Traficantes de opio

Una muchacha provinciana recién llegada a París logra empleo como corista en uno de los cabarets de la ciudad. Su nombre es Ludivine y atrás ha dejado la granja familiar, la cual heredó tras el fallecimiento de su padre pero que abandonó tan pronto una amiga de la infancia le relató sus experiencias en París.
Su intención es trabajar una breve temporada en el mundo del espectáculo y, al igual que su amiga del pueblo, hacerse con abrigos, dinero y coches y luego marcharse. En el cabaret su nombre artístico pasa a ser Divine. Se deja llevar, se adapta al ambiente y termina enamorándose de un apuesto hombre que frecuenta esos ambientes.