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Cannes 2025 – Día 7: Gags, sumisión y una joya inesperada
Immaculada Pilar, 20/05/2025
Séptimo día en la Croisette y, contra todo pronóstico, el cansancio parece haberse tomado un respiro. El programa de hoy ha sido generoso: tres películas muy distintas, todas bien recibidas, y una que, sin hacer ruido, podría acabar entre lo más recordado del festival. Por cierto, ninguna de las comentadas está en pomada por la Palma. Vamos al lío.
Pillion, de Harry Lighton (Un Certain Regard)
Interesante y contenida aproximación a las dinámicas de poder en una relación homosexual marcada por el juego de sumisión y dominación entre Colin (Joshua Griffin) y Ray (Alexander Skarsgård). Los protagonistas aportan piel, carisma y matices sin caer nunca en el subrayado. Rodada con nervio pero sin estridencias, la película huye del morbo y apuesta por el detalle: una mirada, un silencio o un cambio de postura dicen más que cualquier línea de diálogo. Una propuesta sólida y con sensibilidad.
Splitsville, de Michael Angelo Covino (Cannes Première)
Estamos ante una comedia de desencuentros amorosos en la que todo funciona bien. La historia de una pareja que intenta divorciarse y es apoyada por una pareja amiga. El guion, muy afinado, evita caer en lo previsible, y el montaje aporta un ritmo constante que no vive solo de los gags, sino de cómo se entrelazan. El reparto coral está a gran nivel —con mención especial para Kyle Marvin y Adria Arjona—, y la sala ha reído de verdad, porque no hay ironía ni condescendencia, pero tiene chispa y mucha gracia. No aspira a cambiar el cine, pero sí a hacerte pasar hora y media feliz. Y lo consigue.
The Love That Remains, de Hlynur Palmason (Cannes Première)
Venía precedida de comentarios del tipo “es muy marciana”. Y lo es. Pero también es mucho más. The Love That Remains es una de esas películas que entran por lo raro y se quedan por lo hondo. Un drama disfrazado de comedia absurda, con una fotografía preciosista, sonidos que parecen de otro mundo y unos actores que se entregan a la rareza con naturalidad.
Habla del desgaste, de lo que queda cuando el amor ya no sostiene, pero tampoco desaparece. Todo está cuidado: los planos largos, la textura de la luz, los silencios que duelen. Una película que debería haber optado a la Palma y que va a quedar en la memoria de muchos como una de las mejores de esta edición. Y eso, en Cannes, ya es mucho.
Momentos del día
- La sorpresa: The Love That Remains. Nadie esperaba tanto y lo ha dado todo.
- Mejor pareja en pantalla: La de Pillion, química sin necesidad de palabras.
- La mejor reacción del público: Risas sinceras y aplauso espontáneo al final de Splitsville.
Si queréis saber más de las aventuras de Imma por tierras francesas podéis leer más cosas suyas en Premios Oscar.