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Especial Óscar 2016: Lo que el Óscar ignoró

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Todos los años, al terminar la gala de los Óscar, comienza la carrera para los próximos premios de la Academia. Multitud de periodistas, expertos y blogueros se ponen en modo Nostradamus y lanzan sus pronósticos para la siguiente edición. Se basan antes de nada en los directores, los actores y los estudios implicados en las cintas con fecha de estreno fijada o con previsión de llegar antes de Año Nuevo a las salas. También en los argumentos y temas de cada film. Y un poco en los primeros festivales del año (Berlín, Sundance, SXSW), de donde suele salir alguna candidata. Y así se marca a fuego el destino de algunas películas. Unas llegan hasta el final, otras se caen por el camino. Porque solo pueden quedar ocho. O seis. O nueve. En fin, entre 5 y 10 con esta tontería de sistema de la Academia.

De un total de 305 films que competían por el Óscar, este año solo han quedado 8. Es verdad que, de esa lista de cintas presentadas a la Academia, se puede eliminar fácilmente la mitad sin necesidad alguna de que los académicos las vean (¿Obsesión, El Séquito, Hitman: Agente 47, Pisándonos los Tacones, Mortdecai?). Pero aun así, son más de las que pueden ver y muchas más de las que pueden votar. Así que, con justicia o no, son muchas las olvidadas todos los años. Nosotros vamos a intentar repasarlas y a darles los premios a los que podrían aspirar, en función del lugar de la carrera donde han caído derrotadas.




Las nominadas en esta categoría son las que se quedaron a punto de llegar hasta el final. Posiblemente, si ampliásemos el número de candidatas de 8 a 13, serían las siguientes en aparecer. O a lo mejor se veían beneficiadas si cambiásemos el sistema de votación tan caprichoso que tienen, por el cual cada académico solo vota por una película sin importar cuántas obras maestras haya visto ese año; y donde si un film ocupa el segundo lugar en las más 6.000 papeletas de los votantes, pero en ninguna ocupa el número 1, es descalificado en primera ronda. Se supone que el objetivo es favorecer a aquellas cintas que despiertan más pasión entre un mayor número de académicos, pero el resultado es que muchas cintas se quedan por debajo del 5% de votos necesario para acceder a la categoría de mejor película.

Las candidatas a nuestros Globos de Oro seguro que se quedaron por encima del 4,5%.




CAROL


Todd Haynes le debe caer muy mal a la Academia. Hace más de una década, Lejos del Cielo se convirtió en la película más aclamada del año por la crítica. Desde que se estrenó entre ovaciones en los festivales de Venecia y Toronto, no dejó de acumular menciones a diestro y siniestro. La crítica de Nueva York le dio su premio. Estuvo en las listas de lo mejor del año para todos los medios especializados. Y pese a todo, cuando llegó la hora de los Óscar, la historia de amor interracial rodada con el estilo de Douglas Sirk fue ignorada.

A Carol le ha pasado lo mismo. Se estrenó en Cannes y puso a la platea en pie. Pasó por Telluride y la crítica se derritió con ella. Sin contar con los premios de la Academia, ha acumulado 54 galardones y 180 nominaciones durante la temporada, entre las que se encuentran los BAFTA y los Globos de Oro. Pero la Academia dijo otra vez “no”. El estilo sirkiano era el mismo, pero esta vez el romance era entre dos mujeres. Y una década después de la derrota de Brokeback Mountain, parece que todavía existe cierto recelo entre los votantes a asumir que la homosexualidad es algo normal. Parece que los académicos solo valoran este tipo de romance cuando uno de los amantes muere.





STRAIGHT OUTTA COMPTON


1 de agosto de 2015: “¿Una película de raperos? Joder, tiene que ser una mierda enorme solo para fans de esa música, como el biopic que hicieron sobre Notorious BIG”.

15 de agosto de 2015: “Vale, que esté destrozando las taquillas en Estados Unidos lo puedo entender, porque culturalmente toca una tecla que desde aquí no entendemos, pero ¿y esas críticas? ¿Cómo es posible que al fin hayan rodado una obra maestra sobre el hip hop? Da igual, a final de año nadie se acordará de ella”.

10 de diciembre de 2015: “¿Cómo? ¿Qué hace entre los nominados al SAG? ¿De dónde ha salido esto? Bueno, es un premio puntual y la Academia en la vida va a hacerle caso a una película sobre raperos. Eso es Neptuno para ellos, por mucho que Eminem y Three 6 Mafia tengan sendos Óscar”.

10 de enero de 2016: “Vale, no nos pongamos nerviosos. Está en la lista del año del AFI. Casi todos los sindicatos importantes (SAG, PGA y WGA) la han nominado. Eso quiere decir que la gente de la industria la ha visto (que es muy importante) Y que les encanta (que es fundamental). Actores, productores, guionistas: con sus votos es más que suficiente para ser nominada. Está claro que está dentro. #FuckdaPolice”.

14 de enero de 2016: “#OscarsSoWhite”.





SICARIO


Todos sabemos que Denis Villeneuve va a ser nominado al Óscar tarde o temprano. Su potencia narrativa es demasiado evidente como para que la Academia deje pasar la oportunidad durante demasiado tiempo. Puede que no sea por la dupla de ciencia ficción que está preparando (la cinta de invasiones alienígenas Story of Your Life y la segunda parte de Blade Runner), pero en menos de una década, el canadiense repetirá visita al Dolby Theatre tras ver cómo Incendies se colaba entre las candidatas a mejor película de habla no inglesa.

Enemy y Prisioneros lo pusieron en el mapa para el cine indie y para el cine comercial. Sicario es la rúbrica. Nominada a PGA, WGA y Critics’ Choice, nominada por los sindicatos de montadores, directores de fotografía, directores artísticos, maquilladores y editores de sonido, críticas espectaculares desde sus pases en Cannes y Toronto, taquilla correcta, temática de plena actualidad y un ritmo que te coge de los cojones y no te suelta. Es posible que se haya quedado incluso por encima de las dos anteriores.





STEVE JOBS


Durante aproximadamente un mes y medio, concretamente entre el 5 de septiembre y el 23 de octubre, el biopic bueno de Steve Jobs era la favorita a batir. Su estreno en Telluride se saldó con ovaciones, críticas encendidas y rumores de muchas, muchas estatuillas. La combinación Danny Boyle-Aaron Sorkin-Michael Fassbender-Kate Winslet se confirmó como jugada ganadora. El segundo Óscar para Sorkin era cosa cantada, Fassbender iba a hincharse a premios, y Boyle y Winslet podrían incluso repetir. Hasta Seth Rogen era viable. Su estreno limitado confirmó que era todo un mastodonte para crítica y público.

Excepto que no lo era. El 23 de octubre se estrenó a nivel nacional y se pegó una hostia descomunal en taquilla. A nadie le interesó la vida del creador de Apple cuando tuvo el rostro de Ashton Kutcher, y a nadie le interesó ahora (habría que ver cuánto daño le hizo el exmarido de Demi Moore a esta cinta, tanto por la escasa calidad de su film como por haber llegado antes y robado la primicia de la historia). Y aunque nadie dice que tengas que ser un éxito monetario para optar al Óscar, su aura quedó manchada demasiado pronto. Conforme fueron llegando otras candidatas, todo el mundo se olvidó de su existencia. Fue como si no hubiese existido, aunque su calidad era la misma que cuando lo iba a ganar todo.





CREED. LA LEYENDA DE ROCKY


Hace cuatro décadas (39 años para ser exactos), una pequeña película inspiradora sobre un boxeador sin importancia que logra rozar el cielo deportivo le robó el Óscar a Taxi Driver, Todos los hombres del presidente y Network, un Mundo Implacable. Nadie esperaba entonces que Rocky se convirtiese en una saga comercial que empañase de comercialidad machirula esos inicios modestos y artísticos, pero tampoco que Sylvester Stallone se convirtiese en una de las mayores estrellas del mundo y Rocky Balboa en un personaje mítico. 39 años después, la victoria de la cinta original está en muchas de las listas de injusticias de la Academia, y de su séptima entrega nadie esperaba gran cosa.

Excepto que el director era Ryan Coogler (Fruitvale Station), el protagonismo se cedía a una estrella emergente (Michael B. Jordan) y se reformulaban los aciertos de esa primera entrega para adaptarlos a un nuevo siglo y un nuevo tipo de espectador. El emotivo homenaje a Rocky y el despliegue de recursos de Coogler (como ese combate rodado en plano secuencia sobre el ring) la convirtieron en un taquillazo y una de las cintas con mejores críticas del año, y sin duda la mejor de la saga junto a la original. Se dice que en los pases para académicos hubo ríos de lágrimas de tiarrones. Sin embargo, ni los océanos lacrimales han vencido la sensación de que hace 40 años ya se le dio el premio a esa historia. Aunque no tenga el número 7 detrás, era una saga agotada.







Las nominadas en esta categoría son demasiado pequeñas, demasiado modestas, demasiado desconocidas para que la Academia les dé una oportunidad. Los votantes reciben decenas de películas en DVD para ver en su casa, y en muchas ocasiones los distribuidores sin recursos no pueden permitirse un mailing masivo de discos de estas características. A veces no pueden apenas organizar pases privados para los académicos. Y luego también están los miembros de la Academia que, si no conocen el estudio o los actores o los directores involucrados, tiran el DVD a un cesto o lo ponen en el fondo de su lista y se olvidan de él. Por eso, las películas pequeñas que no han logrado sobresalir en taquilla o no han generado alguna polémica o no han ganado suficientes premios, se ven relegadas a no ser siquiera tomadas en consideración. O, al menos, no por suficientes personas como para que importe.




BEASTS OF NO NATION


“¿Netflix? Esto tiene que ser un telefilm. Se habrán confundido y creían que lo estaban enviando a los votantes de los Emmy”. Ese ha sido seguramente el proceso mental de buena parte de los académicos que recibieron el DVD de la última película de Cary Fukunaga, que según se comenta en los mentideros, apenas lo vio nadie. Posiblemente sea culpa del estudio, que hizo un estreno en salas anecdótico para acompañar al estreno en su plataforma online (bien es cierto que se encontró con el boicot de varias cadenas importantes de salas, que se negaron a estrenarla por no querer respetar la ventana mínima de estreno). Sin duda es también culpa de los académicos, que a) no saben cómo funciona Netflix, b) no están enterados de qué films se estrenan ni cómo, c) no están interesados en una película sin estrellas reconocibles y/o d) les dan reparo las cintas con temas duros, como los niños soldado.

Sea como sea, es para quitarles el carnet de académico a todos esos que dijeron que no sabían ni qué película era. Si no leen las informaciones que llegan de festivales tan relevantes como Venecia, Toronto y Telluride, tres lugares donde la pusieron por las nubes; si no leen críticas de las películas que se estrenan en salas, que fueron unánimes en elogiarla; si ni siquiera se interesan por ella cuando el sindicato de actores la nomina con fruición (sin duda beneficiada por el hecho de que también participan profesionales televisivos más familiarizados con Netflix); entonces, ¿qué coño hacen decidiendo nada sobre cine?





LOVE & MERCY


A la Academia le gusta más un biopic que a un tonto un lápiz. Dales una dosis de vida y obra de un artista conocido, y se la tragan con patatas. El esquema de ascenso y caída es tan familiar, que es como si se arrebujasen en una mantita en su casa en pleno invierno. Pero claro, esto va por rachas: hay épocas en las que nominan a cualquier biografía que se les ponga a tiro, y luego se hartan y pasan de ellas. Si tu película se centra en un artista poco conocido para el lego en la materia o si intenta romper las reglas narrativas o estructurales de los biopics para hacer algo más expresivo, como es el caso, no esperes que te hagan caso.

Aunque, bien visto, si no le podemos exigir a los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que hagan un mínimo esfuerzo para valorar películas que se salgan de su zona de confort; para reconocer a directores que buscan contar su historia a través de los recursos expresivos y atmosféricos que proporciona el lenguaje del cine; para destacar a actores que lo dan todo y lo llevan dando todo durante años y años sin obtener de ellos más que una mirada de soslayo, como le ocurre a Paul Dano; para permitir que una canción compuesta por el músico objeto de biopic participe junto a temas de basuras como Cincuenta Sombras de Grey o Mortdecai; entonces a lo mejor tendrían que replantearse su nombre.





YO, ÉL Y RAQUEL


Salir del Festival de Sundance con el premio del público y el premio del jurado no es garantía de nada. Precious y Whiplash han sido hasta ahora las únicas películas que lo han traducido en una nominación al Óscar; Fruitvale Station, Quinceañera y Tres Estaciones lograron esa dupla y se quedaron sin nada. Winter's Bone y Bestias del Sur Salvaje solo contaron con el reconocimiento del jurado y sí que accedieron a la estatuilla. En el caso de esta comedia adolescente, adquirida por Fox Searchlight, el estudio tenía una lucha ardua por delante, ya que las cintas sobre jóvenes que tienen una experiencia que les hace madurar no suelen recibir mucha atención de la Academia.

Dicho y hecho: su estreno comercial se saldó con críticas más que notables (aunque no tan delirantemente entusiastas como las que llegaron desde Park City) y con una taquilla aceptable para una cinta indie, pero llegó demasiado temprano (en junio) y su repercusión fue demasiado modesta para que perdurase durante seis meses. Es posible que solo haya 7 personas en la Academia que hayan oído hablar de ella, y 5 de ellas seguramente pertenecen a la propia Fox.





MR. HOLMES


¿Os acordáis de cuando Bill Condon iba a ser un nuevo autor americano respetado y de pedigrí? Fue más o menos por la época en la que Dreamgirls se pegó un batacazo en las nominaciones a los Óscar cuando todo el mundo apostaba por ella y unas semanas antes se la daba por segura ganadora. Antes de eso, Condon había encadenado dos cintas de esas que se quedarían al menos cerca de ser nominadas si hubiese 10 sitios: Dioses y Monstruos y Kinsey. La evolución respecto a Candyman 2: Adiós a la carne era obvia. La decepción del musical tuvo que ser supina, porque lo siguiente que hizo fue rodar las dos últimas entregas de la saga Crepúsculo. Después de eso, no ha recuperado su lustre: véase El Quinto Poder, ese film que partía como potencial ganador y un año después solo se barajaba para los Razzie.

Con Mr. Holmes volvía a tener la oportunidad de asaltar el Óscar, con un actor al que se lo deben y un papel muy agradecido. Sherlock Holmes, intriga, alzhéimer, secretos del pasado… En el Festival de Berlín le dieron su aprobación cálida, aunque no superlativa, lo que hizo que Miramax prefiriese aprovechar la temporada de verano y la escasez de producto adulto para ganar dinero, en lugar de situarla en el otoño de cara a los premios de la Academia. Consiguió un resultado en taquilla notable y fue ignorada en lo demás, pese a que las críticas fueron más positivas de lo que se intuía en Alemania.





99 HOMES


Algunas veces, los estudios deciden esperar un año para estrenar películas susceptibles de ganar algún premio. Crash y En Tierra Hostil son dos ejemplos de films mostrados en Toronto de un año y estrenados en mayo y junio del siguiente, y que acabaron llevándose la estatuilla. El motivo suele ser que la temporada presente ya está repleta de contendientes, y que el distribuidor no tiene la capacidad necesaria para montar una estrategia de promoción a tan corto plazo. Ante el riesgo de perderse en la marea, prefieren esperar y posicionarse, aunque sacrifiquen parte del burbujeo generado en los medios.

Con la película de Ramin Bahrani pasó algo así. Broad Green Pictures está naciendo y adquirieron este film cuando se llevó unas críticas excelentes, sobre todo para su pareja protagonista. Pero ni con todo el tiempo del mundo han conseguido levantarla más allá de un estreno limitado y unas cuantas menciones de la crítica para Michael Shannon. Se la respetaba, pero no se la adoraba. Y la Academia no ha tenido a bien decirles a los críticos y al público que se equivocaban al dejarla pasar. De hecho, nunca lo hace.


Y ADEMÁS: Anomalisa, 45 Años, Macbeth, La Juventud, El Hijo de Saul, Viaje a Sils Maria, Slow West, Grandma, The End of the Tour, Mistress America, Mientras seamos jóvenes, Tangerine, The Diary of a Teenage Girl, Dope.







Las nominadas en esta categoría son todo lo contrario a las anteriores. Aquí no hay posible error de que el académico en cuestión no conozca la película, porque son cintas populares y, en algunos casos, rompetaquillas a niveles históricos. Aquí el problema es justo el contrario: que no se las han tomado lo suficientemente en serio como para darles sus votos. En algunos casos influye el género, ya que el cine fantástico, de acción o incluso la comedia abierta y sin complejos no tiene aceptación entre los votantes. Son géneros ‘menores’, poco serios, poco importantes. En otros casos el problema viene de su imagen de producto popular, lo que en la mente retorcida del académico que piensa en los Óscar como un premio ‘de prestigio’, resta puntos. Y luego quieren que suba la audiencia.




DEL REVÉS


Pixar: 20 años trabajando duro para que los niños vean llorar a sus padres. Hay pocas personas en el mundo que no consideren esta película como una de las obras cumbres del estudio de John Lasseter, que no llorasen a moco tendido con ella ni se divirtiesen ni se asombrasen por su estilo, inteligencia y diseño. Así que, si os encontráis a alguna de esas personas que la ven con indiferencia, no hagáis ruidos ni movimientos rápidos. No las espantéis. Observadlas con deleite. Cuidadlas. Atesoradlas. Son como los unicornios de los seres humanos. Aunque su corazón, si no fue capaz de emocionarse con Alegría, Tristeza, Riley y Bing Bong, JODER BING BONG, posiblemente sea más parecido a un aye aye. Buscad imágenes del aye aye. Así hay que estar por dentro para no votar por esta película.

Aunque no viene estipulado en los requisitos para entrar a formar parte de la Academia, parece claro que su sede en Beverly Hills es una reserva nacional de aye ayes. Cerca de 7.000 personas. Solo hacía falta que un 5%, es decir, 350 académicos, la considerasen entre las dos o tres mejores películas del año. Si no alcanzó esa cifra, no es porque no la hayan visto (es una de las cintas más taquilleras del año), sino porque no piensan que sea tan buena. Si creyeron que era suficiente con dejarla en el gueto de las películas animadas, es porque tienen corazón de aye aye. Y votan con ese dedico largo que el bicho en cuestión utiliza para cazar gusanos.





STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA


Los gigantes cayeron. Los récords tuvieron nuevo nombre. El límite de lo que se podía alcanzar se movió, y no un poco, sino muchos kilómetros. Y durante dos meses, de lo único de lo que se habló es de la resurrección de la Fuerza, ahora en manos de un jedi aprendiz de Spielberg que ha logrado superar a un maestro que se pasó al lado oscuro del dinero por vender juguetes y las conspiraciones políticas con chistes infantiles y romance de Corín Tellado. J.J. Abrams ha revivido la franquicia de La Guerra de las Galaxias tanto en taquilla como entre la crítica, después de la decepción de las precuelas. Lo ha hecho respetando (quizá demasiado) el espíritu de la película original, esa que fue candidata al Óscar.

Precisamente ese entre paréntesis es lo que le ha impedido llegar a más entre los votantes de la Academia. Hace casi 40 años que vivimos en el mundo que nos dejó George Lucas, hemos visto millones de veces Star Wars (y sus secuelas, imitaciones y derivados), nos sabemos la mitología, tramas, personajes y discursos de memoria. Una entrega más no es nada nuevo. No sorprende. No pilla desprevenido. No aporta gravedad, profundidad o nuevos horizontes. Aunque los Critics’ Choice la incluyan a posteriori entre sus candidatas, no es objeto de premios. Y así, millones de personas que solo han visto esta película este año se preguntarán por qué no la han nominado, pero la respuesta es que es para ellos, no para la Academia. No es que a Disney le importe mucho: para cuando termine la nueva saga, habrán acumulado dinero suficiente para comprar todo Estados Unidos.





EX MACHINA


Todos los años surge una película de género (terror o ciencia ficción, por lo general) modesta en tamaño, pero cuya calidad la sitúa como principal candidata a convertirse en film de culto. Puede que no barran en taquilla, pero los años pasarán, la mayoría de las cintas nominadas al Óscar se olvidarán, y los cinéfilos seguirán hablando sobre ella y recomendándosela a sus amistades. En 2015, Ex Machina es sin duda esa película. Su sólido resultado en taquilla fue fruto casi exclusivo del boca a boca entre espectadores satisfechos, aunque desde luego las críticas también acompañaron.

Y no se olvidó a final de año, como podría esperarse. Uno tras otro, los galardones de la crítica fueron rescatándola. Ganó el BIFA. Fue nominada al PGA. Ganó el DGA a mejor director debutante. Alex Garland, Alicia Vikander y Oscar Isaac aparecieron constantemente. Y posiblemente en la Academia se quedase cerca de la nominación, en vista de sus candidaturas a mejor guion original y mejores efectos especiales. Pero al final, se trata de una cinta sobre un robot que puede ser más humano que los humanos. Es material para los premios Saturn, no para un señor blanco de 62 años que apenas sabe navegar por internet.





LOS ODIOSOS OCHO


Después de su particular travesía por el desierto, desde Jackie Brown hasta Death Proof, Quentin Tarantino había recuperado el favor de la Academia que le había otorgado su primer Óscar por el guion de Pulp Fiction. Tanto Malditos bastardos como Django Desencadenado habían sido muy nominadas en sus respectivas ediciones, y Quentin había incluso repetido galardón (Christoph Waltz, de paso, también). Así que, obviamente, su octava película también iba a jugar un papel fundamental en 2015. Puede incluso que, si seguía su trayectoria ascendente, le coronase por primera vez como triunfador de la velada.

Al final, resultó ser un paso atrás. La unanimidad que habían logrado sus dos anteriores cintas se convirtió en división de opiniones a un nivel no visto desde su incursión en Grindhouse. El éxito de taquilla que parecía inevitable, en vista de los resultados de sus últimas incursiones tras la cámara, se mostró también esquivo cuando el boca a boca hizo su efecto. Y en la Academia tampoco se pusieron de acuerdo, nominándola para más premios técnicos de lo que se preveía, pero ignorándola en todos los importantes. Es lo que ocurre cuando haces una pieza de cámara de 3 horas donde blancos y negros vencen sus diferencias a base de cerebros reventados y mujeres apaleadas.





EL DESAFÍO (THE WALK)


Este año tenemos varios casos de documentales multipremiados convertidos en films dramáticos. En el caso de la última película de Robert Zemeckis, el origen era la oscarizada Man on Wire, que narra a modo de thriller el golpe del equilibrista Philippe Petit a las Torres Gemelas, logrando pasar un cable entre ambas y recorrerlo de punta a punta. Una historia real que parecía casar como un guante con las habilidades de Zemeckis, tan capaz para el drama emocionante como para el espectáculo vistoso. Si hay una película que necesitaba el 3D para aprovechar todas sus posibilidades, era esta.

El resultado, con muy buenas críticas y un potencial comercial muy importante, se estrelló en taquilla por motivos que nadie se explica. Quizá sea la sobredosis de (malos) acentos franceses. Quizá los tráilers no consiguieron explicar cuál era la historia. Quizá Estados Unidos no está preparado para volver a las Torres Gemelas. Quizá no parecía que la trama fuese a dar para 120 minutos (y no se les puede culpar, porque hay mucho relleno hasta llegar al clímax). Pero peores películas han tenido éxito hasta entre la Academia. El fracaso les permitió a los votantes saltársela sin remordimientos. “Menos mal”, pensarían muchos, “porque no me apetecía nada ver una película en 3D, que luego me mareo”.


Y ADEMÁS: Y de repente tú, Carlitos y Snoopy. La Película de Peanuts, Kingsman: Servicio secreto, Espías, Cenicienta, It Follows.






Todos los iniciados en esto de los premios conocen los Satellite. Para los demás, una breve explicación: los Satellite son a los Globos de Oro como los premios del cineclub de Bollullos de la Mitación pueden ser a los Goya. Mirad su logotipo. Ni siquiera se han preocupado de contratar a un diseñador para que les haga algo decente. Sus galas de entrega de galardones se celebran en un hotel y son una especie de rueda de prensa con canapés donde solo acuden un par de famosos, y el resto son representantes de los distintos estudios para recoger el premio en nombre de los ganadores. Hubo un día en el que quisieron aspirar a ser algo al nivel de los Globos, pero su organización tiene la seriedad de una carnicería de barrio. Son entrañablemente mediocres. Y por eso, los nominados aquí representan esa absoluta mediocridad.




JOY


David O. Russell comenzó siendo un marciano, un outsider, uno de esos tipos con ideas de autor que, si se meten en Hollywood, acaban peleándose con todo el mundo porque no hacen exactamente lo que les pide. Que se lo pregunten a George Clooney y Lily Tomlin. La Academia le ignoraba amablemente, y todo estaba en equilibrio en el mundo. Sin embargo, entre 2004 y 2010 algo tuvo que ocurrirle. Ya no era el mismo. Ahora podía trabajar dentro de Hollywood, con los esquemas populares de Hollywood, y solamente con algunos toques personales para mantener su personalidad. The Fighter, El Lado Bueno de las Cosas y La Gran Estafa Americana son cine made in Hollywood. Y la Academia, de repente, se encontró amando a David.

Pero la borrachera ha finalizado con Joy. A principios de diciembre, cuando nadie la había visto y las otras candidatas parecían poco sólidas, se barajó que fuese finalmente la cinta que le diese el Óscar al director. Desde principios de año se venía etiquetando como gran favorita. Por eso la decepción fue mayor. Aunque no es significativamente peor que El Lado Bueno de las Cosas (que, por otro lado, fue una de las cintas más infladas de su año), el público y la crítica despertaron de su sueño colectivo y se dieron cuenta de que las costuras se veían por todos lados, de que aparte de un par de interpretaciones destacables, no había nada que rescatar. La Academia claudicó (para a su Jenny ni tocarla, ¿eh?). Moraleja: no hay ninguna historia interesante que contar sobre la gente que vende productos en las teletiendas.





TRUMBO


¿Quién puede resistirse a una película sobre los entresijos del cine? Desde luego, la gente que trabaja en esto no. Y más cuando se trata de un biopic (*ding ding*) de un guionista famoso (*ding ding*) que fue víctima de la caza de brujas del senador McCarthy (*ding ding*). Y con Helen Mirren (*DING DING*). De hecho, muchos de los actuales miembros de la Academia, que recordemos son mayormente ancianos, han trabajado con Dalton Trumbo, o al menos lo llegaron a conocer. Su historia es familiar, cercana y llena de elementos atractivos.

El problema, según la crítica que empezó a afilar sus cuchillos en Toronto, es que el film en cuestión tiene más del trazo grueso de su director (Jay Roach, director de las sagas de Austin Powers y Los Padres de Ella) que del espíritu inquieto de Trumbo. Y si el reparto se empeñe en mascar el escenario (expresión anglosajona), puede resultar hasta grotesco. No es que eso importase demasiado en la industria, al menos entre los actores (que la nominaron a 3 premios SAG) o guionistas (que, influidos por la figura de Trumbo más que por su biopic, la nominaron al WGA), pero debió de calar lo suficiente entre la Academia, porque la dejaron de lado. Y si un niño no quiere un caramelo, pregúntate si el sabor de regaliz con miel no es excesivo hasta para ese paladar adicto al dulce.





LA CHICA DANESA


Tom Hooper: “DadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar por favooooooor”.

Eddie Redmayne: “DadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar, dadmeotroÓscar por favooooooor”.

Expertos en Óscar, en abril de 2015: “Joder, ya tiene que ser mala para que no le den todos los Óscar del mundo. Se los pueden dar hasta siéndolo”.

Críticos cinematográficos, en septiembre de 2015: “Joder, quiere tanto el Óscar que es casi intragable, mucho artificio y afectación. Tom Hooper se está apolillando, ¿no?”.

Miembros de la Academia, en diciembre: “¡Uuuuuuugh, qué asco, un mariquita! Pero él hace gestitos de mujer y se muere, se merece una nominación. Y la chica esta es muy guapa, ¿dónde la he visto antes? Bueno, la voto que seguro que le puedo buscar algún papel. Y qué vestidos tan… tan… cariño, vota tú estas categorías, que yo me pierdo”.





BLACK MASS


Dios mío, qué gran promoción tenía esta película. Un teaser tráiler que aprovechaba al máximo la actuación de mafioso que ponen los pelos como escarpias de Johnny Depp en una de las escenas más potentes del film. Un tráiler que usaba magistralmente una canción de Yelawolf para darle un montaje vibrante y lleno de momentos de potencial icónico. Si a eso se une un reparto lleno de actores como la copa de un pino y un director, Scott Cooper, que lleva años a unos pasos de despegar, había una expectación absurda por ver si iba a ser la Infiltrados de este año.

Al final resultó que no. Que todo lo icónico del film se limitaba a esas imágenes del tráiler, pero que en la película no tenían la misma efectividad. Que no todos los actores estaban inspirados y algunos tenían papeles anecdóticos. Que Johnny Depp llevaba un maquillaje encima (esas lentillas BLANCAS) que distraía como si estuviese en un film de Tim Burton y no te podías centrar ni en su actuación ni en la veracidad de su personaje. Que el guion del film era una sucesión episódica de lugares comunes vistos en todas las demás películas de mafia habidas y por haber. Que Cooper seguía sin despegar. Y dado que el film tuvo una carrera comercial modesta y unas críticas tibias, los votantes comenzaron a olvidarse de ella en cuanto dejaron de pasar el tráiler en los cines.





LA VERDAD


Espera, espera, ¿esta película no se llamaba Spotlight? ¿Qué quiere decir eso de que es la ópera prima del guionista de Zodiac? ¿La de David Fincher? ¿Me estás diciendo que salen Cate Blanchett, Robert Redford, Dennis Quaid y Elisabeth Moss, entre muchos otros? ¿Y por qué nadie ha oído hablar de ella?

En realidad, sí que se oyó mucho. Al menos antes de su estreno. Era una de esas cintas que los pronosticadores esperan como agua de mayo. Su historia, a caballo entre la mirada crítica al periodismo y el descuartizamiento de la administración Bush, no podía ser más propicia para las mentes progres de Hollywood. Con el pedigrí que tenía y el poder de Sony detrás para promocionarla, ¿qué pudo ocurrir? Pues una mezcla entre unas críticas tibias y poco entusiastas (demasiado subrayado todo, demasiados actores intensitos), un debate político y profesional que nunca llegó a encenderse, y sobre todo una debacle histórica en taquilla: ni siquiera se coló en el top15 cuando se estrenó a nivel nacional, y su media por pantalla es de las peores de la historia.


Y ADEMÁS: Sufragistas, Suite Francesa, Ricki, La Verdad Duele, Southpaw, Lejos del Mundanal Ruido, La Dama de oro, El Maestro del agua, El Caso Fischer, Everest, Tomorrowland, El Viaje de Arlo.






Los nominados en esta categoría no tienen perdón. Podrían haber sido buenas películas. Podrían haber participado en la carrera hacia el Óscar. Se esperaba bastante o mucho de ellas. Tenían el pedigrí, tenían el reparto, tenían el equipo, tenían la historia. Tenían una mierda, pero una mierda enorme, lo que pasa es que en su día no nos dimos cuenta porque iba liada en un envoltorio perfumado de lavanda. Todo cambió cuando alguien llegó a verlas. Ahí se acabó el sueño. Y lo que parecía una visita segura al Dolby Theatre, acabó con la crítica y los espectadores interpretando al oso de El Renacido (The Revenant) y estas películas haciendo de Leo.




SERENA


El primer papel de Jennifer Lawrence fue el de mascota de un equipo deportivo en un episodio de Monk. Entre sus créditos se encuentra una infame película de terror adolescente llamada La Casa al final de la calle. Por su parte, Bradley Cooper ha aparecido en cintas como Expediente 39, Un Rockero de pelotas, Novia por Contrato o Loca obsesión. Y luego está Susanne Bier, la maestra de la sutileza danesa. Entre su filmografía encontramos una comedia musical llamada Once in a Lifetime que tiene pinta de provocar cáncer de ojos y oídos.

Pues bien, todos ellos preferirían que, si tenemos que olvidarnos de una película de sus respectivas trayectorias, borrásemos de nuestra memoria a Serena. La rodaron en 2012 y habían vivido felices desde entonces sabiendo que estaba guardada en un cajón, porque el estudio pensaba que era tal mierda que no era ni estrenable. Nadie quería hacerse cargo del film hasta que Magnolia Pictures pensó “da igual que sea una basura, salen dos de las estrellas punteras del momento, seguro que le saco rendimiento”. Y pagó por ella. Seguramente el ejecutivo que pensó eso está hoy en día en la calle, porque aparte de la esperada debacle entre la crítica, que la empleó de objeto de mofa durante el escaso tiempo que perduró en sus memorias, se estrelló en taquilla. Y eso que cuando el proyecto estaba en marcha, se hablaba de ella como potencial candidata al Óscar. Para que luego os fieis de una película por los nombres que aparecen.





FRENTE AL MAR


Angelina, déjalo ya. Se te agradece la intención. Eres una persona inquieta, que quiere expresarse, que tiene asuntos importantes en la cabeza. Eres activista y haces cosas buenas por la gente. Y quieres ser una artista más que una actriz. Pero a mí también me gustaría correr como Usain Bolt, y con pintarme de negro no voy a conseguirlo. Pues esto igual. Tú tienes dinero, tienes contactos, tienes gente a tu alrededor con talento para distintas disciplinas, tienes a tu marido que te apoya en todo (y más le vale, que todos sabemos quién lleva los pantalones en casa), y seguro que les puedes pedir a todos un favor para que sigan apareciendo o trabajando en tus películas. Pero eso es pintarse de negro. Sigues corriendo como Steven Seagal con un juanete.

Te gusta Tennessee Williams. Te gusta John Cassavetes. Te gusta François Truffaut. Te gusta Michelangelo Antonioni. Lo pillamos, va. No necesitas demostrarlo. Puedes quedarte en tu mansión con tus niños Benetton quemando billetes de 100 dólares y disfrutando de cómo arden durante el resto de tu vida. Y no te va a faltar de nada. Por favor, no sigas haciendo que pobres críticos de todo el mundo tengan que sufrir tus ombliguismos lánguidos durante dos horas. Consuélate con el hecho de que nadie, absolutamente nadie, fue a verla a una sala de cine. Se olía a naftalina desde la taquilla.





FREEHELD


Todo el mundo debe tener un plan B. El de Eddie Redmayne, en caso de no ganar el Óscar con La Teoría del Todo, era La Chica Danesa. Por si Siempre Alice no cuajaba, el de Julianne Moore era este. ¿Qué no es suficiente con tener alzhéimer? ¡Boom, cáncer terminal! ¡Injusticia social! ¡Tragedia familiar! Al fin y al cabo, si el corto documental en el que se basa la película ganó el Óscar, ¿cómo puede una adaptación con actores dirigida por un autor indie no triunfar entre la Academia?

El resultado, como cabía esperar, es un telefilm rancio y plano, de los que echan los sábados a las seis de la tarde en Antena 3. Ya sabéis, en la siesta van los de asesinatos (con títulos como ‘Acoso mortal’ o ‘Una madre peligrosa’ o ‘Sospecha en la noche’), en la merienda los de enfermedades. Tanto Ellen Page como Julianne lo dan todo, pero si están metidas en un producto sin interés alguno que es hasta difícil terminar de ver por puro aburrimiento, no vas a conseguir nada. Y si ya le metes el ángulo de la relación lésbica, aunque sea una pareja estable, los académicos se van alejando pasito a pasito, silbando como para que no se dé cuenta nadie, y te hacen un Carol.





EXPERTOS EN CRISIS


La sátira política es un género difícil de manejar. Hay que ser mordaz sin pasarse de cínico. Hay que ser gracioso sin llegar a ser un bufón. Hay que tener capacidad crítica sin pasarse de partidista pero también sin ser tan neutro que los ataques carezcan de incisión. Hay que saber subrayar sin llegar al trazo grueso. Y los actores no pueden ni jugar al drama político serio ni pensar que están en una comedia para todos los públicos. No todos consiguen el equilibrio, y aunque lo hagan, la Academia no suele responder bien ante este subgénero.

Y sin embargo, se esperaba mucho de la película de David Gordon Green, primero porque se basaba en un documental con críticas excelentes, segundo porque Sandra Bullock últimamente trabaja poco y elige sus películas con más cuidado, y tercero por el propio Green, que cuando se pone puede llegar a ser un buen discípulo de Ron Howard. Pero cuando se estrenó en Toronto, todo se fue al traste. Ni gracia, ni incisión, ni nada. Una película del montón sin un ápice de inteligencia. Para rematar, en taquilla fue una catástrofe. Un cadáver andante, y la Academia no trabaja de enterrador.





EN EL CORAZÓN DEL MAR


He aquí una película que responde a la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿qué te queda si a Moby Dick le quitas la narración tensa, la metáfora psicológica, el subtexto religioso, la recreación minuciosa y la complejidad formal? Ron Howard, siempre voluntarioso, decidió que debía encontrar esa respuesta y hacer un servicio a la humanidad. ¿Quién sino el director de El Código Da Vinci o El Grinch podía abordar en toda su extensión la mediocridad absoluta? ¿Quién sino el responsable de Edtv y ¡Qué dilema! podía extraer todo lo que convirtió a la novela de Herman Melville en un clásico inmortal de la literatura, y quedarse con el resto?

Pero la culpa no es solo de Ron, ni de Chris Hemsworth haciendo de un Ahab surfero de California, sino también de Warner Bros. El estudio la había situado en marzo con vistas a ganar dinero, pero a algún ejecutivo se le cruzaron los cables y pensó que mejor ponerla en diciembre para aprovechar la temporada de Óscar y la taquilla navideña. La semana antes de Star Wars, con lo que fue uno de los mayores fracasos de la historia. Y como la crítica tampoco le hizo ningún caso, porque de calidad andaba anémica, el resultado es uno de los mayores agujeros negros de talento y dinero de este año. Si hay algo que se debe aprender de todo esto es que si quieres adaptar un clásico literario, adáptalo y punto, pero no hagas la moñería de 'la historia real detrás del mito', porque eso es una soplapollez de excusa para saltarte el libro. Ah, y córtate con los primeros planos de pescado muerto y los filtros de Instagram.


Y ADEMÁS: El Niño 44, Una Historia real, Secret in their eyes, Irrational Man, Aloha, Blackhat. Amenaza en la red, Burnt, Lugares oscuros, Los 33. Una Historia de esperanza, Lo Mejor para ella, Pan. Viaje a nunca jamás.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 3657 veces


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Comentarios (4)

16:38 - 28/02/2016

Arshabyn

Muy buena recopilación. Me descojono con lo del aye aye xD

Del Revés y Anomalisa son de las mejores películas del año y tienen más corazón y garra que El puente de los espías o Brooklyn.

21:42 - 28/02/2016

Miniviciao@

Brooklyn es cojonuda, probablemente pa mi la peli que mas me gusto este año, Del Reves pa mi esta sobrevalorada.

00:36 - 29/02/2016

Miniviciao@

No hay hilo de la ceremonia?

01:51 - 29/02/2016

Arshabyn

Miniviciao@ escribió:Brooklyn es cojonuda, probablemente pa mi la peli que mas me gusto este año, Del Reves pa mi esta sobrevalorada.

[flipa] Eres un aye aye!!

Brooklyn está bien y Ronan está fantástica, pero es un poco moñas y ciertamente olvidable.


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