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25+1 películas que no veremos en Sitges 2016

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El Festival de Cine Fantástico de Sitges, que comienza en escasos días, no tiene fama de ser comedido a la hora de programar películas. Más bien al contrario: hay saturación de títulos para elegir, entre clásicos rescatados para las secciones paralelas, cintas de género de distinta calaña y nacionalidad, cine underground y estrenos de relumbrón. En esta edición son más de 250 largometrajes, 100 cortos y 25 capítulos de series los que se exhiben en las playas catalanas. Por comparación con otros festivales españoles, en San Sebastián se programaron este año 189 películas y 34 cortometrajes; en la Seminci 2015 fueron 149 films y 55 cortos; y en Málaga, más o menos los mismos.

Aun con esa ingente cantidad de cine, hay cintas muy esperadas y/o prometedoras que se quedan fuera, bien sea por una cuestión de fechas (algunas, como Elle o ARQ, se han estrenado en España antes de que comience el certamen), por no estar finalizadas (The Circle, Passengers) o porque el equipo del festival no ha logrado hacerse con ellas, como seguramente es el caso de casi todos los títulos que a continuación detallo. Obviamente, he descartado las franquicias multimillonarias (léase Harry Potter, Marvel, Star Wars, etc.), porque en la puta vida van a estrenarse en un festival como Sitges. Pero las que están sí que podrían haberse visto… y quizás alguna lo haga en la sesión sorpresa. O entren en la próxima edición, como ha pasado con 3 de las mencionadas en el artículo de 2015 (Hardcore Henry, Equals y Somnia. Dentro de tus sueños).





25. TANK 432


Ben Wheatley se ha convertido en menos de una década en una figura a seguir del cine de género británico. Ha llegado al punto de que ya comienza a apadrinar a sus colaboradores frecuentes para que den el salto a la dirección y les acojan en distintos festivales. Es el caso de Nick Gillespie, operador de cámara de cintas como Kill List o High-Rise, que con este thriller bélico hace su debut en el largometraje. En la película, un grupo de soldados que huyen de una amenaza invisible (posiblemente sobrenatural) se atrincheran en un tanque abandonado en el que quedan encerrados. La paranoia y la claustrofobia aumentan cuando descubren pruebas de que su situación puede haber sido orquestada por fuerzas ocultas.

Definida como una especie de A Field in England del cine bélico, tiene también mucho en común con la ciencia ficción psicológica y política de los años 70 o con los dramas conceptuales de terror de Samuel Beckett, lo cual la sitúa como un título indispensable. Las críticas, sin embargo, solo son aceptables. Parece que el discípulo no ha logrado imitar al maestro, aunque no estaría de más que Sitges diese su veredicto, como va a hacer con Alice Lowe (actriz en Turistas, directora de Prevenge).





24. SUPERPOWERLESS


Con el auge del cine de superhéroes, es raro que no se hagan más comedias satíricas que puedan encuadrarse en el género. Y no hablo de Deadpool, sino de films como Especial, Super o incluso Kick-Ass. Listo para machacar. Superpowerless es una nueva vuelta de tuerca al típico argumento de estos blockbusters: un superhéroe que vive su particular crisis de los 40, porque al cumplir esa edad comienza a perder sus poderes y se ve obligado a hacer una vida normal para la que no está preparado ni física ni emocionalmente.

Escrita, dirigida y producida por el desconocido Duane Andersen, se trata de una cinta de muy bajo presupuesto (reunido gracias al crowdfunding) que se ha podido ver ya en el festival Fantasia de Montreal con muy buenas críticas. Sin necesidad de efectos especiales, pero con un concepto de partida original que tiene la suficiente fuerza para que el guion se escriba solo, podría definirse como la película que un día quiso ser Hancock pero se perdió en esa niebla de FX por ordenador, estrellas mediáticas, escenas de acción interminables, romance apresurado y giros innecesarios que suele salir de la maquinaria de Hollywood.





23. ZOOLOGY


He aquí la primera de las muchas películas de esta lista que San Sebastián le ha ‘robado’ a Sitges este año. La cinta rusa cuenta la historia de una mujer de mediana edad, solitaria y reprimida, que lleva una existencia rutinaria en casa de su madre hasta que un día descubre que le ha crecido una cola. Y aunque al principio le cueste aceptarlo, pronto este apéndice le hará cambiar de vida, abrirse al mundo y alcanzar una libertad (vital, sexual, sentimental) que no estaba en sus planes.

Definida como una fábula traviesa y divertida para adultos, la crítica la ha tratado muy bien en los festivales por donde ha pasado (como Toronto o Karlovy Vary). Se destaca sobre todo su sencilla pero efectiva metáfora sobre los ‘outsiders’, más pertinente si cabe en la sociedad rusa, que rechaza a mujeres, homosexuales, progresistas, inmigrantes y cualquiera que sea diferente; el tono sensible que ha logrado imprimirle su director, Ivan I. Tverdovskiy; y su apego a un estilo que tiene más de realista que de mágico, mucho de los Dardenne y muy poco de Cronenberg.





22. (RE)ASSIGNMENT


Walter Hill es uno de los grandes mitos del cine de acción, además de ser uno de los responsables de que exista la saga Alien. De un tiempo a esta parte está de capa caída; podría decirse que desde que acabaron los 80, pero fijaremos el inicio de su descenso a los infiernos del videoclub con su primer y, gracias a dios, único aproximamiento a la ciencia ficción: la lamentable Supernova: El fin del universo. Pero todo purgatorio cinematográfico conlleva la posibilidad de una resurrección. En esta película tiene a Michelle Rodriguez como asesino a sueldo vengativo, ¿qué puede fallar?

Quizá hayáis notado una discrepancia de género en la frase anterior. He ahí la raíz de la polémica que envuelve al film desde su pase en el Festival de Toronto: Rodríguez hace el papel de un hombre al que un malvado cirujano, a sueldo de unos mafiosos, hace una operación de cambio de sexo. Y busca venganza por perder su polla. Oh sorpresa, ha herido sensibilidades. La mayoría de las críticas la atacan sin piedad (y no solo por el factor homófobo), aunque algunas subrayan que ese mismo argumento gilipollas que resulta tan controvertido funciona dentro de su naturaleza de film exploitation, y siendo consciente de que es serie B y no quiere ser nada más, se pasa un buen rato. Aunque sea tan mala como dicen, cosa nada extraña viendo lo que ha hecho últimamente su director, la polémica le daría vidilla a Sitges.





21. CITY OF TINY LIGHTS


Para algunos, Pete Travis es el director que parecía heredero del Paul Greengrass más social en Omagh. Para otros, es el que desaprovechó una premisa increíble (contar una intriga desde 6 puntos de vista distintos, cada uno añadiendo nueva información) en la mediocre En el Punto de Mira. Para los más, es el que hizo justicia cinematográfica al Juez Dredd en una magnífica película de culto. Su nuevo thriller nos lleva a los submundos de Londres, con un detective árabe que investiga la desaparición de una prostituta rusa, hasta que se encuentra metido en otro caso más complejo relacionado con su juventud.

Aunque tiene todos los componentes del noir clásico, las críticas salidas de Toronto destacan que se diferencia del resto en una visión más emocional de su héroe, que se detiene en distintas consideraciones psicológicas que enriquecen la trama (que ya de por sí tiene vínculos políticos actuales, estando relacionada con el islamismo radical). El jurado aún tiene que decidir si Travis es un director a seguir o no, y esta era una buena ocasión para que la gente de Sitges diese su veredicto.





20. IF THERE'S A HELL BELOW


No Es País Para Viejos, Coche policial, Hell or High Water… El western noir está en boga últimamente y es uno de los subgéneros más eficaces del cine americano (de hecho, nadie más sabe hacerlo tan bien porque culturalmente ha nacido en las praderas de este país). He aquí un ejemplo minimalista pero cargado de tensión, en el que un periodista de investigación queda con una fuente anónima en medio del desierto. Dos personajes y una cita cargada de secretos y giros de guion, que acabará con uno de los dos muerto.

El debutante Nathan Williams estrenó este thriller ágil y compacto (se desarrolla en tiempo real) a principios de año en el festival Slamdace, y las críticas que logró fueron entusiastas. Combinando un gran poderío visual y narrativo con una carga de crítica política que recuerda a los casos de Wikileaks y Edward Snowden, la combinación es todo un éxito. O eso dicen, porque el equipo de Ángel Sala no la proyectará en Sitges. Al menos sí que podremos ver Hell or High Water.





19. I AM THE PRETTY THING THAT LIVES IN THE HOUSE


Una de las películas que mayor división de opiniones provocó el año pasado en Sitges fue February, un thriller con psicópata cuya narrativa desdoblada y referencias satánicas provocaron intriga y sugerencia en unos, y aburrimiento e indiferencia en otros. Piense uno lo que piense de ella, no cabe duda de que su director, Oz Perkins, hijo del mítico Anthony Perkins, tiene una voz personal y quiere reestructurar las clásicas historias de género con un sentido más autoral. Por eso su nueva película, una cinta de fantasmas producida por Netflix, podría haber repetido certamen.

El film se exhibió en el Festival de Toronto, como tantas otras de las presentes en esta lista, y las críticas salidas de allí hacen pensar en que Perkins ha insistido en lo que persiguió con February: se destaca la elegancia y la puesta en escena, sus vínculos temáticos y estilísticos con Polanski, Kubrick o Lynch, y la actuación principal de Ruth Wilson, aunque hay algunos escépticos que solo ven una historia más de fantasmas. Sea como sea, si Perkins lleva camino de ser una voz personal en el cine fantástico, hay que hacerle un hueco habitual en el festival.





18. MESSAGE FROM THE KING


Hace dos años, el belga Fabrice Du Welz conmocionó al público de Sitges con una de las historias de amor más turbias y brutales que se recuerdan: Alleluia. En ella despojaba de cualquier romanticismo la figura de los forajidos, situándola en el ámbito de la locura, de la obsesión y de una capacidad de seducción similar a la de una planta carnívora. Este año ha vuelto por la puerta grande, con su primera película en Hollywood: un thriller de acción y venganza protagonizado por Chadwick Boseman como un hombre que busca a los asesinos de su hermana menor.

Estrenada hace poco en Toronto, las críticas hablan de una trama del estilo de Raymond Chandler pero con la acción expeditiva de Charles Bronson y un toque nihilista en su modo de ver la sociedad contemporánea y los submundos del crimen. Todo ello se destaca para bien en las críticas positivas, y para mal en las negativas, las cuales inciden sobre todo en que repite los esquemas del género sin innovaciones. Cuesta pensar que la mirada autoral de Du Welz no le haya añadido algo a la narrativa, aunque la historia siga pautas clásicas, así que sigue siendo un must-see.





17. MY FATHER, DIE


Si os suena el apellido del debutante Sean Brosnan es porque su padre fue James Bond. Tras hacer algunos pinitos en la actuación, el hijo de Pierce se pasa detrás de la cámara para rodar una turbia historia de venganza sureña, con un joven sordomudo que quiere ajustar las cuentas con su padre exconvicto, que mató a su hermano mayor. Una historia que se pudo ver en el festival South by Southwest con sorprendentes críticas entusiastas. Quién lo iba a decir viendo su pedigrí familiar de limitado talento.

Calificada como una hija bastarda de La Noche del Cazador, Bestias del Sur Salvaje y El Cabo del Miedo, quienes la vieron en el SXSW destacan su creación de atmósferas bordeando en el cine de terror; su complejo estilo narrativo deudor de la poesía, que contrasta con una historia pulp bastante sencilla; y su mezcla de ternura y baños de sangre, de humor negro y alucinaciones religiosas, que convierten en épico y estimulante lo que podría haber sido otra cinta indie más. Al parecer, Brosnan es un talento a seguir (pero no desde Sitges, por ahora…).





16. ON THE SILVER GLOBE


Este año podremos disfrutar en el festival de Red Planet Marx, una retrospectiva de películas de ciencia ficción realizadas tras el Telón de Acero. Da la casualidad de que este año también se ha terminado la restauración digital de este film polaco, uno de los más ambiciosos, controvertidos y ‘malditos’ de esta cinematografía. La historia nos lleva a otro planeta en el que unos astronautas establecieron una nueva sociedad tras huir de la Tierra en busca de libertad. Siglos después, los descendientes de esos colonos han creado sus propios mitos sobre su origen, que se verán puestos a prueba cuando reciban la visita de otra expedición terráquea.

Andrzej Zulawski comenzó a rodar la película en 1977, pero el régimen soviético le obligó a parar la producción cuando llevaba un 80% del film, indicando que el material rodado debía ser destruido porque el argumento resultaba subversivo. Afortunadamente el equipo del film no hizo caso y ocultó dicho material, que finalmente pudo ser exhibido en el Festival de Cannes de 1988, en una versión incompleta con carteles e imágenes que suplían las escenas no rodadas. Considerada una obra maestra en todos los aspectos, la nueva restauración ha recorrido varios festivales este año. Ojalá Sitges hubiese sido uno de ellos.





15. WHAT HAPPENED TO MONDAY?


Creíamos que el noruego Tommy Wirkola tenía toda la intención de convertirse en el heredero natural de Sam Raimi. No contento con homenajearle/copiarle descaradamente con la saga de Zombis Nazis (en la que, igual que ocurría con Posesión Infernal, la segunda entrega es mucho más grande, disparatada y divertida que la primera), rodó con Hansel y Gretel. Cazadores de brujas una simpática cutreaventura de serie B con medios de serie A, como es costumbre en el americano. Sin embargo, en su sexto film cambia de tercio y se aleja del estilo de Raimi, enfrentándose a un thriller de ciencia ficción que suena más propio de Paul Verhoeven o Peter Hyams (dependiendo de cuánta sangre y sexo haya).

El argumento nos sitúa en un futuro distópico con un planeta sobrepoblado donde solo se permite un hijo por pareja. Como suele ocurrir, el plan tiene lagunas. Noomi Rapace interpreta los papeles de 6 hermanas gemelas que huyen del gobierno para evitar que las eliminen, al tiempo que investigan la desaparición de la séptima que, a buen seguro, esconde algún tipo de conspiración. Con similitudes sobre el papel con El Cuento de la Doncella y Cuando el destino nos alcance, la película ha sido adquirida ya por Netflix tras un pase exclusivo para distribuidoras en el Festival de Toronto. El film está terminado y tiene quién lo quiera, pero parece que Sitges no ha pujado por estrenarlo en exclusiva.





14. ALOYS


De todas las películas de este listado, esta es posiblemente la que más festivales ha recorrido a lo largo del año. Empezó su andadura en Berlín, donde obtuvo el premio Fipresci de la crítica; le siguió el Festival de Las Palmas, donde en cambio se llevó el premio del público; después llegaron Edimburgo, Karlovy Vary, Fantasia, Locarno, Fantastic Fest… Así hasta cerca de 20 citas internacionales donde el drama fantástico de Tobias Nölle ha seguido conquistando a todo el mundo, tanto a los cinéfilos más sesudos como a los espectadores de a pie.

La película se aventura en la mente de un solitario detective privado que ha perdido a su padre y aún vive con ese dolor. Cuando aparezca en su vida una misteriosa mujer, el universo de su imaginación comenzará a tomar más presencia hasta confundirse con la realidad. Con un sentido del humor muy peculiar y una vertiente surrealista que le ha ganado más de una comparación con Charlie Kaufman, se trata de un film cargado de emoción y de los que generan debates para desentrañar todos sus significados: lo ideal para estimular al asistente a un festival fantástico.





13. A BRIDE FOR RIP VAN WINKLE


Este año da la impresión de que tenemos más cine asiático que nunca en Sitges, pero nunca está de más añadir un drama surrealista de 3 horas. El film de Shunji Iwai (Todo sobre Lily) cuenta la historia de una profesora solitaria que contrata para su boda a una empresa especializada en proporcionar actores que se hagan pasar por quien uno quiera, en este caso su familia y amigos, ya que la mujer carece de ambas cosas. Cuando su matrimonio se derrumba, la mujer comenzará a trabajar para esta empresa, con encargos cada vez más extraños.

La película ha recibido críticas muy entusiastas a su paso por distintos festivales, como Seattle o Nueva York, destacando sobre todo su mirada cínica y cruel pero también emotiva (que no duda en utilizar la incomodidad y la humillación para hacer progresar a sus personajes), su crítica mordaz al matrimonio y las convenciones sociales, la complejidad de su trama y su vertiente de cuento de hadas de inspiración lynchiana. Con menos de eso, una película se convierte en imprescindible en este festival.





12. GUARDIANS


Todos los años hay alguna película de ciencia ficción de bajo presupuesto y espíritu pulp (es decir, ridícula) que llega a los corazones de los cinéfilos antes siquiera de que nadie la vea: Iron Sky, Turbo Kid, Kung Fury… Desde que vimos las primeras imágenes de este remedo ruso de los superhéroes Marvel (hasta el nombre está copiado de Guardianes de la Galaxia), pero situado en un ámbito propagandístico soviético, esta es la cinta a seguir por todos los frikis del mundo que quieren echarse unas risas. El argumento nos lleva a la Guerra Fría, en donde un grupo de soldados genéticamente modificados para tener superpoderes deben enfrentarse a amenazas sobrenaturales que pueden acabar con su amada URSS.

La película se rodó en 2015 y no se estrena en su país hasta principios de 2017, aunque seguramente esté terminada mucho antes porque un presupuesto de 5 millones de dólares no da para tirarse dos años haciendo efectos especiales (y menos si tienen la calidad que se aprecia en el tráiler). De este listado, es la más clara candidata para estar presente en la edición número 50 del festival, siempre y cuando no se estrene durante el año que viene en demasiados mercados internacionales y acabe llegando al formato doméstico antes de tiempo. Aunque sea una basura, o precisamente porque será una basura divertida, tiene que estar en el punto de mira de Ángel Sala.





11. CATFIGHT


Onur Tukel es poco conocido fuera de los circuitos indies más cercanos a la serie B, pero a algún asistente a Sitges le sonará por una delirante película que se proyectó en el festival hace dos años: Summer of Blood. En esta ocasión, Tukel ha conseguido reunir a varias actrices conocidas (Anne Heche y Sandra Oh son las protagonistas, Alicia Silverstone también se pasa por ahí) para una comedia negra, negrísima, sobre la escalada de rivalidad y violencia entre dos antiguas amigas y ahora rivales.

El film ha sido calificado, a su paso por Toronto, como un divertimento muy bruto y satisfactorio, una salvajada muy loca y violenta donde el espectador puede encontrar una catarsis liberadora con la que relajar toda su rabia y agresividad contenida. Ojo que cuando hablan de violencia, hablan de borbotones de sangre al estilo Tarantino. Sin compasión por sus personajes, es una sátira inclemente sobre la sociedad del éxito y la ambición desmedida… o un mero entretenimiento tipo Rasca y Pica. En cualquier caso, la necesitábamos en Sitges, que no hemos tenido una comedia negra de categoría desde Juegos sucios (Cheap Thrills).





10. MY ENTIRE HIGH SCHOOL SINKING INTO THE SEA


Zootrópolis. Kubo y las dos Cuerdas mágicas. Buscando a Dory. Mascotas. La Fiesta de las salchichas. Depende de a quién le preguntemos, la respuesta sobre cuál es la mejor película animada del año puede variar. Si le preguntamos a la crítica y el público que vio en Toronto la ópera prima de Dash Shaw, colaborador habitual de John Cameron Mitchell, la respuesta puede que añada otra variable a la ecuación: esta película cuyo título ya dice claramente cuál es su argumento, mezcla de La Aventura del Poseidón y Ghost World (y un poco de El Señor de las Moscas).

Realizada a mano con trazo primitivo pero repleto de color, se trata de una pieza que satiriza las convenciones, paranoias, estereotipos y traumas de la vida adolescente, mezclando los dramas inanes del baile de graduación con los ataques de tiburones (literalmente). Y lo hace con humor cínico, con originalidad narrativa, pero también con grandes dosis de ternura y corazón. Como ópera prima pequeña y artesanal (aunque cuenta con las voces de actores como Jason Schwartzman, Lena Dunham o Susan Sarandon), dicen que es irregular y no siempre acierta; pero que también es estimulante e inventiva, sobre todo en su estilo visual. Una candidata ideal para el Anima't.





9. THE BAD BATCH


Menuda se montó hace dos años en Sitges con el pase de Una Chica vuelve a casa sola de noche. Unos la calificaron de obra maestra de belleza inusitada (entre ellos parte del jurado, que le dio dos premios), otros pensaron que era un aburrimiento hípster que no merecía la pena ni como arte ni como cine de género. En cualquier caso, la directora iraní Ana Lily Amirpour atrajo las miradas de todo el mundo, y fruto de ello ha podido rodar su primera película en Estados Unidos, mezclando de nuevo romanticismo y clichés del cine de terror, y con un reparto que incluye a Keanu Reeves, Jason Momoa o Jim Carrey.

Estrenada en Venecia y Toronto entre críticas para todos los gustos, cuenta una historia de amor que se desarrolla en un desierto tejano distópico, en el seno de una comunidad de caníbales. La crítica la compara con el cine de Alejandro Jodorowsky (en especial El Topo), Mad Max: Salvajes de la Autopista y La Matanza de Texas, destacando sobre todo su poderoso sentido de la atmósfera, sus salidas alucinógenas y su simbolismo político, pero quejándose de ciertas carencias narrativas que hacen que vaya de más a menos. Es extraño que una directora ‘descubierta’ en el festival no regrese, pero quizá el perfil de sus estrellas es demasiado mediático para que el film tenga un hueco entre producciones más modestas.





8. PERSONAL SHOPPER


Olivier Assayas es uno de los directores fundamentales del nuevo cine francés. Películas como Finales de Agosto, Principios de Septiembre, Las Horas del Verano o la miniserie Carlos lo han situado como autor definitivo, tan versátil como complejo. Y dentro de su cinematografía no le hace ascos al cine de género: Boarding Gate es un thriller con asesinos a sueldo; Irma Vep es un homenaje a Les Vampires, primer serial de vampiros del cine galo; Demonlover es un thriller tecnológico que deviene en pesadilla dantesco; y ahora Personal Shopper es una historia de suspense psicológico y fantasmas ambientada en el elitista mundo de la moda parisina.

Protagonizada por Kristen Stewart (que repite con el director tras su premiado trabajo en Viaje a Sils Maria, y parece que aquí vuelve a salirse), el film se estrenó en Cannes entre críticas divididas, con abucheos en unos pases y ovaciones en otros, pero se alzó con el premio al mejor director. La clave de que resulte aterradora, dicen sus defensores, es que renuncia por completo a ajustarse a las pautas estilísticas del género de terror, introduciendo los elementos sobrenaturales en un contexto realista, con una puesta en escena de cine social donde lo extraño rompe por completo las expectativas y el tono del film. Precisamente esta dificultad para asumir un cambio de paradigma narrativo parece estar en el seno de las muchas discrepancias entre quienes ven un valiente ejercicio de estilo y los que creen que es todo muy ridículo.





7. CONTRATIEMPO


Grand Piano, Mindscape, Emergo, Extraterrestre, El Callejón, Autómata, El Cuerpo, Los Ojos de Julia, El Orfanato, Inside, Que Dios nos perdone… El equipo que hay detrás de esta película (director, guionista, productores, distribuidores…) tiene una amplia experiencia viniendo a Sitges a estrenar sus films, en algunos casos incluso inaugurando o clausurando el festival. En este caso es el director de El Cuerpo, Oriol Paulo, quien vuelve a ponerse tras la cámara para un thriller donde un joven despierta un día en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante. Acusado de asesinato, decide contratar los servicios de una preparadora de testigos, con quien trabajará durante una tensa noche para encontrar una duda razonable que le libre de la cárcel.

Protagonizada por Mario Casas (como todo producto de la factoría Atresmedia), José Coronado, Bárbara Lennie y Ana Wagener, se rodó hace un año y ya tiene su primer tráiler, comenzando a caldear el ambiente para su estreno el 6 de enero. Sin embargo, no nos engañemos: la película ya está terminada aunque queden meses para que llegue a las salas, y falta en la programación de Sitges uno de esos típicos thrillers comerciales de factura nacional que suelen ser anunciados con bombo y platillo. Esta era la cinta ideal. Hasta está cofinanciada por instituciones catalanas y por TV3. ¿Se la estarán guardando como sesión sorpresa?





6. THE RED TURTLE


He aquí otra película que nos ha robado San Sebastián (y Cannes, y Toronto…), y que por donde pasa arrasa entre la crítica y deja al público sumido en un mar de llanto y ternura. El maestro holandés de la animación Michael Dudok de Wit, oscarizado hace 15 años por su emotiva Father and Daughter, se pasa al fin al largometraje con esta fábula sobre un náufrago que intenta regresar a su hogar, y una tortuga gigante que le ayuda a ver el mundo que le rodea, en especial la naturaleza, con una óptica distinta.

Animada de forma tradicional, sin diálogos, solo con el poder del trazo, se trata de una cinta sencilla y llena de riqueza narrativa y discursiva, con un mensaje ecologista transmitido sin maniqueísmos, solo a través de los personajes y sus relaciones. Muy entroncada con el espíritu de comunión con el planeta que inspira buena parte de la cultura del Studio Ghibli, coproductor de la obra, la película ha sido capaz de conquistar a todos los sectores de población de todos los países por los que ha pasado, lo que habla de la universalidad y belleza de sus imágenes. Sabemos que habría ganado de calle la sección Anima't de Sitges. Quizá sea por eso que Ángel Sala & co la han dejado de lado: que haya competición. Es una estupidez, pero es la única excusa que encuentro para que no duela su ausencia.





5. NOCTURAMA


Niños, la violencia hace daño y los criminales son malos. Al parecer, esa coda hay que decirla en todas las películas que traten un tema delicado que tenga que ver con la violencia, y sobre todo con el terrorismo, so pena de que se monte un pifostio a tu alrededor como el que la última cinta de Bertrand Bonello ha venido provocando en festivales como Toronto o San Sebastián (como bien puede atestiguar nuestro Carlos Fernández). Al parecer, hay espectadores y, lo que es peor, algunos críticos que asumen la falta de respuestas como algo ofensivo hacia su sensibilidad moral. Como si todo el cine tuviese que ajustarse a un único mensaje. En el caso de este film sobre un grupo de jóvenes que cometen un atentado y se refugian en un centro comercial, el terrorismo se retrata desde el vacío existencialista y la mirada es neutra, dejando que el público saque sus propias conclusiones.

¿Cae la película en el propio vacío que retrata? ¿Es capaz de plantear las preguntas necesarias para que se debata una respuesta? Estos son los temas que, desde la crítica cinematográfica, se deberían tratar para atacar o defender el film. Mira que han soltado bilis en su contra y que lo han puesto por las nubes como obra maestra del año, pero pocas de esas críticas escapan de hablar de dicha polémica de un modo superficial y moralista. A uno, que tiene vocación de ególatra, le gustaría poner su granito de arena tanto sobre el terreno (las discusiones en las colas iban a ser apasionantes, y entre cervezas muy divertidas) como por escrito, pero en Sitges no va a ser posible. Maldita sea.





4. THE BELKO EXPERIMENT


Con solo una película, James Gunn ha pasado de ser un cineasta de serie B que rueda terror con vísceras, comedias ultraviolentas y porno para todos los públicos, a ser uno de los niños mimados de Hollywood. Claro que convertir unos superhéroes desconocidos (Guardianes de la Galaxia) en una de las propiedades más lucrativas del universo Marvel tiene sus beneficios. Uno de ellos es poder escribir lo que te salga del nabo, pasárselo a un amigo para que lo dirija, pedir que alguien te pague los cuatro duros que necesitas y recibir un cheque en blanco. Y así tenemos este thriller de terror sobre un experimento social en el que 80 americanos son encerrados en un edificio y una voz va poniéndoles distintas pruebas en donde deben decidir si morir o matar.

Dirigida por el australiano Greg McLean (Wolf Creek) y con un reparto repleto de caras conocidas del cine de género, a su paso por el Festival de Toronto han abundado los aplausos y las comparaciones con la sátira metalingüística de La Cabaña en el Bosque y el salvajismo de Battle Royale. Las críticas hablan de que es sangrienta, violenta, plagada de humor negro y de un ritmo vertiginoso, y que funciona a la perfección para verla en un auditorio de frikis entregados a disfrutar del caos, aunque también ven en ella una crítica muy afilada sobre la América corporativa. Vamos, que es la película ideal para ver en Sitges y la película ideal para ver en la sesión sorpresa de este año, Ángel Sala (codazo codazo).





3. MÚLTIPLE


Hubo un tiempo en el que M. Night Shyamalan fue encumbrado como el sucesor de Steven Spielberg. Algunos hasta le comparaban con Alfred Hitchcock. Qué lejos quedan aquellos días, qué ingenuos éramos. El indio acabó cavándose su propia tumba a base de creerse lo que le decíamos y pensar que cualquier idea que se le ocurriese iba a ser oro. Y así fue cayendo en la mediocridad o dirigiendo engendros como Airbender. El último guerrero o El Incidente. Fue una de las implosiones artísticas más terroríficas y perfectas que se recuerdan. El año pasado, Shyamalan pareció resucitar un poco con La Visita, una cinta claramente de serie B que muchos encumbraron como su regreso por la puerta grande (y otros, como un servidor, sumaron a su extensa lista de castañas).

Su último thriller cuenta con James McAvoy como un psicópata con 23 personalidades distintas que secuestra a unas jóvenes con aviesos propósitos que a buen seguro se desvelarán en un giro de guion. Estrenado en el Fantastic Fest de Austin como sesión sorpresa, las críticas sitúan al film por encima de todos los que el indio ha rodado en los últimos 15 años; lo que tampoco es un nivel abrumadoramente alto para superar, pero vamos, que dicen que es divertida, juguetona, con un excelente dominio de la tensión y un McAvoy increíble. Obviamente, desde un punto de vista psicológico es una tontería similar a Identidad, tiene sus agujeros de guion que pueden molestar a más de uno, y requiere una considerable suspensión de la incredulidad. Pero quizás es el retorno, esta vez sí, de un director que debería trabajar siempre con presupuestos modestos para que su ego no se dispare hasta el infinito.





2. FREE FIRE


Hasta el momento, todas las películas dirigidas por el británico Ben Wheatley se han podido ver en Sitges. Todas, menos su ópera prima Down Terrace (que fue rescatada para Seven Chances tras convertirse en autor de referencia), han sido proyectadas en el festival en el momento de su estreno. El año pasado lo tuvimos con High-Rise. Este año estrena su sexta película y es la primera vez que no lo veremos por tierras catalanas. Quizá tenga algo que ver con el perfil de su nuevo delirio, ya que en esta ocasión opta por descomponer un género puramente comercial: el cine de acción. La escasa trama de su nueva obra nos lleva a Boston en 1978, a una transacción entre un traficante de armas y una banda de irlandeses. El trato sale mal, lo que sirve de excusa para montar un tiroteo de 90 minutos de duración.

Las críticas llegadas desde Toronto también se pueden dividir en dos bandos: quienes ven en ella un ejercicio de estilo puramente comercial, y quienes quieren buscar algún subtexto o mensaje. Los primeros se lo han pasado en grande, destacando una vez más el dominio del lenguaje cinematográfico de Wheatley, su vertiente surrealista y absurda que se complementa con el incansable sonar de las balas, y su humor casi slapstick en torno a la violencia. Los segundos se sienten decepcionados porque no ven en ella contenido alguno, ni comentario social, ni mensaje, sino simplemente una cinta de acción. Como si ser una montaña rusa que solo busca la diversión fuese algo malo. Han pasado 9 años desde Shoot 'Em Up (En el Punto de Mira), y todavía no han aprendido.

En fin, Ángel, que nos la traigas como sesión sorpresa para no traicionar la larga amistad que te une con Ben.





1. LA LLEGADA


Maldito sea el Festival de San Sebastián, siempre robando perlas de otros festivales (en este caso, el triple combo de Venecia, Toronto y Telluride, ahí es nada). Siempre aprovechando la delantera en el calendario para cazar películas de nivel antes que cualquier otro certamen español pueda hacerse con ellas. Porque, a ver, ¿qué hace una película de ciencia ficción en un festival donde suelen ganar la Concha de Oro el cine social sudamericano o el drama familiar asiático? Aunque haya cintas que hayan repetido en Zinemaldia y Sitges, yo le echo la culpa a José Luís Rebordinos de que no hayamos podido flipar de nuevo este año con el cine de Denis Villeneuve en las playas catalanas, como ya hicimos con Enemy. Es injusto, José Luis, pero como fanático de la scifi me han clavado un puñal en el corazón.

El argumento del film narra el primer contacto humano con una especie alienígena que ha llegado a la Tierra con quién sabe qué propósito. Centrado en la dificultad de establecer comunicación con ellos, las críticas la sitúan como una maravilla donde el director canadiense se la vuelve a sacar en términos estilísticos, y que da pie a múltiples debates sobre las distintas complejidades y matices de su desarrollo (el final parece que es algo más discutido). Se ha llegado a hablar de que deja en ridículo a Interstellar, de que visto lo visto es posible que la segunda parte de Blade Runner sea mejor que la primera, de que es la película del año… Basta ya de subir el hype, joder.

El año pasado vimos en Sitges el documental The Visit, que se centraba en el mismo tema; también tenemos este año la retrospectiva sobre cine de ciencia ficción soviético, donde se ha tratado extensamente este tema (no solo en Solaris, que se proyecta en el ciclo, sino también en otras que no están presentes, como Encuentro en el espacio, Orion's Loop o Moon Rainbow). Temáticamente, su presencia en el certamen era ideal. Y por su género y calidad, era imprescindible. Nos la han robado.





BONUS. PESADILLA EN ELM STREET


Esta película no necesita presentación. Cualquiera que no la conozca ha llegado a este artículo sin querer, porque el cine fantástico es totalmente marciano para él (o ella). Pero, ¿por qué incluir uno de los títulos cumbre del terror ochentero? Muy sencillo: Wes Craven se merece un homenaje. Es perfectamente entendible que el festival no le hiciese ninguno el año pasado: Craven murió el 30 de agosto y la programación ya estaba prácticamente cerrada, con lo que organizar algún tipo de ciclo o evento era misión casi imposible. Pero este año ya no hay excusa para no mostrar aunque solo sea este título, el más icónico de una carrera llena de hitos del género. Y no en una sesión sorpresa, sino con todo el oropel posible.

Una oportunidad perdida para Ángel Sala, que ha considerado más relevantes las figuras de Juan Bosch, Rob Zombie o Joe D'Amato.


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