10 animales mortíferos (según el cine)

Después de un merecido descanso, regresan los TOP10 DE CINEOL por la puerta grande: destrozando mitos de vuestra infancia. Todos hemos oído o leído eso de que las pirañas son seres mortíferos que pueden acabar con un humano en cuestión de segundos, ¿no? Todo embuste y leyenda urbana. No solo no tienen ni tanta voracidad ni tanta capacidad asesina (como mucho, un banco de centenares de piezas tardaría una media hora en consumir algo del tamaño de un hombre normal), sino que ni siquiera atacan a los humanos. ¿Lo de que huelen la sangre? Eso son los tiburones. Pero claro, si las películas fuesen realistas no existiría Piraña 3D. Ni muchas otras que nos enseñan lecciones que no nos servirían para aprobar un examen de biología:

Es decir, un grupo de entrañables seres que solo son peligrosos para el ser humano en la pantalla de un cine (o en la caja tonta). Y es que cuando a los productores se les acaban las ideas para sacar criaturas peligrosas, empiezan a rebuscar en el cajón de la zoología y les da igual lo que saquen. De la lista quedan excluidas las criaturas que objetivamente pueden ser peligrosas, así como los híbridos que tanto les gusta hacer entre hombre y animal (normalmente insecto).

Menciones especiales:
-Pájaros: Hitchcock fue muy convincente a la hora de que nos diesen miedo, pero en el mundo real su mayor amenaza es que te caguen encima. Si te ataca un pájaro, lo más posible es que estuvieses trasteando en su nido o que seas un cetrero incompetente.
-Sanguijuelas: De acuerdo, eso de que te chupen la sangre da grima. Pero haría falta un batallón de estos gusanos para acabar con un humano, y tendría que ser imbécil para no quitárselas sencillamente de encima de un manotazo. Por eso en El Pantano Diabólico tenían que hacerlas gigantescas.
-Murciélagos: Son ratas del aire y han originado el mito de los vampiros. Pero por mucho que Bats: Murciélagos diga, son tan tontos que el mayor riesgo es que se enganchen en tu pelo. Todos los hemos visto cuando alguno se cuela en casa una noche de verano: empieza a dar vueltas y a chocarse con las paredes hasta que se muere él solito.

10. GATOS

Películas: En las películas de terror suelen ser mensajeros del infierno, pero más como símbolo que como ejército asesino. De hecho, solo en cintas como Strays se ha atrevido alguien a convertirlos en homicidas.
Lo que quieren que creamos: Todos sabemos que los gatos son demasiado listos para ser buenos. Y que un poco cabrones sí que son. Algo tienen que estar tramando, ¿no?
La realidad: Bueno, eso de la inteligencia es cuestionable. Muy cuestionable. Y su capacidad estratégica, todavía más. Además, son tan monos, con esas garritas pequeñajas que solo pueden arañar y esos dientecitos que utilizan para jugar y cazar roedores... ¿Cómo van a ser peligrosos? Antisociales sí, pero por otro lado…

9. HORMIGAS

Películas: En Cuando Ruge la Marabunta hacían sus típicas perrerías en la selva, y en La Humanidad en Peligro directamente las hacían del tamaño de un elefante para que supusieran una amenaza. Pero el mejor ejemplo es Sucesos en la Cuarta Fase, ya que son hormigas de tamaño normal que han desarrollado mayor inteligencia y atacan a los humanos.
Lo que quieren que creamos: Hay hormigas venenosas y otras enormes, pero su poder deriva sobre todo de las colonias de millones de individuos. Algunas especies pueden comerse una vaca si se la encuentran en su camino. Es decir, que si quisiesen atacar al hombre, estaríamos en grave peligro.
La realidad: El veneno de las hormigas más agresivas solo produce en los humanos una irritación similar a una picadura de mosquito. Hay que ser alérgico a la sustancia para que suponga el más mínimo peligro. Además, para sucumbir a las manadas de hormigas agresivas hay que estar impedido físicamente, porque se desplazan a una velocidad menor que el ser humano. Y no te van a perseguir porque no se alimentan de carne. Pero si de todas formas te quedas, ten por seguro que no te vas a morir por sus mordeduras, sino porque se te metan por los conductos respiratorios y te asfixies. Y para eso tienes que quedarte en el sitio tanto rato que seguramente podría considerarse suicidio.

8. SALTAMONTES

Películas: Además de las películas bíblicas donde son una plaga y de Bichos donde son los malos, en Beginning of the End la radiactividad provoca que crezcan al tamaño de un dinosaurio y se conviertan en carnívoros.
Lo que quieren que creamos: Dada su condición de plaga para los cultivos (al menos cuando actúan en números abultados), han sido tratados frecuentemente como un peligro. Muchos incluso aluden a las escrituras para estigmatizarlos. Si en el libro sagrado se los trata como algo maligno, entonces obviamente no hay que fiarse de ellos.
La realidad: Todo esto viene de los pueblos agricultores de la antigüedad, para los cuales una plaga de langosta sí que era una putada porque podía provocar una hambruna. Hoy en día, con los pesticidas y la mayor variedad de opciones alimenticias, son una nota a pie de página. Además, al nivel de individuo, un saltamontes no supone ningún peligro. Es completamente imposible que uno de ellos ataque a un ser humano porque ni siquiera tienen con qué hacerlo. Como mucho, si te metes en una nube de saltamontes y abres bien los ojos y la boca, te puedes asfixiar. Pero eso no es culpa de ellos, sino de ti que eres idiota.

7. MANTIS RELIGIOSA

Películas: El Monstruo Alado, en donde una mantis prehistórica y gigantesca aterroriza al mundo. Aparte hay un episodio de Buffy, Cazavampiros en el que una profesora resultaba ser una mantis gigante camuflada de humana que seducía a un amigo de la protagonista. Es ridículo hasta escribirlo.
Lo que quieren que creamos: Eso de que la mantis se alimente de otros insectos en vez de ser vegetariana, como Dios manda, le ha creado mala fama. Pero peor aún para ella ha sido eso de comerse al macho tras la cópula o durante ella. En una sociedad falocéntrica, la mujer asesina es inevitablemente estigmatizada. Y si es un insecto, que no son precisamente bellos, eso quiere decir que si tuviese la oportunidad te atacaría.
La realidad: Esto os va a reventar un mito, pero de hecho la mantis no se come al macho. Los científicos ahora creen que ese comportamiento solo se da cuando se observa la reproducción en laboratorio, porque en su medio natural es muy infrecuente. ¿El motivo? Vete a saber, eso tendrán que estudiarlo los biólogos. El caso es que aunque se comiese al macho enterito, al ser humano le da igual. ¿Cuándo se ha visto que una mantis ataque al hombre? Nunca. De hecho, apenas se mueven. Incluso si les das golpes con el dedo, pasan completamente de ti.

6. CANGREJOS

Películas: Entre las películas de mundos perdidos, las cintas de Simbad y las aventuras basadas en la mitología hay un montón de cangrejos asesinos pululando por ahí, y como en el caso de El Ataque de los Cangrejos Gigantes, son eso, del tamaño de un autobús.
Lo que quieren que creamos: Con esas pinzas duras y relativamente grandes en comparación a su cuerpo, todo hace pensar que son capaces de cercenar dedos. Y sus patas afiladas no pueden traer nada bueno. Si se ponen a atacarte unos cuantos, seguro que te pueden destripar.
La realidad: En realidad, con sus pinzas pueden pellizcar e incluso causar alguna herida menor, pero no tienen tanta fuerza como para causar daños de importancia. Es más probable que un hombre aplaste a un cangrejo pisándolo, porque su caparazón no es tan duro, a que el cangrejo le arranque un dedo. De todas formas, no es que el simpático crustáceo te vaya a atacar, porque cuando ve una criatura mayor que él, lo que hace es esconderse bajo una roca.

5. MUSARAÑAS

Películas: Musarañas Asesinas es la única que ha tenido huevos para usarlas de monstruo. Se supone que mutaban en engendros del tamaño de un perro, con colmillos enormes, y encima atacaban a los humanos.
Lo que quieren que creamos: En principio, lo único que una persona normal puede pensar cuando oye el término ‘musaraña’ es ‘pensar en las musarañas’, lo cual no le dice absolutamente nada. Alguno con escasa educación puede pensar que son parientes de las arañas. En general no tenemos ideas preconcebidas sobre ellas, pero claro, en inglés el término ‘shrew’ suena mucho mejor que el equivalente español para una película de terror, y lo que importa es tener un animal mutado.
La realidad: Son como un pequeño ratoncito, pero infinitamente más mono. Viven bajo tierra, se alimentan de insectos y si ven a un ser humano huyen despavoridos. ¿A qué clase de punto hemos llegado que algo como esto puede ser visto como una potencial amenaza cinematográfica?

4. BABOSAS

Películas: Apariciones secundarias en películas de terror, pero solo por el asco que dan, ya que no hacen más que estar ahí y quizás meterse en la boca de alguna chica para que dé más grima. Sin embargo, los creadores de Slugs, Muerte Viscosa fueron más allá: les pusieron dientes y las hicieron carnívoras. Asquerosas y peligrosas, ¡no puede fallar!
Lo que quieren que creamos: Erróneamente se las puede emparejar con la familia de los gusanos, y de ahí a asociarlas con cadáveres y tumbas va un paso. Esa asociación con muertos y películas de terror hace que uno pueda desarrollar miedo a que estos seres te tomen por muerto y te devoren.
La realidad: En realidad no son gusanos, sino caracoles sin casa. ¿A qué suena mucho más inofensivo? Se desplazan a una velocidad tan endiablada que uno puede dormirse antes de que recorran un metro, y solo se alimentan de plantas. Los únicos casos en los que han acabado con un humano ha sido algún jardinero al que han destrozado sus cultivos y le ha dado una trombosis del disgusto. De hecho, para que siquiera soñasen con introducirse en alguna cavidad de tu cuerpo tendrías que estar por lo menos en coma. Y una vez dentro, bostezarían y se irían, porque no hay nada que les interese.

3. POLILLAS

Películas: Toda la saga de Mothra, la polilla/mariposa/lo que sea gigante que lucha contra Godzilla tanto en forma larval como en forma de insecto alado, y que de vez en cuando se carga a poco prevenidos japonesitos.
Lo que quieren que creamos: El único poder que no es completamente disparatado (rayos de energía, telepatía, polvos venenosos…) en esta serie de filmes es que el bicho dispara su hilo de seda, con el que forma el capullo en el que pasa de una forma a otra, y es tan poderoso que es capaz de atrapar a un gigante sin capacidad para moverse o librarse de su red. Es algo comúnmente aceptado que estos hilos son tremendamente fuertes, solo que no lo notamos porque son muy finos con el pequeño tamaño de estos insectos. Podrían usarlos contra nosotros…
La realidad: Contrariamente a lo que se cree, la seda es fuerte pero no tanto. Y si la mojas, menos todavía. Y si le da la luz solar, todavía menos. Y si le echas algún ácido, como por ejemplo el mismo sudor humano, aún es más frágil. Y respecto a las polillas, su mayor peligrosidad para el ser humano es que se metan en tu armario y dejen tu ropa llena de agujeros, para lo cual una simple bola de alcanfor sirve. Eso, o encender una bombilla para que se pasen las horas muertas revoloteando a su alrededor.

2. OVEJAS

Películas: Todos estáis pensando en Ovejas Asesinas, pero teniendo en cuenta que esa era en plan de cachondeo, hay un ejemplo mejor (bueno, quizás esa no sea la palabra...) de cómo una inocente ovejita puede ser una cruel amenaza para el ser humano: Godmonster of Indian Flats, en donde una especie de oveja mutante (o esa es la intención) anda torpemente por la pradera asustando a la gente.
Lo que quieren que creamos: Mmmmmm… No queda muy claro. Juzgad por vosotros mismos:

Eso… es… ¿peligroso? ¿Mortífero? Eh… Mmmm… Es grande, eso sí.
La realidad: No solo las ovejas son unos animales completamente inofensivos para cualquier otro ser sobre la faz de la tierra, sino que encima son de las criaturas más estúpidas que se pueden encontrar en cualquier lado. No en vano se compara a los compradores de rebajas con un rebaño de estos lanudos amigos.

1. CONEJOS

Películas: Sin duda estáis pensando en el conejo asesino de los Monty Python, pero hay otro ejemplo de película. Y va en serio. No es una comedia, ni una parodia, sino una cinta de terror: Night of the Lepus (en España, Una Noche Escalofriante). Un clásico que nos enseñó que los conejos gigantes podían desarrollar un apetito voraz por la carne humana… ¡CHAN CHAN!

Lo que quieren que creamos: