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Estuvimos en la rueda de prensa de Secuestrados

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Evelio Barbero, 25/02/2011

Con motivo del estreno de Secuestrados, el director de la película Miguel Ángel Vivas, acompañado del reparto principal a excepción de Fernando Cayo, ha comparecido ante los medios para hablar sobre su nuevo trabajo.

(Más imágenes en su galería)
Miguel Ángel Vivas: Secuestrados es un proyecto que surge casi por casualidad. Parte de una idea muy clara que es el miedo personal que yo tengo, que es que puedan entrar en tu casa a robar cualquier día. Esa invasión del hogar, de ese sitio sagrado que compartimos con nuestra familia. Ese miedo es universal porque lo tienen muchísimas personas. A partir de ahí me puse a trabajar en una historia que no tenía muy claro por donde la iba a llevar, si iba a ser más bien convencional, más clásico, si iba a ser como ha sido al final por una apuesta más radical… Y bueno, conforme fui trabajando en él me di cuenta de que este de situación es tan realista, a veces de una forma tan brutal, que decidí ser sincero con lo que yo sentía y llevarlo por un camino más radical y realista. Decidí hacer la película en doce planos, sin ningún tipo de concesión. Es una película muy dura, podríamos decir que terrorífica, y casi más que contar una historia, quería contar una experiencia. Una cosa que me planteaba cuando preparaba el guión era cómo me comportaría yo si me pasara eso, qué haría y qué no haría.
A continuación pasó el micrófono al reparto para que contaran sus impresiones sobre el proyecto en sí y el rodaje.
Ana Wagener: Cuando leí el guión dije que no, me asusté mucho. Sinceramente, me parecía maravilloso pero imposible de meterse en esa piel. Lo que sí tenía claro es que para tirarse a la piscina con esta película tenía que aportar parte de sentimientos privados. Cuando alguien está ante el miedo, hay una impotencia que para esta película se pactó con el director, que es un compromiso ante una película en la que no puedes tirar de la técnica ni de trucos. Se reservó para la parte de rodaje toda la parte emocional del actor para ese día y que aquello se abriera y pudiera pasar cualquier cosa. Creo que para mí como actriz, Secuestrados es un antes y un después. No creo que haya vivido una experiencia tan brutal a nivel de interpretación, lo cual es maravilloso para un actor. Ponerte a prueba y ver hasta donde puedes llegar.
Manuela Vellés: Para mí fue exactamente igual que lo que ha dicho Ana, salvo que yo sí que dije que sí directamente (risas). Me fascinó el guión. Estaba tan bien escrito que vi la película y pensé “¡vaya experiencia como actriz!” Cada vez que leo algo me imagino a mí haciéndolo y me apetecía muchísimo probar y ponerme ese reto. El rodaje fue impresionante. Como actriz nunca hubiera imaginado poder llegar a esos puntos. Creo que todos los actores estábamos en esa tesitura de vivirlo. Nuestro juego fue tratar de vivir un secuestro sin saber qué vamos hacer ni cómo. Además, al ser una película en plano secuencia, tienes que reaccionar a todo lo que va ocurriendo como en teatro. No se puede repetir la toma. Tiene que salir todo bien durante doce minutos y eso nos hacía estar concentrados. Había un ambiente tremendo, como si fuera real.
Martijn Kuiper: Yo también dije que sí directamente. Al principio mi personaje estaba pensado para un tipo gordo y rudo, tipo camionero, pero al pasar el casting Miguel Ángel me dio el papel. Al contrario que ellas, yo me lo he pasado muy bien en la película (risas). Me lo pasé bien literalmente, haciendo daño y sin hacerlo. Ha sido un trabajo especial. Un plano secuencia, diez minutos, increíble. Es como hacer pequeñas obras de teatro. Es una experiencia que espero poder repetir porque es un gusto. En vez de hacer seis segundos y que corten, esto sigue y sigue y sigue y puedes demostrar como actor más cosas.
Guillermo Barrientos: Digamos que yo estoy entre dos aguas. Tenía ese lado cabrón de ser uno de los malos de la película, pero en el fondo soy también un poco víctima. En ese sentido, recuerdo que cuando entré a formar parte del proyecto fue una sorpresa muy grata porque en principio se barajaba que los tres secuestradores fueran extranjeros y al final se decidió que uno de ellos fuera un pobre diablo español. Meterme a improvisar con mis dos compañeros en los ensayos ya me hizo pensar que esto iba a ser un experimento con grandes cotas de realidad, porque me sentí realmente en las carnes del tipo y llegué incluso a sentirme incómodo en un sentido positivo para la película. Estoy muy satisfecho con el resultado general de la película.
Dritan Biba: Yo ya estoy un poco más acostumbrado a hacer de malo en cine y televisión (risas), pero esta experiencia ha sido muy peculiar por todas las circunstancias de rodaje, más que nada por la forma en que se ha conceptuado toda la historia. Miguel Ángel ha hecho un trabajo impresionante de investigación y nos empapó a nosotros con esa información. Hemos ido buscando cosas trabajando en detalles, fieles a cierta realidad ficticia, pero también el lenguaje de cámara en mano, plano secuencia, te daba la responsabilidad, y también la suerte, de demostrar como actor que puedes hacer cosas sin usar trucos. La experiencia ha sido maravillosa, muy intensa y muy dura. Aparte de que fueron pocos días de rodaje, mirar a los ojos de tus compañeros mientras les haces sufrir y su reacción era brutal. Se hacía bastante duro. Aunque pueda estar orgulloso o no de mi trabajo, estoy realmente orgulloso de la película.
- P: ¿La escultura del huevo tiene que ver con Funny Games (2007), o las referencias son más a Perros de Paja de Sam Peckinpah?
- MAV: La información que di al departamento de arte en cuanto a esa estatua era que quería conseguir esa estatuilla que toda casa elegante tiene y que desentona por lo feo que es, que está claro que te ha regalado algún familiar importante y tiene que estar en un sitio visible. Fuimos viendo cosas hasta que trajeron ese huevo y me enamoré inmediatamente (risas). No fue como homenaje a nada, surgió así.
- P: ¿Cómo diriges a los actores durante los planos secuencia?
- MAV: Era complicado. Mi mayor trabajo en esta película es haber dispuesto de unos actores maravillosos. Ellos nos han regalado algo increíble porque aunque si hicimos un planteamiento de personajes, sí quería que hubiera una parte de ellos que era el tema de los miedos. No hay un trabajo de cómo se comportaría Isa en una situación, es más dejarse llevar y encontrar ese miedo real que tienen ellos mismos. Lo que trabajamos muchos fue el concepto de familia. Había que creerles como personajes, pero también como familia. Aunque trabajamos la parte intelectual, hay una parte que ellos debían guardarse hasta el momento de decir acción. Si lo daban antes no iba a parecer tan real.
-P: ¿No te parece que el arranque de la película desconcierta un poco al espectador?
- MAV: El arranque surge por dos ideas; una era el juego cíclico de que esto no es un caso aislado, se repite, ha pasado antes y pasará después. Por otro lado lo planteé como esa bomba de la que hablaba Alfred Hitchcock en su libro de conversaciones con François Truffaut, en la que decía que si mientras hablamos, la cámara va bajando y vemos que hay una bomba debajo de la mesa, podemos estar hablando diez minutos de lo que queramos que el público va a estar en tensión porque sabe que en algún momento va a estallar la bomba. De esta forma tenemos quince minutos para presentar a la familia y el público sabe que en cualquier momento la película va a estallar.
- P: La película está funcionando bastante bien en festivales como el de Austin, ¿qué comentarios habéis recibido sobre la película?
- MAV: Cuando llegué a Austin fue la primera vez que puse la película al público. Encima es en otro país con otro idioma. Se espera que el público pase miedo pero te aseguro que yo lo pasé mucho peor. Me sorprendió el interés que había despertado la película y cuando pregunté a la gente me sorprendí bastante cuando me dijeron que al ser española y de género era un sello de garantía. No te lo esperas, y empecé a darme cuenta de que fuera de España la gente empieza a fijarse en lo que hacemos aquí en cine de género. No me gusta la palabra generación, pero sí es cierto que hay ciertos realizadores actualmente tipo Rodrigo Cortés, Guillem Morales, Paco Plaza, Jaume Balagueró, que están haciendo unas películas que conectan muy bien con el público y que son universales al funcionar muy bien fuera de aquí. Este sello de garantía yo no lo había oído hasta que me voy fuera de España. En cuanto se pasa la película empezamos a recibir correos de Los Angeles pidiendo conocernos. Cuando en Austin los productores venían a dejarte tarjetas, había quién me decía que me iba a llevar algo y yo estaba seguro de que era imposible, y de repente, mejor película y mejor director. Hay veces que lo tengo que decir en voz alta porque todavía no me lo creo.
- P: ¿Habéis tenido algún contacto real con algún afectado por este tipo de secuestros?
- MAV: No, no he querido entrar en eso porque ya me parecía demasiado morboso. Esa parte de investigación podía incluso habernos influenciado. La prueba que pedía a los actores era que lo sintieran de verdad.
- P: ¿Cuánto ha costado la película? ¿Rodar en plano secuencia es más costoso o abarata la producción?
- Emma Lustres Gómez (productora): Hacer una película en plano secuencia como ésta es un riesgo muy grande. Puede quedar bien o puede quedar mal, no hay término medio. De hecho no movimos el proyecto mucho más que a televisión de Galicia a nivel televisiones porque no sabíamos qué iba a pasar. Es más, teníamos muchas dudas de que fuera a quedar como quedó. Por lo tanto es mucho más arriesgado que una película convencional. Es más barato porque cuando ruedas en plano secuencia va todo más rápido. Aquí pasábamos la mitad del día preparando plano y la otra mitad rodándolo. Es una película barata que se hizo con 700.000 euros en aproximadamente dos semanas y media de rodaje. No se hubiera podido haber hecho si necesitáramos dos millones y no podría haberse hecho si necesitáramos siete semanas. Era un proyecto que tenía muchas cosas para lanzarse a la piscina.