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Terciopelo Azul

'Obra maestra'

Pocos autores han habido a lo largo de la historia del Cine que hayan desarrollado un estilo y una manera de hacer películas tan personal como lo ha hecho el señor David Lynch

"Seguro que entrando en el apartamento de esa mujer se aprende mucho, me refiero a entrar a hurtadillas, esconderse y observar"
Pocos autores han habido a lo largo de la historia del Cine que hayan desarrollado un estilo y una manera de hacer películas tan personal como lo ha hecho el señor David Lynch. Después de dos películas bastante mediocres como "Dune" y "Cabeza borradora" y de la conmovedora "El hombre elefante", fue allá por el año 1986 cuando este inclasificable cineasta elaboró esta malsana fábula situada en un pequeño pueblecito americano.
Nada más comenzar la película oímos el cálido "Blue Velvet" y observamos lo que parece una bonita y colorida zona residencial. Nadie espera que escasos minutos después, veamos lo que parece una putrefacta oreja humana tirada en el césped. Pues esa contraposición es a grandes rasgos de lo que habla Terciopelo Azul, esa antítesis de mostrarnos algo idílico que guarda algo oscuro y macabro en el fondo es una desasogante tesis que nos acompaña a lo largo de las dos horas de metraje.
Jeffrey Beamont encuentra una mañana la susodicha oreja, mientras volvía de ver a su hospitalizado padre, y no duda en llevarlo presto a las autoridades. Pero habita en Jeffrey la curiosidad de saber cual es la naturaleza de su macabro hallazgo y decide investigar, con ayuda de la hija del jefe de policía, cosa que le llevará a entrar una noche en la casa de una sensual cantante. Ello hará que Jeffrey se adentre en un extraño, demencial y oscuro mundo.
Quizás sea aquí donde mejor haya expuesto y plasmado David Lynch sus particulares y complejísimas obsesiones sin llegar al ciertamente demencial cripticismo y enigmatismo de otras obras suyas como la ya mencionada Cabeza borradora o Mulholland Drive (aunque en el primer caso fuese el resultado una película insufrible y en el segundo una bellísima rareza).
Partiendo de un genial guión, sencillo y que va subiendo en tensión e interés gradualmente, Terciopelo azul es una fascinante visión sobre la curiosidad, sobre cómo nos llama lo desconocido, lo oculto, una morbosa visión sobre las apariencias, sobre como pueden existir extraños y macabros mundos dentro de nuestro aparentemente anodino e idílico pueblecito. Lynch construye, lo que hubiera sido en manos de otro una aventurilla de adolescentes, en un profundo y perverso relato sobre los más bajos y desquiciados instintos humanos.
No menos genial es la dirección de Lynch, sobria y cautivadora, con una riqueza de planos y texturas increíbles, dándole una estética cálida y colorista, proporcionándole un bonito envoltorio a una historia demencial y malsana, realzando ese espíritu, el de que la fachada puede ser muy bonita, pero el interior puede ser muy diferente.
Inolvidable Kyle MacLachlan como Jeffrey Beamount, actor fetiche de Lynch, grandísima interpretación de Isabella Rossellini, en un papel muy complejo y simplemente soberbio un recuperado Dennis Hopper, en una conseguidísima composición entre sádico asesino y llorica compulsivo.
Muy destacables también la musica de Ángelo Badalamenti y la límpida fotografía de Frederick Elmes.
Una de las mejores películas de los 80. Una obra maestra, perfecta y apasionante plasmación de las obsesiones de ese inclasificable y complejo genio que es David Lynch y casi con toda seguridad la mejor obra de éste.
10/10

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Corleone12

18/07/2006

Valoración

10.00

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