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Diario de Sitges 2014, Día 1: Balas perdidas

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¿Qué mejor forma de comenzar con la cobertura de un festival cinematográfico de terror y fantasía que hablando de política? Bueno, no exactamente de política, pero mejor hacer ahora referencia al elefante en la sala y quitárnoslo de en medio a las primeras de cambio: durante todo el viaje y los días previos, iba preguntándome qué tipo de clima iba a encontrarme en Sitges. Y no por si llovía o no, obviamente, sino por el pulso independentista que llevan unos y otros. ¿Estaría el ambiente viciado? ¿Recibirían con las manos abiertas a un murciano, como hicieron el año pasado, o los roces por el 9N y los continuos ataques entre ambas partes (más de los ‘españoles’ contra los ‘catalanes’, por lo que he podido ver durante este año) habrían caldeado los ánimos? ¿Se seguiría hablando de cine, o la consulta y la corrupción inundarían los debates?

Por ahora no he resuelto del todo mi duda, pero al menos puedo decir que, en un primer contacto, la ciudad y sus gentes siguen siendo tan hospitalarias, agradables y sobre todo cinéfilas como en ediciones anteriores. Y eso, para mí, ya es la primera victoria del Festival de Sitges 2014. Un festival, por cierto, que ha empezado un poco flojete, cosa que ya es habitual.

Las películas de la jornada han tenido un punto en común muy claro: presentan a personajes aislados, bien sea por estar perseguidos por la ley, por ser frikis que viven en su propio mundo de fantasía, por estar a millones de kilómetros del planeta Tierra, por ser unos ermitaños psicópatas o por apartarse voluntariamente de la sociedad por su condición vampírica.



Cualquiera que me conozca en persona, por CINeol o por las redes sociales, en especial si me está siguiendo este año en Twitter y conoce el hashtag #365CF, sabrá que soy un apasionado de la ciencia ficción hasta límites enfermizos. No solo eso, sino que adoro las películas antiguas de este género, aun con sus monstruos de papel maché y sus decorados de cartón piedra, o precisamente por eso. Así que a nadie debe extrañarle que una de las cintas más esperadas por mí este año fuese SPACE STATION 76 (), que ha resultado ser una tremenda decepción.

El film está protagonizado por una piloto (Liv Tyler) que llega a una estación espacial, donde se encuentra con una serie de personajes deprimidos, que no hallan un sentido a su vida y se ven abocados a la soledad y el aislamiento en medio de la nada, fallando en lograr una conexión emocional con sus compañeros. La propia piloto tiene sus propias carencias afectivas que la hacen encajar en este cuadro de desesperación y tristeza. Todo ello está situado en el futuro que habrían imaginado en los años 60-70, con sus escenarios ramplones y kitsch, sus artefactos innovadores de enorme ingenuidad y, sobre todo, con una sociedad cuyas costumbres e ideales podrían parecer progresistas en aquella época, pero hoy en día son rancios y ofensivos, en especial en cuanto a las mujeres y la homosexualidad.

La primera parte de la descripción puede parecer que se trata de un dramón, y así es. La segunda parte podría recordar a una comedia con ciertas dosis de parodia. Y también lo es. El problema es que ambas vertientes se llevan a matar. La parte dramática parece sacada de una obra de Dostoyevsky de tanta desolación que hay, pero está situada en un contexto caricaturesco que pretende jugar al sarcasmo con las diferencias culturales entre los futuros imaginados por distintas épocas. Y Jack Plotnick nunca sabe cómo manejar el tono del filme para que esas dos vertientes se complementen, ni siquiera para impedir que atenten la una contra la otra. Hay demasiado drama para que la película haga gracia más que en algún momento puntual, pero al mismo tiempo todo sucede en un ambiente socarrón que hace que uno tome una distancia irónica con los problemas de los personajes. Desconexión emocional, humor que cae en saco roto y una tristeza mal enfocada por un guion demasiado torpe, hacen que la película no funcione en absoluto. Lo cierto es que la idea y sobre todo el reparto (que cumple sobradamente, en especial Patrick Wilson) merecían mejor suerte.



También vive principalmente de la idea de partida la mediocre KNIGHTS OF BADASSDOM (), comedia sobre un grupo de frikis que juegan al rol en vivo y que sin darse cuenta invocan a un demonio con un libro maldito que se creían que era otro de sus artilugios medievales simulados. El filme ha tenido una trayectoria bastante rocosa hasta llegar a las pantallas: se rodó en 2010 y se quedó en el limbo de la sala de montaje hasta 2013, cuando sin consultar con el director, algo que le sentó maravillosamente, el estudio decidió hacer su propia versión y comercializarla.

La película parece surgida de una reunión de ejecutivos que piensan cómo atraer al público nerd y echan ideas a un contenedor. Y luego se despreocupan por el resultado, con que tenga cuatro referencias al mundo friki, se desarrolle en un mundo que a ellos les suene ridículo y el reparto esté compuesto por caras habituales de las paredes de los geeks, a contar el dinero. El problema es que no basta con eso. El guion tiene poco fuelle, con un humor infantiloide y una trama que se desarrolla de la forma más vacía y perezosa posible, y con unos personajes sin apenas carisma.

Pero todavía podría haberse salvado algo si el director hubiese sido alguien con talento. No es el caso de Joe Lynch, que compone un filme ramplón, rodado a la buena de dios y sin ningún elemento que identifique que detrás de la cámara hay algo más que un par de colegas que se han comprado el aparato en eBay. Los ralentizados horteras, el uso de la cámara en mano como si fuese un vídeo de bodas y la escasa creatividad que demuestra en las escenas gore dejan en evidencia al filme mucho más que el obvio gimmick de su planteamiento. Por cierto, hay un límite en el número de disfraces absurdos que se le pueden poner a Peter Dinklage antes de que la broma con los enanos ridículos pero molones deje de hacer gracia. Peter, tú vales más que esto.



En el tiempo que Knights of Badassdom ha tardado en llegar al cine, a James Franco le ha dado tiempo de dirigir 6 películas, 3 documentales y 8 cortos. Ha escrito 5 filmes y 5 cortos. Ha ejercido de productor en 11 títulos. Ha actuado en 32 largos, 7 cortos y 5 series de televisión (dos de ellas con personajes regulares). Vale, algunos de esas obras coinciden entre sí, así que el total no es la suma de todos los números. Pero también habría que añadirle que ha escrito libros, relatos cortos y poemas, ha hecho exposiciones con su arte multiplataforma, ha presentado los Oscar, ha colaborado en obras de teatro y danza, ha sacado un disco, ha hecho monólogos, ha escrito artículos para periódicos y revistas, se ha sacado nosecuantos másters y grados universitarios y es profesor en la UCLA. Y colabora con ONGs y hace de modelo y gasta infinitas horas en las redes sociales, escarceos con menores de edad incluidos.

Todo esto es para dejar claro que es físicamente imposible que Franco le haya dedicado mucho tiempo a CHILD OF GOD (), la segunda película que presenta en Sitges tras Interior. Leather Bar el año pasado. Y el filme se resiente de ello. Se trata de una adaptación de una novela de Cormac McCarthy sobre un hombre violento y antisocial que vive como un ermitaño en la montaña, y cuyos encuentros con otras personas van tornándose más y más enfermizos conforme se asilvestra. Todo indica que va a ser una obra dura, cruda, visceral, de esas que nos hacen plantearnos las bases de la sociedad y nuestro vínculo con la parte animal que aún está agazapada en nuestro interior. Pero esa es la intención. Otra cosa es que lo consiga.

Aunque el protagonista Scott Haze se sumerge por completo en los instintos más bajos y bestiales del ser humano, la labor de Franco tras la cámara es demasiado plana y sin garra. Por muchos asesinatos y necrofilia que haya en el filme, se ve con absoluta indiferencia y hasta aburrimiento, lo que no habla muy bien de la capacidad expresiva del realizador, ni de su habilidad para construir un mensaje más allá del retrato desnudo pero superficial de un ser despreciable. Sí que hay ciertos símbolos manidos pero apreciables empleados aquí y allí (en especial ese final-renacimiento, cuyo sentido debería haber ido construyendo desde antes con otros referentes para que no cayese en saco roto), pero en general parece que Franco ha ido rodando a salto de mata sin pensar en qué quería transmitir con la historia.



La que no esconde sus intenciones (comerciales, de entretenimiento puro y duro) es la coreana THE TARGET (). Quien piense que solo los malvados productores de Hollywood hacen remakes de películas extranjeras, que se quite de una vez esa idea de la cabeza, porque los asiáticos están recurriendo a ello cada vez más. En este caso, se trata de una nueva versión de la francesa Cuenta atrás, de Fred Cavayé, una de esas películas de persecución y falso culpable que tan disfrutables son. Lo cual nos da una oportunidad curiosa para ver qué visión puede aportar una cultura tan diferente a un producto que ya de por sí bebía del cine de acción americano dándole un toque europeo.

La respuesta es bien sencilla: caer en los mismos errores que suelen caer los americanos cuando hacen sus remakes de películas de otras nacionalidades. Es decir, que todo es más excesivo: hay más peleas, más destrucción, más tiros, más ruido, más todo. Pero eso no significa que sea mejor ni más entretenida. Al contrario, mientras la cinta original hacía gala de uno de los ritmos más frenéticos e incansables de los últimos años, la versión de Chang va a arrancadas de caballo y paradas de burro. De pronto le da por pisar el acelerador que intenta meter el freno para desarrollar los personajes, sin lograr por ello una mayor identificación con ellos, ya que al fin y al cabo son funcionales para la trama, no necesitan de aristas emocionales ni la historia permite que lo que se pueda añadir al respecto sea excesivamente profundo.

Pero el problema principal es el exceso de acción. No por cantidad de escenas, que en ese sentido no supera al filme galo, sino porque quiere dar tal do de pecho que acaba siendo incluso más inverosímil, que ya es decir. Hay un punto hasta donde se puede estirar la cuerda para que no se rompa, y que un tipo que 24 horas antes estaba en coma por un disparo se meta en una guarida de mafiosos él solo en plan kamikaze y le reviente la cara al menos a 20 personas puede ser una buena escena de acción, pero es una fantasmada que, dentro del tono más o menos realista de la película, hace perder toda verosimilitud a la cinta. Es solo uno de muchos ejemplos que contribuyen a esta desconexión. Su final estilo John Woo (sin palomas) es la guinda a este pastel irregular y pasado de vueltas. Aunque el brillante epílogo cura algunas de estas heridas, no es suficiente para que la cinta pase del aprobado.



Para terminar esta primera jornada tenemos una chilena hablada en inglés, por eso del mercado internacional: THE STRANGER (), dirigida y escrita por el uruguayo Guillermo Amoedo bajo el ala protectora del pesado de Eli Roth, que todavía tiene que producir algo que merezca la pena. Para el que se esté extrañando de que la película inaugural, [REC] 4: Apocalipsis, no figure en esta crónica, que sepa que es esta cinta la que elegí ver en lugar de esa con tal de a) escribir el artículo y b) ver otra película que ya comentaré mañana, y que teniendo en cuenta lo maravillosa que es y lo flojo que todo el mundo dice que es el filme de Jaume Balagueró (que en Toronto lo digan pase, pero en el Sitges también lo piensen, Houston tenemos un problema), no me arrepiento en absoluto de haber elegido. Total, ya la rescataré en cines.

El caso es que la película que nos ocupa trata de un hombre infectado de vampirismo que busca a la única mujer que comparte su enfermedad, intentando acabar con la maldición por vía de la estaca propia y ajena. Pero no todo será tan sencillo, claro, porque la cinta da un giro de guion totalmente previsible para añadir un poco de miga al asunto. El resultado es flojo, porque Amoedo quiere imprimir un ritmo de misterio a una trama que no tiene la menor intriga, porque cuando quiere jugar al terror no consigue crear una atmósfera sólida e inquietante, y porque la historia se desarrolla de forma morosa y cansina, sin aportar elementos interesantes que hagan que merezca la pena. Tampoco cuenta con un reparto que le salve los platos, ya que todos los actores tienen nivel de telefilme y poco pueden hacer para defender unos diálogos sosos, unos huecos de guion flagrantes (tanto por errores y saltos de lógica como por coincidencias demasiado convenientes que limitan su credibilidad) y una repetición de recursos alarmante (solo tiene dos o tres tipos de golpe de efecto, y los repite varias veces).

Lo único salvable de esta peripecia son un par de escenas de gran potencia visual, ambas relacionadas con muertes vampíricas y ambas con el sol como principal aliado (hasta en lo bueno es repetitiva). Una de ellas, la del nacimiento, por su belleza romántica. La otra, que involucra una casa en el desierto y un bombero arrastrando un cuerpo, por ser expeditiva y fresca en un mar de convencionalismos.


Eso es todo por hoy, para mañana empezaré a hablar de auténticos peliculones que por aquí no han gustado mucho al público, pero si son los mismos que han aplaudido las películas arriba mencionadas, yo no les daría mucha credibilidad.


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Fuente: CINeol | Visitada: 1951 veces


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Comentarios (2)

10:34 - 04/10/2014

Onreuk

No me digas que has pasado "la frontera" sin decir una frase en catalán? Te han dejado pasar? Ahora mismo envío un mail a la organización para que en el pan de los bocatas no te pongan tomate!

Buen artículo, imagino que sacarás más el hacha conforme avance el festival jaja, aunque la primera jornada ya se sabe. Una pena lo de Space Station, pero se veía venir por lo que se rumoreaba en tantos sitios sobre ella. A pesar de todo me la veré a ver si rasco algo.

Yo apostaría que has visto alguna otra asiática, "The Pinkie"? o alguna de la nit freak...Premature?

12:11 - 04/10/2014

Damned Martian

No, tuve que elegir entre The Pinkie y The Target, y fui a lo 'seguro'. Ahora me arrepiento, porque esa tenía pinta de locura.

Por ahora la segunda jornada está siendo MUCHO mejor.


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