Frances Price es una socialité de sesenta y tantos que enviudó 12 años atrás. Su plan financiero era morirse antes de que el dinero se acabara, pero no sucedió como hubiera querido. Ahora, la inmensa herencia de su marido se ha evaporado. Frances decide vender sus últimas posesiones y trasladarse de Manhattan a París para vivir de forma anónima en el apartamento de una amiga. No está sola: le acompañan su atolondrado hijo Malcolm -a quien la palabra trabajo le produce alergia- y un gato negro parlanchín que podría ser -o no- su difunto marido.