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#Crítica

Héctor

'Sin estridencias ni excesos'

Cinco años habían ya pasado desde la última película de Gracia Querejeta, la hija del exitoso productor Elías Querejeta y que lleva varios años rodando películas cortadas por un mismo patrón

Cinco años habían ya pasado desde la última película de Gracia Querejeta, la hija del exitoso productor Elías Querejeta y que lleva varios años rodando películas cortadas por un mismo patrón: conflicto familiar y sentimental, personajes realistas en un entorno muy de andar por casa y una mezcla de guión preciso y actuaciones convincentes. Héctor pasa por ser su mejor película, probablemente junto con Cuando vuelvas a mi lado, y nos devuelve los temas estrella de Querejeta, centralizando la trama de la película en un adolescente al que se le ha muerto su madre y acude al madrileño barrio de Aluche para vivir con sus tíos.
Héctor es una película de personajes y de familia. Todos los problemas que se desencadenan tras la muerte de la madre se enfocan para comprender el proceso de rápida madurez al que está siendo sometido Héctor, que no sólo tiene que lidiar con esta nueva situación sino con la aparición de su padre, un mejicano al que nunca ha visto en sus 16 años de vida. Su tía tratará de caminar por la fina línea entre dejarle libertad de elección al muchacho y los deseos de que éste se mantenga a su lado. Paralelamente a esta historia, la principal, tenemos pequeñas subtramas que alimentan el universo descrito por Querejeta: decisiones laborales del tío, la relación de su prima con el jefe de su tío y un empleado problemático, etc. Todo ello conforma un microcosmos familiar y relacional sin demasiada originalidad pero con una consistencia suficiente para que Querejeta consiga transmitirnos lo fugaz de una decisión y lo rápido que a uno le puede cambiar la vida en tres semanas.
Lo que diferencia a Héctor de un culebrón cualquiera, que en su argumento se pueden hasta parecer, es la manera de rodar de Querejeta y el dibujo de sus personajes. Querejeta tiene una sensibilidad extrema con Héctor y todo aquéllo que le rodea y se aleja de efectismos baratos que podían haber echado por tierra la película. Los personajes son tan creíbles que a uno le da la sensación de que si cogiera un tren de Cercanías hacia Aluche se podría cruzar con Héctor o cualquiera de los demás actores. Es una película de personajes y del proceso de adolescencia: en este sentido se agradece que ante la tensión creciente de toda la trama Querejeta se permita respiros en los que vemos disfrutar a los tres chicos como lo que son, simples jóvenes con ganas de divertirse y de no tener demasiadas preocupaciones. El trabajo de los actores es fundamental en Héctor, y varía entre ellos, desde un simplemente correcto Nilo Mur como Héctor hasta un revelador Unax Ugalde que cada día crece más como actor y una Adriana Ozores que, sin el glamour ni la fama de otras actrices, es injustamente olvidada a pesar de ser una tremenda actriz. Por lo demás, Querejeta no se permite efectismos ni brillantez en otros campos pues su único cometido es pintar un lienzo lo más realista posible de unos personajes totalmente mundanos y mediocres salvo Héctor, en cuya especial magia reside el peso de la película con mucho acierto.
Una película para pasar la tarde y disfrutar con una historia sencilla pero bien contada. Sin estridencias, sin excesos, sin una brillantez desmesurada, Gracia Querejeta demuestra una vez más que lo suyo es contar la vida de personajes con los que nos podríamos cruzar e investigar a fondo en sus almas y en sus decisiones. Un paso adelante en una carrera tranquila y pausada con una película a la que probablemente la presencia de un peso pesado como Amenábar le haya costado más de un premio. En realidad es muy probable que a Querejeta esto le importe más bien poco.
7,5/10

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Sycamore

21/02/2005

Valoración

8.00

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