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El Viaje del Emperador

'Deja plenamente satisfecho al espectador'

El cine documental francés está en los últimos años dando un giro radical al género logrando colar títulos en las carteleras de medio mundo, territorio en principio dedicado a las películas de ficción y a Michael Moore

El cine documental francés está en los últimos años dando un giro radical al género logrando colar títulos en las carteleras de medio mundo, territorio en principio dedicado a las películas de ficción y a Michael Moore. Desde que Microcosmos lograra unir imágenes sorprendentes mediante un trabajado hilo a modo de difuso guión, los documentales más sonados han sido Nómadas del viento y Génesis. En la presente El viaje del emperador el director Luc Jacquet intenta ir un paso más allá y conseguir un auténtico drama protagonizado por la naturaleza, con sus protagonistas, momentos sentimentales y dándole voz a los animales. Es precisamente mediante esta voz en off peculiar como conquista el corazón del espectador y se distancia de los documentales convencionales de National Geographic al no solamente mostrarle una serie de escenas más o menos logradas sino haciendo sentir al espectador lo que ve.
El viaje del emperador nos transporta a la Antártida para que conozcamos al pingüino emperador, entrañable animal lleno de curiosidades que facilita a Jacquet su guión a la vez que subyuga al espectador a base de idílicas imágenes del continente más inexplorado del mundo. Allí acompañaremos a los emperadores en sus continuos viajes destinados a perpetuar su especie de un modo peculiar y enrevesado: los pingüinos de todas partes de Antártida emprenden un duro viaje y se reunen como por arte de magia en un único punto donde intiman entre ellos y comienzan una carrera contra su duro destino. La teoría de la evolución se muestra implacable en unas circunstancias tan extremas como las que los pingüinos tienen que afrontar, haciendo casi increíble que existan pingüinos que pasen todas las pruebas que la naturaleza les tiende a lo largo del camino. En varias ocasiones somos testigos de la fina línea que separa la vida de la muerte, y por eso el documental va sumando gotitas de emoción que al final logran su doble objetivo inicial: culturizar y sentir la naturaleza.
Como documental El viaje del emperador está a la altura de otros grandes documentales. Las imágenes son preciosas y la cámara asiste como espectador neutral a los acontecimientos de los que es testigo con suma habilidad. Además, una adecuada BSO con voces chill out acompaña al pingüino en sus viajes con mucho acierto y le da un punto de calidad extra a las imágenes. Sin embargo los grandes triunfadores son los pingüinos, que parecen auténticos actores cuando se cortejan entre sí o lloran la pérdida de sus pequeños. Lo que les falta para serlo, la voz, lo dan en la versión doblada unos decentes José Coronado y Maribel Verdú con una serie de diálogos que humanizan la experiencia de los pingüinos y cuentan de viva voz lo que nosotros estamos viendo: el milagro de la naturaleza.
Al final en 80 minutos El viaje del emperador deja plenamente satisfecho al espectador, consiguiendo emocionarlo gracias ante todo a un complejo animal que se erige en único protagonista de uno de los mejores documentales que ha pasado este año por nuestras pantallas. Esperemos que el género aprenda con este film que en ocasiones viene bien para conseguir sus fines algo más que rodar imágenes complicadas y narrarlo de manera convencional, que viene bien hacer cómplice al espectador de lo que observa.
8/10

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Sycamore

04/02/2006

Valoración

8.00

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