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Diario de Sitges 2013, Día 1: Naturaleza, cuerpo y mente

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José Hernández, 13/10/2013

Después de una semana de estrés y complicaciones, de un periplo de dificultades que se ponían en el camino de que un murciano pudiese llegar a Sitges para poder cubrir el festival de cine fantástico más importante de España, finalmente un servidor llegó a tierras catalanas con sol y buen ambiente: el de cientos de personas maquilladas como zombies, incluso familias enteras (en el recuerdo:una madre llevando a rastras a sus dos hijas patinadoras, todos resucitados), para asistir esa tarde a la ya tradicional Zombie Walk. ¿Qué mejor forma de meterse en el ambiente desde el principio? Lo cierto es que, pese a lo arduo que fue llegar y los miles de comentarios sobre lo desorganizado que está todo para los medios (que lo está), todo ha ido como la seda desde entonces. Bueno, excepto que al final no pude ver Escape from Tomorrow porque no quedó sitio. Pero a lo que vamos, a las primeras películas que pudo ver servidor ayer y esta mañana.

Lo cierto es que el festival comenzó por todo lo alto, con un peliculón de los que marcarán historia del cine: LA JUNGLA (). Esta joya del Séptimo Ar...
No, perdón, no puedo seguir con la coña ni siquiera durante dos frases. LA JUNGLA () es una de esas películas que uno se pregunta para qué existe siquiera. Se trata de una mala copia de El Proyecto de la Bruja de Blair, pero cambiando el bosque por una jungla y la bruja por un demonio de leyenda tribal que un grupo de buscadores de leopardos se encuentran por el camino. Salvo esas pequeñas alteraciones, el argumento, los personajes y el desarrollo son casi punto por punto los mismos, pero 14 años después e ignorando totalmente los avances en lenguaje que se han producido en el formato de found footage desde entonces. O a lo mejor el director no los olvida, pero desde luego es incapaz de mostrar ningún atisbo de originalidad, garra, creatividad o amplitud de recursos como para hacer que el viaje sea mínimamente interesante. Con una puesta en escena caduca y un guion lleno de tópicos y diálogos falsos, es sorprendente que solo cinco o seis personas se saliesen de la sala antes de terminar, aunque los abucheos del final eran lógicos y pertinentes. Si al menos solo fuese aburrida y rudimentaria, no sería tan mala. Pero es que además está plagada de momentos absurdos, porque los personajes se comportan de forma estúpida y ni siquiera siguen las reglas que se imponen, mostrándose acojonados pero corriendo como pollos sin cabeza hacia la fuente que identifican como peligrosa. Tampoco es que haya mucha variedad de situaciones: de día dan vueltas por el bosque y se encuentran sangre, de noche oyen ruidos y salen de la tienda donde se supone que iban a protegerse para enfocar árboles en la oscuridad o correr sin que se vea nada. Vamos, una cosa que da mucho miedo. Pero de pensar que alguien ha puesto el dinero para ello.

El bodrio de Andrew Traucki es una parábola sobre los peligros de la naturaleza, algo que hasta cierto punto también aborda BLACKFISH (). Es extraño a priori que un festival como Sitges programe un documental sobre orcas en cautividad, pero lo cierto es que la cinta tiene momentos verdaderamente terroríficos, rescatando vídeos de cámaras de seguridad que muestran ataques de estos enormes cetáceos acaecidos en parques acuáticos, incluso en actuaciones de cara al público, desde un formato de thriller que potencia su carácter tenso y cautivador. De hecho, la mayor fortaleza del filme estriba en su potencia narrativa, dirigiendo al público por una trama que atrapa y a ratos incluso emociona. El problema viene de su naturaleza de panfleto con un objetivo muy claro desde su base: mostrar los horrores y torturas que se cometen sobre estos animales y su lógica consecuencia al tener ballenas psicóticas en contacto con esos seres tan frágiles pero tan monstruosos llamados seres humanos. Y es un problema no porque su enfoque esté poco justificado, ya que proporciona un retrato sólido de la crueldad amoral y antisocial que se esconde tras estos espectáculos publicitados como infantiles. La verdadera traba viene de que esa mirada limita mucho el alcance y seriedad de la obra. Al contar la historia solo desde el punto de vista de los ya convencidos, sin profundizar en cuestiones con más base científica, biológica, psicológica o sociológica, primando en todo momento lo visceral sobre lo objetivo, las emociones sobre las pruebas sólidas, la obra pierde matices y se queda en un documental sugerente pero incompleto.

Y si la naturaleza se rebela contra el hombre en forma animal en el documental sobre SeaWorld, en CONTRACTED () es la propia biología humana la que se vuelve loca. Tomando buena nota de La Mosca de David Cronenberg, Eric England analiza el mito del zombie desde una perspectiva fresca y sugestiva: la de una mujer contagiada que va viendo cómo su cuerpo se corrompe al mismo tiempo que su alma. Es una gran idea desarrollada en un argumento correcto, pero el guion es sencillamente mediocre. Aunque consigue crear escenas memorables y asquerosas (en el buen sentido), de una perversidad en ciertos momentos que se agradece mucho, el conjunto se ve lastrado irremediablemente por unos diálogos mecánicos y risibles; unos personajes que se comportan de forma tan alejada de todo sentido común que uno no logra entrar en el juego de la película por incoherente; una trama que toma rutas a veces intrascendentes (nada en la vida personal de la protagonista es capaz de despertar interés) y otras veces simplemente estúpidas; y unos actores demasiado limitados para poder defender todo este desbarajuste. Es más, ciertos huecos de guion evidencian una reescritura a mitad de rodaje que no ha sido suficientemente pulida, como un personaje mencionando algo sucedido días atrás cuando según la cronología del filme ocurrió esa misma mañana. Pese a ello, cuenta con suficientes elementos sugerentes y con un final a la altura que permiten defenderla aunque sea solo un poquito. Otra cosa es defender al director, que en la presentación de la película tenía una actitud tan de “soy tan yanqui que me follo a mí mismo, WOOOHOOOO” que se hizo francamente odiable.

La anterior película juega en el terreno de lo físico, mientras que la esperada y decepcionante MINDSCAPE () hace lo propio con la mente. Pese a criticarla en el texto que sigue, se trata de un thriller rodado con mucha soltura, con unos actores muy correctos (especialmente la joven Taissa Farmiga) y con una puesta en escena y un ritmo que hacen que la trama mantenga el interés del espectador en todo momento. Y sin embargo, el potencial que tenía esta historia de detectives capaces de leer en los recuerdos de las personas para resolver crímenes, y el juego que se establece entre uno de ellos y una potencial víctima o verdugo, era mucho mayor de lo que ofrece en realidad la cinta. La lectura sobre la fragilidad de la memoria y la difusa frontera entre realidad y percepción solo está tocada de forma funcional, sin indagar en los matices de esta frontera para nada que no tenga que ver con la trama. Y esta es demasiado previsible, lo cual en este caso es un pecado capital, porque el personaje de Mark Strong se muestra incapaz durante toda la película de darse cuenta de lo que nosotros ya sabemos desde el minuto 15. El giro final es obvio, y el juego entre Strong y Farmiga pierde intensidad porque vemos perfectamente hacia dónde se dirige, por lo que las trampas puestas durante el camino solo son vistas como maniobras de distracción. Es una lucha de mentes excesivamente asimétrica: no hay un toma y daca entre dos inteligencias que van un paso por delante del otro, sino un neonoir con femme fatale y héroe manipulado con demasiada facilidad, sobre todo porque somos nosotros los que ya vamos dos pasos por delante de ellos. Aun así, como ya he dicho, es un producto comercial competente, a la altura de Luces Rojas o Intruders (que cada cual se tome eso como positivo o negativo).

Y terminamos esta primera jornada con una nota inesperadamente alegre, la de Johnnie To y su BLIND DETECTIVE (), una cinta que servidor esperaba que fuese un policíaco con un giro original (el protagonista, como el título indica, es un detective ciego), y que sin embargo toma la ruta de una comedia screwball con un toque romántico dentro de un relato de investigación policial. De esta forma, To construye una película tan divertida como histriónica, tan delirante como se puede una esperar con el humor asiático (es decir, a veces demasiado), pero al mismo tiempo con un gran corazón y una trama de fondo que sabe mantener el misterio hasta su resolución. Lo cierto es que el filme tiene alma de serie de televisión: una trama principal que abarca toda una temporada, y por el camino una serie de tramas episódicas centradas en otros casos que se van resolviendo en el momento, y que sirven para alargar la cinta tanto como para distraer del foco principal. Quizá demasiada distracción, porque la película dura 20 minutos más de lo que debería y tiene un acabado ciertamente desordenado. Sin embargo, tampoco se puede negar que estas anécdotas detectivescas y las numerosas salidas cómicas que tiene el filme logran aderezar el guion con más sal y pimienta de la que seguramente tendría un acercamiento serio y adusto al material, por lo que deja con buen sabor de boca.
Y eso es todo en esta primera jornada. Si parece que el festival no está dando de sí por ahora, esperad a mañana, cuando comentaré el primer peliculón que se ha podido ver, que lleva el sello inconfundible de unos viejos conocidos que todos adoramos.
@DamnedMartian