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Historia del cine de animación en España

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Daniel Miranda, 29/10/2009

Coincidiendo con el estreno de Planet 51, una de las mayores producciones del cine español y la película de animación más importante hasta la fecha, vamos a daros una comprimida lección de historia sobre el mundo de la animación en nuestro país.
Aunque parezca que la animación española nació hace poco tiempo, lo cierto es que desde principios del siglo pasado se han ido desarrollando los cimientos para llegar a lo que conocemos hoy en día.
Fue el aragonés Segundo de Chomón el pionero de la animación y del cine en general en España. En una época en la que el cine constituía poco más que una atracción de feria, él creo una animación consistente en trucos, muñecos y diversos dibujos los cuales casi en su totalidad iban a parar al mercado extranjero.
Chomón llegó a realizar más de 500 producciones, alguna de las cuales cómo El hotel eléctrico (1908), Escultor moderno (1908) o las secuencias de animación de muñecos de La guerra y el sueño de Momi, (1916), siguen sorprendiendo hoy en día.
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El cine de animación nació en paralelo con el propio cine y durante estos primeros años es considerado como una modalidad más, al igual que los documentales y las películas de ficción. Los autores incidían ante todo en el carácter novedoso del invento y desarrollaban sus obras para asombrar al público.
En 1932, Joaquín Xaudarò, autor de Las aventuras de Jim Trot (1917) y Un discípulo de Caco (1930), funda junto con el también dibujante Ricardo García K-hito y el acuarelista Antonio Got, la S.E.D.A. (Sociedad Española de Dibujos Animados), primer intento industrial en nuestro país para la realización de películas de dibujos animados.
La S.E.D.A llego a terminar cuatro películas: Un drama en la costa (1933), El rata primero, (1933), Francisca la mujer fatal (1934) y Serenata (1934). Sin embargo, todo el trabajo dio al traste con el inicio de la Guerra Civil.
Al acabar la guerra, y pese a la enorme censura que se sufría en la época, la escasez de producciones norteamericanas en nuestras pantallas hizo que en Barcelona se iniciase un boom de la animación patria dando varias películas de animación y a color cómo Garbancito de la Mancha (1945) y Alegres vacaciones (1947) ambas de Arturo Moreno.

Garbancito de la Mancha
Después de unos años cincuenta en el que la animación se encontraba estancada, el nacimiento en los sesenta de la televisión y la aparición de la publicidad, primero en las salas cinematográficas y después en la propia tele supuso para los estudios obtener la cobertura económica suficiente para la realización continuada de cine de animación.
Los artífices de este resurgir de la publicidad en los medios de comunicación, fueron Jo Linten y los hermanos Moro, creadores del famoso anuncio de “la familia Telerin" llevada poco después al cine por Francisco Macián con El Mago de los Sueños (1966).
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Los setenta mostraron las dos caras de la moneda en cuanto a animación. Por un lado, los animadores independientes empezaban a darse a conocer gracias a crear grandes obras, cómo Cruz Delgado, dibujante de cómic que se lanzó al cine para llevar a las pantallas Mágica Aventura (1973), basada en cuentos de Perrault y Andersen.
Por el otro lado, se empezaron a crear superproducciones a escala nacional. Ejemplo de ello es Don Quijote de la Mancha (1979), una serie de TV ambiciosa que marcó un ántes y un después en cuanto a producción y organización. El propio Cruz Delgado se asoció con la empresa Romagosa Merchandising Internacional para la realización de la serie, que contó con un presupuesto de 400 millones de pesetas.
Cruz Delgado aún tuvo protagonismo en los ochenta, ya que creó Los Trotamúsicos (1989), serie de televisión que obtuvo un gran éxito con varias reposiciones en los siguientes años. Sin embargo, España sufrió una invasión nipona en cuanto a series de televisión. Así, los Heidi, Marco, Mazinger Z y compañía coparon la parrilla televisiva, obligando a los animadores españoles a trabajar para el extranjero, entre otras, en series cómo Los Picapiedra, Asterix o producciones de Walt Disney.
El inicio de éste siglo ha traído a los estudios españoles la moda de la animación en tres dimensiones, y gracias en parte a subvenciones al cine patrio han podido ver la luz grandes producciones cómo Goomer (1999), El Bosque Animado (2001), Donkey Xote (2004) o Gisaku (2005) .
Ahora llega a los cines una película que posiblemente marcará (si no lo ha hecho ya) un punto y aparte en la animación española, Planet 51, película con gran presupuesto, animación a la altura de grandes estudios como Pixar o Dreamworks y que ha colocado a profesionales españoles en el punto de mira de las grandes compañías.

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