'Sin noticias de Dante...'

Estreno 14 de Octubre de 2016
Comencemos con una premisa fundamental: Ron Howard es un director de cine comercial, que nunca ha realizado una película verdaderamente buena, y que tiene en Una Mente maravillosa como su única cima donde se acercó a la brillantez, sin lograrlo. Su relación con el cine está basada en el entretenimiento, en la rentabilidad y en las palomitas (no necesariamente por este orden) y es por tanto, objeto de deseo de productoras y vehículo ideal para proyectos como el que nos ocupa, precedido ya de éxito comercial literario de la mano del escritor –también de literatura comercial- Dan Brown. A pesar de esto, hay que reconocerle el mérito de ser parte activa del imaginario común que suponen ciertas cintas del cine ochentero (Cocoon, Willow) y noventero (Llamaradas, Apolo 13) , habiendo pasado sin pena ni gloria por el siglo XXI con la mencionada Una Mente maravillosa, Cinderella Man o El Desafío. Frost contra Nixon, como películas más destacadas hasta la fecha.

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Dicho lo cual nada nos puede sorprender de Inferno, que siendo realmente mala, cumple a rajatabla con los cánones previamente mencionados en cuanto a la comercialidad pretendida y pasando de puntillas por algunas menciones literarias, se detiene exclusivamente en la acción, la panorámica y el empleo del lenguaje visual sencillo para narrar una historia que si bien es previamente interesante, queda superficial en la pantalla y emplea el suspense edulcorado para aparentar una grandeza y emoción que no existen.
En este clima de superficialidad, se ven arrastrados también los actores protagonistas Tom Hanks (¿por qué se empeña -al igual que Robert De Niro- en hacer películas tan malas en esta fase de su carrera?) y Felicity Jones, en unas interpretaciones planas, carentes de emotividad y en absoluto partícipes de un aparente suspense, que nunca llega. Tan sólo la aportación de Sidse Babett Knudsen, le añade algo de categoría a la película si queremos buscarle algo positivo, junto a las bellas panorámicas de Venecia o Estambul.
Por lo demás, un desperdicio de la obra de Dan Brown, que sin ser una maravilla literaria, es de una lectura entretenida y amena. Basándose en “La divina comedia” de Dante (como ya hiciera también Matilde Asensi en “El último catón”) consigue un interesante equilibrio entre thriller y enigma, tal y como hizo en su famosa novela anterior “El código Da Vinci”. Ni aquella novela fue bien llevada al cine (fue un desastre), ni ésta última tampoco, quedando la trilogía (de momento) de la literatura de Dan Brown en un mediocre producto cinematográfico en todo su conjunto.
Nos quedamos por tanto ante un puro y sencillo vehículo de entretenimiento banal, en un viaje turístico y panorámico hacia la búsqueda de un suspense y una emoción que nunca se logran, por más que nos adviertan de que estamos ante (nada más y nada menos) el fin de la humanidad.
sergio_roma00@yahoo.es
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Sergio Roma

13/10/2016

Valoración

2.00

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