CINeol

O utiliza la Búsqueda Avanzada




NOTICIAS de Cine

Especial Óscar 2015: Mejor Banda Sonora Original

- Por

1 Comentarios


Da gusto encontrarse con categorías en las que todas las opciones parecen la correcta. Hacía años que la categoría de Mejor Banda Sonora no contaba con trabajos tan diferentes, completos y deslumbrantes. Al omnipresente Alexandre Desplat parece llegarle la hora de recibir su ansiado premio. Ya va siendo hora. Sin embargo, no lo tendrá nada fácil. Desde la épica marca Zimmer que cala hasta los huesos de Interstellar hasta los lagrimones que provoca la composición de La Teoría del Todo, pasando por la fascinante sorpresa que supone ver a Gary Yershon por estos lares, tenemos una categoría repleta de hallazgos. Diferentes, complementarias, cautivadoras. A continuación ponemos todos los oídos al servicio de cinco obras musicales de altura. En algunos casos, gigantes al lado de las diminutas películas a las que representan.

Pinchando en cada cartel podéis oír la banda sonora completa de cada película.



ALEXANDRE DESPLAT por EL GRAN HOTEL BUDAPEST (8ª nominación / 0 Óscar)

Si nos ponemos juguetones y decidimos valorar por encima de los datos la calidad de cada una de las bandas sonoras que optan a alzarse con la estatuilla el próximo 22 de febrero, la obra musical que Desplat ha firmado para El Gran Hotel Budapest debería partir como clara favorita. Variada, preciosista, melancólica, divertida, vibrante, elegante, todos los adjetivos (positivos) posibles tienen cabida a la hora de definir una banda sonora que capta por completo la esencia de la película de Anderson para complementar su aspecto visual con una partitura repleta de hallazgos. Con una alta carga europea en sus sonidos, especialmente la polka y el vals como principales representantes, Desplat juega y moldea sus melodías hasta elevar su punto de partida, travieso, a épica grandilocuente. Todo sin perder el tono, sin dejar de transmitir ese espíritu aventurero sacado directamente de los años 50, apoyado por unos coros líricos que embellecen un producto infalible. Con una relación profesional que le une a Anderson desde aquella maravillosa Fantástico Sr. Fox de 2009, Desplat ha conectado totalmente con el universo del director, entendiendo a la perfección sus claves creativas y siendo consciente de que la música es un protagonista más, una pieza imprescindible dentro del puzle.

En esta ocasión, su trabajo está omnipresente a lo largo de un metraje que se balancea, se estira, se revuelve y, finalmente, se emociona con la delicadeza de una obra musical que consigue esquivar su lado más excéntrico para fortalecer su faceta más emotiva. Funciona perfectamente como obra musical aislada y, al mismo tiempo, es imposible imaginar El Gran Hotel Budapest sin esta obra de arte capaz de conseguir el más difícil todavía: enamorar a aquellos que nunca prestan demasiada atención a las bandas sonoras. Un logro. Un hito.

A FAVOR: Ser un protagonista más dentro de una cinta repleta de personajes. Combinar el clasicismo con lo exótico, aportar algo diferente a la clásica banda sonora nominada al Oscar. Ser arriesgada y, al mismo tiempo, profundamente tradicional. Ha tenido una buena carrera de premios coronada hace unos días con el BAFTA. La película ha gustado mucho en la Academia y llega con el mayor número de nominaciones, junto a Birdman, ausente en esta categoría por las incomprensibles reglas de la Academia.
EN CONTRA: La La Teoría del Todo puede rascar su premio de consolación en esta categoría si la noche se pone a volar con Iñárritu y Keaton. No deja de ser una obra musical diferente a la clásica ganadora en esta categoría. Puestos a premiar a Desplat, la Academia puede apostar más por su trabajo en The Imitation Game, una banda sonora mucho más dramática que también juega la carta del ‘dame argo’.


Ganador: BAFTA, Grammy, Ohio, Houston.
Finalista: Premios CINeol, Chicago, St. Louis, San Diego, Denver, Indiana.




ALEXANDRE DESPLAT por THE IMITATION
GAME (DESCIFRANDO ENIGMA)

(8ª nominación / 0 Óscar)


La importancia del tema central en una banda sonora. Parece una obviedad, pero conviene recordarlo. Tenemos múltiples ejemplos de trabajos musicales que han ganado su Óscar gracias a una composición principal que eclipsaba el resto de la obra, pero que mostraba opciones a convertirse en melodía inolvidable, perfecta para acompañar los montajes de las grandes películas de los últimos años. Alexandre Desplat, junto a Michael Giacchino, el mejor compositor de bandas sonoras del cine comercial de los últimos años, parece cansado de recibir nominaciones que terminan en nada y se lanza de lleno en la búsqueda de la melodía épica de la temporada en esta The Imitation Game. Y lo consigue. La composición homónima supone una cima para su compositor, que ya es decir, con las armas básicas para contentar a todos los sectores académicos. ¿Puedes llorar con ella? Claro. ¿Sirve para elevar el espíritu, cerrar los ojos e imaginar un logro histórico para la humanidad? Por supuesto. ¿Ofrece algo nuevo? No pidamos tanto.

Más allá de El Tema, el trabajo de Alexandre Desplat para esta historia que mezcla el thriller más elegante, británico hasta la médula, con el melodrama más ‘oscarizable’, supone un conjunto de notables temas que también parecen moverse entre estas dos aguas. Algo reiterativo en su vertiente más pegada al suspense, más emocionante en su lado romántico, la obra de Desplat combina constantemente los omnipresentes teclados con la contundencia de una percusión minimalista apoyada por unas melodías orquestales que beben de los compositores más clásicos para terminar conquistando a base de emotividad sin trampas. Desplat es uno de los grandes y respeta los tiempos: no abruma, acompaña, vigila, no ataca, mantiene las estupendas formas con suma sabiduría. Y, sí, con un tema central apabullante.

A FAVOR: Desplat. Ya toca. Nadie quiere convertir a uno de los grandes compositores de la década en el Randy Newman de la banda sonora. Sus dos trabajos nominados son de una calidad indiscutible y, en el caso de The Imitation Game, se trata de una obra con aroma a Óscar se escuche por donde se escuche. Pese a que la película se ha desinflado en las últimas semanas, los Weinstein saben jugar sus cartas y, junto a Mejor Guion Adaptado, este es uno de los terrenos con más posibilidades para la victoria. Su tema principal bien vale un Óscar.
EN CONTRA: Da la sensación de que la película ha pasado sin pena ni gloria en la industria. Su campaña de promoción ha sido la principal culpable y, a estas alturas, tiene suerte de que se la siga considerando la tercera vía frente a Boyhood y Birdman. Puede pasarle factura y terminar yéndose de vacío. La competencia, incluso la del propio Desplat, es altísima y no cuenta con ninguna victoria hasta la fecha en la carrera de premios.


Finalista: Globo de Oro, Critics' Choice, Satellite, Chicago, San Diego, Iowa, Phoenix, Houston.




HANS ZIMMER por INTERSTELLAR
(9ª nominación / 1 Óscar)


Hablar a estas alturas de Hans Zimmer es como tratar de definir lo que es un clásico contemporáneo. Más amado que odiado, aunque en los dos ejércitos hay un número considerable de soldados, el compositor alemán lleva años instalado en la élite de Hollywood con trabajos basados casi exclusivamente en la grandilocuencia, la búsqueda de la épica total, el más todavía, el éxtasis absoluto. Desde finales de los 80 no ha parado de componer, colaborar y crear música para películas que forman parte de la memoria colectiva (El Rey León, La Roca, Gladiator, Piratas del Caribe) gracias, en parte, a su trabajo. Sin embargo, en los últimos años las voces críticas se han escuchado con más intensidad, ya que sus trabajos más recientes comparten demasiadas similitudes. Cuesta mucho diferenciar sus composiciones para, por ejemplo, 12 Años de Esclavitud y Origen. La gota que colmó el vaso fue El Hombre de Acero, una banda sonora que parecía más un (auto)homenaje paródico que una obra con personalidad propia. De esta manera llegamos hasta Interstellar. De nuevo Nolan. Temor. Dudas. Y, finalmente, bocas calladas. Directa a la lista de sus mejores trabajos. Zimmer decide viajar hacia otro lugar de su inspiración y encuentra unas musas desaparecidas o, mejor dicho, diferentes a todas las que había conocido en la última década. En esta ocasión nos encontramos una obra que bebe de la ciencia ficción en cada uno de sus compases, que interioriza la ambición de la propuesta en todos sus acordes, que suena a trueno, espacio, tormenta de arena, despedidas y explosiones emocionales y visuales.

Protagonizada por un órgano a lo Philip Glass de presencia casi constante, la obra vuelva a una altura realmente impresionante, alcanzando cotas de emoción desconocidas durante su carrera, hipnotizando y manteniendo al oyente abrumado por la cantidad de decisiones melódicas correctas que se cometen a cada instante. Zimmer apuesta por diversificar sus propuestas y multiplica sus triunfos con más de tres temas que podrían funcionar perfectamente como pieza clave de todo el conjunto, pero que se sustentan entre ellos, se funden, se complementan, se entienden y se elevan. Perfecto acompañamiento para las imágenes de Nolan y, además, obra musical independiente de fuerza inabarcable, la banda sonora de Interstellar supone un punto de inflexión en la obra de Zimmer y, al mismo tiempo, uno de los trabajos musicales destinados al cine más hermosos de los últimos años.

A FAVOR: Es la banda sonora más épica de las candidatas. Su grandilocuencia no está reñida con los momentos más íntimos y, aunque no tenga ni pizca de trabajo clásico, puede conectar a la perfección con la sensibilidad de los votantes. Si Interstellar arrasa en los premios técnicos, esta podría ser la guinda del pastel. Zimmer es un compositor admirado y respetado dentro de la industria, y su no nominación del año pasado por 12 Años de Esclavitud, a la postre triunfadora de la noche, puede convertirse en recompensa en esta edición. Ha tenido una presencia en la carrera de los premios más que destacable.
EN CONTRA: La película no ha gustado a la Academia. Nolan no cae bien en la Academia. La ciencia ficción sigue sin tener el apoyo masivo dentro de la Academia. El resto de nominadas son menos arriesgadas, más clásicas, más académicas. Además, muchos de los detractores de la película citan específicamente la excesiva presencia y volumen de la banda sonora como elemento negativo.


Ganador: Premios CINeol, Dallas, Georgia.
Finalista: BAFTA, Globo de Oro, Critics' Choice, Satellite, Chicago, Washington, St. Louis, Ohio, Florida, Phoenix, Houston.




JÓHANN JÓHANNSSON por LA TEORÍA DEL TODO (1ª nominación)

Para estar nominado al Óscar a Mejor Banda Sonora tampoco tienes que ser original. Ni siquiera en el sentido más literal del término. El último tema de esta candidata, Arrival of the Birds, pertenece al documental The Crimson Wing: Mystery of the Flamingos. Y, sí, a un anuncio. No importa, una pequeña licencia, un despiste, un qué se yo, un aquí no pasa nada que no debe empañar un trabajo que, en cualquier caso, contiene más que suficientes logros individuales como para justificar su nominación e, incluso, su victoria. Incluso los que somos detractores de la película nos quedamos sin argumentos a la hora de criticar negativamente el trabajo del debutante Jóhannsson. Más emotiva que la cinta a la que representa y menos lacrimógena. Más delicada y menos cobarde. Más hermosa y menos reiterativa. Más poética y menos aburrida. Se trata de una banda sonora cien por cien clásica, perfecta para ambientar con comodidad un biopic dramático al uso pero también para otorgar calidad extra a la propuesta. Sustentada por un precioso tema principal, la composición de Jóhannsson consigue aumentar su calidad con el uso de guitarras acústicas y pianos envolventes que danzan al ritmo de unos temas que acarician el vals más romántico, pero también la tragedia más contundente.

Se trata de una banda sonora dividida claramente en dos partes: la primera, luminosa y modélica en sus concesiones melódicas, y un segundo tramo mucho más intenso, melodramático, descarnado. Funciona en ambos caminos, no esconde su condición de banda sonora apoyada en la influencia de precedentes de todo tipo dentro del género, es honesta y, de ese modo, alcanza una emoción tangible, directa, frente a la que no sirven escudos. Hubiera estado bien que James Marsh y su equipo hubieran tomado nota y se hubieran dejado llevar por la naturalidad que reina en la obra de Jóhannsson. Lástima que no fuera así. Pena compartida con esa decisión algo tonta e infantil de ceder el terreno del desenlace a una composición ajena, una opción perfectamente prescindible con la calidad demostrada a lo largo de una banda sonora que no necesitaba añadidos de ningún tipo.

A FAVOR: Su victoria en los Globos de Oro la convirtió en una de las favoritas a seguir. La Academia ha disfrutado con la película y, si el sector clásico se impone, pueden querer darle más premios aparte de Mejor Actor. Nada extraño si comprobamos que la película favorita del sector inglés de la industria, pese al número de nominaciones, parece ser esta y no The Imitation Game. La banda sonora tiene todos los elementos que suelen gustar a los académicos y representa la opción menos controvertida de las nominadas.
EN CONTRA: Desplat y Zimmer. Dos figuras titánicas dentro de Hollywood, competencia durísima para un novato. Ese tema extra que no aporta nada y que resta originalidad a la obra. La Academia puede tener en cuenta la inexperiencia de su autor para bien, pero también para mal, llevándoles a pensar que tendrá más oportunidades en el futuro. Salvo en los Globos de Oro, no ha conseguido ninguna victoria a lo largo de la carrera.


Ganador: Globo de Oro.
Finalista: BAFTA, Critics' Choice, Washington, Ohio, Iowa, Phoenix, Houston, Denver.




GARY YERSHON por MR. TURNER (1ª nominación)

¿No queríamos sorpresas? Pues aquí tenemos una de las grandes. Ausente, invisible a lo largo de la carrera de premios, llega Gary Yershon con su primera nominación en la que supone su tercera colaboración con Mike Leigh tras Happy. Un Cuento Sobre la Felicidad y Another Year. Superior en todo a sus predecesoras, Yershon entrega su mejor trabajo hasta la fecha a través de, sorpresa, la sobriedad y la contención. No hay en estos 56 minutos ni una pizca de pomposidad ni exceso, tan solo la lírica musical de una banda sonora rescatada de un tiempo inexacto, música lejana y cercana, ajena y universal, hermosa y cortante. Rozando con la punta de los dedos las obras clásicas más reconocibles, la composición de Yershon parece escoger siempre el camino más complicado para terminar llegando a la meta con varios cuerpos de ventaja. Obra hermética y, al mismo tiempo, abierta a la sonoridad preciosista y delicada, este laberinto de melodías imposibles e instrumentos tradicionales no cede espacio al universo moderno, prefiere dejarse caer sobre los hombros del mundo que dibuja su protagonista a lo largo del metraje. Una banda sonora que consigue fundirse con el arte que se representa en la pantalla, que se siente y se escucha como una demostración de talento plasmada en un amplio lienzo. Incluso cuando parece que el control se va a ir por la borda, Yershon toma la decisión más correcta y retoma el atajo encontrado con distintos focos, con notas sostenidas, elementos de cuerda y viento que acarician y duelen.

Lo fácil sería quedarse con su carácter de obra cien por cien clásica, pero justo ahí es donde reside la magia de una propuesta radicalmente diferente al resto de sus competidoras en la categoría. Un trabajo que no es nada más, ni muchísimo menos, que la extensión de Turner de la pantalla, de la vista al oído. Puede pecar de reiterativa en algún tramo, de incómoda incluso, pero supone una evolución más que evidente para un compositor que demuestra, en piezas como Walks, de apenas un minuto, más talento que muchos compositores contemporáneos. Una banda sonora que contiene la suficiente dosis de belleza, talento y elegancia como para rendirse ante ella independientemente de la película que acompaña.

A FAVOR: Poco. Esta nominación es casi un guiño cómplice a Leigh, director y guionista que cuenta con el cariño de la Academia desde Secretos y Mentiras. Se trata de una banda sonora de altura, más reivindicable incluso como obra musical que cinematográfica. Supondría una recompensa para una película que ha contado con un gran apoyo de la crítica.
EN CONTRA: No haber existido en la carrera de premios. No estar presente en ninguna quiniela, ni siquiera como nominada. Pertenecer a una película de la que se esperaban más nominaciones de las que finalmente ha obtenido. La competencia es tremenda y el resto de trabajos son mucho, muchísimo más fáciles de premiar.




GANARÁ EL ÓSCAR: La Teoría del Todo.
PODRÍA GANAR: The Imitation Game.
SI HAY UNA SORPRESA, SERÁ: El Gran Hotel Budapest.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 2063 veces


Comenta esta Noticia

Comentarios (1)

17:46 - 11/02/2015

gsanchez

La música de la teoría del todo es impecable, muy british, delicada, épica y dramática, todo al mismo tiempo


Ver el resto de comentarios sobre esta noticia