijo que la idea de distribuirla él mismo se le había pasado por la cabeza antes de que se proyectase en festivales. Aprovechó también para decir que siempre había pensado que los verdaderos “cinéfilos” estaban más en Europa que en Estados Unidos, aunque también era cierto que poco a poco encontraba en su país gente cada vez más interesada en su cine y eso le alegraba, porque es gente que quiere ver cosas diferentes.
Hablando de la distribución y promoción, es imposible no mencionar la extraña campaña For Your Consideration de Lynch de cara a los Oscars y con Laura Dern en mente. Muchos habrán visto el vídeo en YouTube: el director en medio de la calle con una vaca y un cartel que dice ”sin queso no habría INLAND EMPIRE”. ¿Cómo se le ocurrió? Lo cierto es que no tenía dinero para promocionar a Laura. Así que salí con una vaca y su foto a la calle y obviamente se llenó de gente y de televisión (por la vaca). Laura lo apreció.
La última pregunta de The Guardian tuvo que ver con los actores, ¿cómo selecciona y por qué suele repetir? Es importante encontrar a la persona perfecta para el personaje. Si tienes dos y ya has trabajado con uno de ellos antes, siempre optarás por esa persona.
Así llegó el turno de las preguntas del público. Una de las primeras fue acerca de sus películas favoritas. Confesó que no le gusta mucho ir al cine, y sólo mencionó Man Without A Past de Aki Kaurismaki. También se le preguntó por algunas de sus influencias, citando a dos pintores: Francis Bacon y Edward Hopper. David Lynch comenzó como pintor y es una práctica que no ha abandonado. En marzo se inaugura en París una exposición con fotografías y cuadros suyos. ¿Debemos ir?, le preguntaron. Es vuestra decisión, contestó.
En este punto también habló del vídeo digital y de lo que suponía haber trabajado con él. Dijo que empezó a grabar en vídeo para hacer cortos para su web y que le había encantado la libertad que le daba, su aspecto (aunque sepa que no tiene la misma calidad de la película, pero posee su propio “toque”). Comentó también el por qué había rodado parte de la INLAND EMPIRE en Polonia, y es que un día estando en su casa recibió la visita de un grupo de polacos que celebraban un pequeño festival y querían invitarle. Estando allí, él les pidió que le llevaran a fábricas y le consiguieran mujeres para hacer fotos y le gustó tanto que se enamoró y así surgieron ideas relacionadas con el país.
Y así terminó esta experiencia que he querido compartir con vosotros. Espero no haber aburrido ni haberme pasado con comentarios demasiado personales y/o innecesarios y que lo expuesto haya resultado interesante.