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Gordos
'Dualidad'
Uno de los problemas que suele surgir a la hora de mezclar comedia y drama, es que el guión suele quedar descompensado
Estreno en España: 11 de Septiembre de 2009
CRÍTICA
Uno de los problemas que suele surgir a la hora de mezclar comedia y drama, es que el guión suele quedar descompensado, sin terminar de posicionarse en ninguno de los dos lados y por tanto, sin acabar de definirse entre géneros lo que suele (que no siempre) perderse entre dos aguas. Algo así es lo que sucede con el esperado nuevo trabajo de Daniel Sánchez Arévalo, que dentro de la dualidad que preside todo el metraje de su última película, por momentos representa demasiada seriedad para ser una comedia y en otros, demasiada alegría narrativa para ser un drama. En cualquier caso, y aunque la temática sobre el papel daba para muchas más alternativas, lo que es innegable es el talento del director sobre todo en funciones de guionista y dirección de actores.

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Sánchez Arévalo sitúa el epicentro de varias historias independientes en la consulta de un terapeuta donde confluyen los gordos que llevan el peso (y nunca mejor dicho) de la película, donde nos presenta a unos personajes en busca del motivo que les hace ser como son, para mostrar como fuera de esa sala tratan de vivir con sus complejos, desilusiones o carencias sentimentales. Volviendo a incidir en la dualidad, nos presenta a dos tipos de gordos: los psíquicos y los físicos. Los que rechazan lo que son y los que no saben que los son, los que luchan por cambiar y lo que no tienen ninguna intención. Todo ello escarbando bajo las capas que ocultan sus personajes pero que por culpa de la mezcla de géneros, resta crudeza a alguna de las situaciones creadas (como el momento Carrie por ejemplo) o simplemente resuelve alguno de los conflictos de una forma muy liviana para como podría ser la cruda realidad.
Pese a que el discurso narrativo prefiere optar por el final feliz que por ofrecer un desenlace bastante más realista, lo que es justo reconocer es el acertado casting desde el primero al último de los componentes del reparto, incluido por supuesto a las dos debutantes delante de las cámaras Leticia Herrero y Marta Martín, a quién posiblemente le ha tocado el personaje más incómodo de todo el elenco, y sin olvidar por supuesto el método al más puro estilo Robert de Niro empleado por Antonio de la Torre o Verónica Sánchez para subir y bajar peso a disposición de la película. Todos, desde el primero al último lucen en pantalla como si el guión estuviera escrito específicamente para ellos, desde los personajes más complicados hasta los más agradecidos para un actor como por ejemplo el del inmenso Raúl Arévalo.
Volviendo al discurso elegido para contar su historia, aunque el cine sea ficción y predominen los finales felices, el resultado ganaría credibilidad si al menos no todo acabara tan bien, ya que aunque en el fondo trate de ser una comedia, no hay que olvidar que también pretende ser un drama. Y viceversa.
Evelio Barbero
Valoración