Portada>Críticas>Domino (2005)

#Crítica

Domino (2005)

'Diet Tarantino, violence free'

Tony Scott dirigió un film que (para algunos, yo entre ellos) es una obra maestra: El Ansia. Luego se dedicó a deambular entre la acción y las intrigas nucleares o conspiratorias


Estreno en España: 21 de Julio de 2006
Nota I.M.D.B.: 5'9/10 (9311 votos)

CRÍTICA
Domino es una modelo. Domino es una niña bien. Domino es una niña mala. Domino quiere ser más mala. Domino se mete a cazarecompensas. Como no tiene suficiente, Domino consigue su propio reality. Y Domino se mete en problemas.

Tony Scott dirigió un film que (para algunos, yo entre ellos) es una obra maestra: El Ansia. Luego se dedicó a deambular entre la acción y las intrigas nucleares o conspiratorias, desde Marea Roja hasta Enemigo Público, pasando por la reivindicable El último Boy Scout y alternando con curiosidades mucho más arriesgadas y satisfactorias, siempre desde una tranquilidad formal no demasiado arriesgada, más próxima a la publicidad –campo en el que se estrenara allá por los '70 con su hermano Ridley- que al atrevimiento o al ingenio de coetáneos como Quentin Tarantino, de quién filmó, por ejemplo, su guión de Amor a Quemarropa. Considerable por su más que demostrada calidad técnica y sabiduría temporal, aunque criticable por su tendencia a realizar filmes un poco desproporcionados en cuanto a su duración, Tony Scott podría definirse sin miedo a meter le pata como un alumno aventajado a la hora de generar productos de fácil digestión y afluencia masiva, a pesar de contar en su haber con ese gran tostón que es (repito, para mí) Top Gun.

Esta Domino llega, como podríamos esperar, rodeada de polémica. Ha sido vapuleada allá por donde a pasado y lo que le queda por recorrer no va a resultar más fácil. Demasiado “moderna” para los que quieren acción de palomitas y demasiado vista para los “modernos” que aman la deconstrucción formal y los planos de menos de un segundo de duración. Sin embargo, desde aquí rompo una lanza a favor de este producto quizá estudiado en exceso y que peca de poca espontaneidad, pero que brilla en la cartelera como una pequeña joya de ritmo endiablado y estética innegable.

Premeditadamente sucia y vacía, la película da trompicones entre el innegable aire tarantinesco, el más que obvio influjo del montaje hip-hop de Darren Aronofsky, el mareante movimiento de la cámara de Lurham, los anuncios de Levi's y las cortinillas de continuidad de la MTv. El resultado final, un paso atrás en la evolución de los nuevos lenguajes del cine, pero tan lícito y solvente como cualquier película de risa fácil de las muchas que pueblan nuestros cines. Porque, ¿al no ser lo más de lo más en cuanto a novedad, un producto deja de tener valor, puesto que ya hemos visto los planos entrecortados y la fotografía saturada anteriormente? ¿Acaso no hemos visto ya un millón de veces a Hugh Grant tartamudeando y no sigue haciéndolo?.

Resulta difícil hablar de Domino argumentalmente, puesto que, sin duda, su gran baza la juega con su puesta en escena, pero hay que reconocer un par de aciertos de guión que uno, en su ignorancia, admite desconocer si verdaderamente beben de la realidad (ficticia, como nos indica el aviso del comienzo del film) o son fruto del guión de Richard Kelly (¡¡larga vida al rey!!). Sin embargo yo no los desvelaré, puesto que son demasiado sorprendentes y brillantes como para machacarlos torpemente aquí. Aunque sí diré que quizá uno de los mejores aciertos del film sean los secundarios negros (¿o debería decir <>?), entre los cuales destacan los papeles de Lateesha, Lashandra y Lashindra, interpretadas respectivamente por Mo´Nique, Macy Gray y Shondrella Avery.


Keira Knightley interpreta a Domino y lo hace como si un anuncio de Calvin Klein ambulante se tratara. Pero dadas las circunstancias del film, es la mejor manera de crear a su personaje, por lo que me aventuraré a decir sin miedo que reluce en la pantalla, no sólo por su belleza –más que respetable-, sino por su convincente halo de femme fatale de cómic grasiento mezclado con aires de modelo guarrona en campaña censurada por enseñar demasiado el culo. A ella se le suma un sensual Edgar Ramírez, actor venezolano recién llegado a Hollywood, que conquista la pantalla y roba algún que otro suspirillo de atracción fatal tras la contemplación de sus rasgos rudos, como si de un Vincent Gallo de nueva factura se tratara. Acompañándoles, dos grandes leyendas de Hollywood: el ganador del Oscar Christopher Walken, que ha participado en medio millón de películas míticas –como Annie Hall, Sleepy Hollow, El Cazador o Pulp Fiction-; y por otro lado Mickey Rourke, que tiene la suerte de figurar entre los peores títulos de la industria y de heberse convertido en un mito gracias a su propia degeneración tanto física como mental. Eso sí, fue protagonista de Nueve Semanas y Media otro film a reivindicar y a resaltar (¡¡viva Adrian Lyne!!). Junto a ellos, otros rostros conocidos, como el de Lucy Liu y hasta algún que otro cameo (destacando a Tom Waitts).

En definitiva, ver Domino es como ver durante dos horas y pico Pimp my Ride, pero con argumento. Y en el fondo habría que aclarar que no es ni violenta, ni explícita ni nada de lo que pretenden vendernos, porque en ella todo se queda en las apariencias. Podría encajar perfectamente dentro de una lata en la que se leyera: “Diet Tarantino, violence free”, puesto que, como una coca-cola light, Domino refresca, entretiene y te despierta, pero en su fondo cuenta con menos de una caloría.

user avatar

Korben Dallas

20/07/2006

Valoración

4.00

#Más críticas de 'Domino (2005)'

#Ficha