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Cannes 2025 – Día 4: Entre sueños y despertares
Immaculada Pilar, 17/05/2025
Cuarto día en Cannes y el festival entra ya en esa fase en la que las emociones se mezclan con la fatiga, las proyecciones con los croissants y las salas oscuras con el murmullo constante de “esta sí que sí”. Hoy, las dos películas que han marcado la jornada han sido muy diferentes, pero ambas han sabido dejar huella. Y sí, todavía sin presencia fuerte de Hollywood ni de títulos que huelan a Oscar...
Sirat, de Óliver Laxe (comp. oficial)
Rodada en Marruecos y construida como un viaje emocional y sensorial, Sirat es, probablemente, una de las propuestas más personales y arriesgadas que hemos visto en lo que va de competición. Óliver Laxe despliega un aparato audiovisual casi onírico para narrar la búsqueda de un padre por reencontrar a su hijo, sumergido en un submundo de las raves.
El resultado es hipnótico. El montaje fragmentado refuerza ese tránsito entre lo real y lo simbólico, mientras que la banda sonora, llena de texturas electrónicas y susurros del desierto, guía al espectador por un trance sin brújula. Hay escenas que parecen sacadas de un sueño febril, pero todas tienen contundencia emocional.
Pero quizás lo más punzante es la lectura que deja flotando: cómo el primer mundo —nosotros— interpreta otras realidades como si fueran un espectáculo, un decorado exótico donde proyectar nuestras propias búsquedas. Mención especial para Sergi López, que aporta gravedad, ternura y algo de desconcierto a un personaje que no sabe si está buscando a su hija o a sí mismo.
La Petite Dernière, de Hafsia Herzi (comp. oficial)
Mucho más contenida, pero igual de honesta, ha sido La Petite Dernière, cinta ambientada en un suburbio parisino donde una joven musulmana de origen argelino comienza a explorar su identidad sexual en un entorno claramente hostil. La directora se aproxima al tema con sensibilidad, sin caer en la trampa del dramatismo forzado ni en la condescendencia.
La protagonista, Nadia Melliti, realiza un trabajo formidable: su contención, sus silencios y las pequeñas fisuras que deja entrever son el corazón de la película. Es cierto que el guion tropieza en algunas soluciones algo ingenuas y que el final busca cerrar en redondo algo que pedía más ambigüedad. Pero aun así, funciona. Y emociona.
Momentos del día
- El plano más poderoso: El rostro de Sergi López iluminado por las luces de una rave en el desierto.
- El aplauso más sentido: Para la directora de La Petite Dernière, visiblemente emocionada en la presentación.
- La frase del día (escuchada en prensa): “Si esto es un viaje espiritual, yo estoy en escala técnica”.
- El silencio más largo: El que quedó tras el final de Sirat. No porque no gustara… sino porque había que volver del trance.