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CINeol en Corto. Óscar Desafinado: Del amor y el miedo
Immaculada Pilar, 03/12/2014
Uno de los componentes de cualquier relación amorosa es el miedo: a que no te quieran; a que te quieran demasiado; miedo a dar ciertos pasos o a no asumir que hay que darlos; miedo a que te dejen… O a que no lo hagan nunca. Con este último juega el cortometraje “Óscar desafinado”, el corto de Mikel Alvariño que protagonizan Julián López, Bárbara Goenaga y Bárbara Santa Cruz, y que se ha hizo con el Premio al Mejor Cortometraje en el último Festival de Cinema Fantàstic de Sitges.
En este cortometraje se mezclan y se llevan al extremo el amor y la fidelidad, desde un punto de vista de humor siniestro. El punto de partida es una conversación que mantienen Oscar (Julián López) y Violeta (Bárbara Santa-Cruz) sobre el futuro de su relación. Una de esas charlas en las que las parejas se mueven sobre un campo de minas, en las que cada suposición, cada respuesta a un “¿Qué harías si…?” se convierten en armas letales. La conversación de la pareja avanza sin destino en un camino imaginario formado por hipótesis y suposiciones, hasta que Violeta, un poco harta ya de conjeturas, le dice a Oscar que, de morir ella antes que él, deberá esperar al menos dos años para comenzar una relación con otra mujer. Le informa, además, que de no cumplir esa condición, ella volverá para vengarse.

A partir de este prólogo asistimos a un estudio de los miedos y las supersticiones que dejamos que gobiernen nuestras vidas, hasta el punto de atenazarnos de tal manera que nos convierten en personas acobardadas e incluso irracionales. El corto, juega con el habitual “Yo no creo en fantasmas. Pero, y si…”, dejando en evidencia que por muy racional, o incrédulo, que uno sea, la duda puede ser el elemento más terrorífico. El miedo a un castigo tan improbable que, sin embargo, nos impide disfrutar del presente. Todo ello recubierto de un humor tan socarrón como macabro.
Muy bien rodado e interpretado, “Óscar desafinado” es un cortometraje divertido, con un punto de maligna picardía muy recomendable, y un encomiable equilibro entre la realidad y las sombras que la aprensión genera sobre ella.
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En este cortometraje se mezclan y se llevan al extremo el amor y la fidelidad, desde un punto de vista de humor siniestro. El punto de partida es una conversación que mantienen Oscar (Julián López) y Violeta (Bárbara Santa-Cruz) sobre el futuro de su relación. Una de esas charlas en las que las parejas se mueven sobre un campo de minas, en las que cada suposición, cada respuesta a un “¿Qué harías si…?” se convierten en armas letales. La conversación de la pareja avanza sin destino en un camino imaginario formado por hipótesis y suposiciones, hasta que Violeta, un poco harta ya de conjeturas, le dice a Oscar que, de morir ella antes que él, deberá esperar al menos dos años para comenzar una relación con otra mujer. Le informa, además, que de no cumplir esa condición, ella volverá para vengarse.

A partir de este prólogo asistimos a un estudio de los miedos y las supersticiones que dejamos que gobiernen nuestras vidas, hasta el punto de atenazarnos de tal manera que nos convierten en personas acobardadas e incluso irracionales. El corto, juega con el habitual “Yo no creo en fantasmas. Pero, y si…”, dejando en evidencia que por muy racional, o incrédulo, que uno sea, la duda puede ser el elemento más terrorífico. El miedo a un castigo tan improbable que, sin embargo, nos impide disfrutar del presente. Todo ello recubierto de un humor tan socarrón como macabro.
Muy bien rodado e interpretado, “Óscar desafinado” es un cortometraje divertido, con un punto de maligna picardía muy recomendable, y un encomiable equilibro entre la realidad y las sombras que la aprensión genera sobre ella.
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