Cuando la policía secreta de la dictadura argentina se lleva presa a la mujer del director de teatro infantil Carlos Rueda, éste se da cuenta de que posee un don mágico. Sueña despierto y ve claramente el destino de los desaparecidos. Sin embargo, algo le impide �imaginar� lo que le ha pasado a Cecilia, su mujer, una periodista que se había atrevido a denunciar las desapariciones. A punto de volverse loco, lucha con las únicas armas a su alcance, unas armas que nadie podrá quitarle jamás: la imaginación, las historias y los secretos místicos del espíritu humano.
Las secuencias rodadas en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, donde las madres andaban en círculo con las fotos de sus desaparecidos (un ritual que siguen haciendo cada jueves) cuenta como extras con las verdaderas madres y abuelas de los desaparecidos en la dictadura argentina.