Jean-Claude Brisseau

Antes de convertirse en cineasta, Jean-Claude Brisseau trabajó como profesor de francés durante veinte años en la prestigiosa escuela La Femis.
En 1975 dirige La croisée des chemins y le sigue La vie comme ça (1978). En 1980 estrena la serie La Télévision de Chambre, producida por INA (Institut National de l’Audiovisuel) con Les Ombres. A continuación rueda un cortometraje: L’échangeur. Le ofrece a Bruno Cremer el papel principal de tres películas que rueda en los años ochenta: Un jeu brutal (1983), junto a Emmanuelle Debever, De Bruit et de Fureur (1988), que recibe el Prix Perspectives du Cinéma Français (Premio perspectivas del cine francés) y el Premio de la juventud del Festival de Cannes de 1988 y Noce Blanche, con Vanessa Paradis en su primer papel cinematográfico. Posteriormente, rodó Céline (1992), con Isabelle Pasco y Danièle Lebrun, y L'Ange noir, que reúne a Sylvie Vartan, Michel Piccoli, Tchéky Karyo y Alexandra Winisky. Asimismo, rueda Les Savates du bon dieu, con Stanislas Mehrar y Raphaële Godin.