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Zinemaldia 2014. Día 6. Música para animar la Sección Oficial

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Encender el ordenador, abrir el editor de texto correspondiente, ver cómo aparece la página en blanco y el cursor que parpadea desafiante esperando a que tú, que estás ahí sentado mirándolo fijamente, empieces a aporrear el teclado intentando formar sílabas, que formen palabras, que construyan frases, que compongan párrafos, que finalicen en una crónica. Y todo esto con la mayor coherencia posible. Y a veces, más de las que nos gustarían, los elementos se ponen en tu contra y los minutos pasan mientras la hoja sigue en blanco y cada parpadeo del cursor provoca en ti que aumente tu desesperación al ver que se acerca el momento de salir para ver la siguiente película y en tu página sólo hay escrito un triste 'Zinemaldia 2014. Día 6'.

A media que pasan los días, esa situación es cada vez más común: se acumulan las películas, el cansancio, y con tantas ideas en la cabeza muchas veces no hay ni tiempo ni fuerzas para ponerlas un poco en orden. Hoy hemos pasado el ecuador del festival y llega ese momento en el que la mayoría de los que andamos por aquí hemos perdido la noción del tiempo. No es raro de vez en cuando escuchar en los corrillos la típica frase de “¿Pero hoy qué día es?”.


También es el día en el que todo empieza a sonar despedida y hay que enfrentarse a la idea de que esto se acaba. ¿Y cómo nos enfrentamos a algo por lo que hemos sufrido tanto, con lo que hemos luchado por seguir adelante, cuando vemos que todo se desmorona y que la única salida posible es terminar? Aire libre, primera película en entrar en competición en el día de hoy, se hace esa misma pregunta.

Lucía y Manuel deciden construir una nueva casa como un plan para empezar una nueva vida, un lugar para evitar la asfixia y darle espacio a su hijo. La convivencia se interrumpe cuando cada uno vuelve a casa de sus padres por un tiempo hasta que la obra quede terminada. Pero, en la distancia, esa ilusión se verá truncada cuando las grietas existentes en la relación empiecen a salir a la superficie.

La película dirigida por Anahí Berneri es un intento más por diseccionar las relaciones de pareja, las rupturas, las familias desestructuradas, y digo intento por que el resultado final deja mucho que desear. Se convierte en un film vacío, donde la inmadurez de los personajes acaba desesperando hasta al espectador más impasible. Leonardo Sbaraglia y Celeste Cid dibujan unos personajes infantiles, cargantes y excesivos con los que es difícil empatizar por mucho que nos podamos sentir identificados con la situación que viven. A medida que pasan los minutos, la película se va convirtiendo en algo cada vez más vacío que intenta sorprender al espectador con una escena (antes del epilogo) para captar su atención. Escena que, a pesar de adquirir significado y ser importante para un cambio en la actitud de los protagonistas, se ve forzada y falta de valentía al no llevarla hasta sus últimas consecuencias.

La prensa huyó como alma que lleva el diablo del teatro principal nada más terminar la proyección, mientras se escuchaba algún silbido.


Sin silbidos, pero si con indiferencia total, también se despidió el pase de Félix et Meira, segunda película a concurso del día. En ella Félix, un excéntrico franco-canadiense sin dinero cuyo adinerado padre está a punto de morir, y Meira, una judía jasídica casada y con un hijo, se conocen y por supuesto se enamoraran. Es pues la milagrosa historia de amor entre dos seres separados por sus respectivas comunidades, que tratan de amarse a pesar de lo que les separa.

Estamos ante una historia de sobra conocida, es una versión de lo que nos llevan contando desde Romeo y Julieta, que bien llevada suele funcionar. En este caso, Maxime Giroux dirige una película que, si bien tiene momentos realmente bellos y melancólicos, como el plano final o la visita a Nueva York, transcurre durante la mayor parte de su metraje solamente en los límites de lo correcto. Esa es la peor crítica que se le puede hacer al trabajo del director: que teniendo unos elementos que funcionan por separado (algunos, como los actores o la fotografía, funcionan muy bien), lleva a cabo un ensamblaje torpe, sin fuerza y tan falto de pasión que, aunque consigue que la película se vea con gusto, se olvida nada más aparecer los títulos de crédito.


Dicen que la música amansa a las fieras, y pese a que los ánimos estaban hoy bastante más calmados que el martes, Mia Hansen-Løve ha puesto un poco de French house al festival con su película Eden. En ella se cuenta la historia de Paul, un joven que da sus primeros pasos como DJ a principios de la década de los 90. En compañía de su mejor amigo, crea un dúo llamado Cheers y pronto encuentran su público. La película sigue los pasos de la generación del 'French Touch' cubriendo un periodo de 20 años, desde 1992 hasta hoy, convirtiéndose en una crónica musical de una generación que todavía disfruta de un destacado éxito internacional gracias a grupos como Daft Punk.

Hansen-Love dirige y escribe, junto con su hermano, su 24 Hour Party People particular, que le sirve para crear una película generacional donde por una parte se habla de jóvenes que no quieren (o no saben) llegar a la edad adulta, y por otra se realiza un repaso al movimiento musical parisino de finales del siglo XX y principios del XXI. Es en esa segunda vertiente donde el film funciona mejor, cuando la música fluye por los altavoces de la sala, las luces de los locales deslumbran desde la pantalla, cuando la película se centrar en transmitir emociones, sensaciones, vivencias, es justo en ese momento donde la directora parisina da en la diana. Por el contrario, cuando la historia avanza dándonos pinceladas de la vida de los protagonistas, casi sin profundizar en sus relaciones o sentimientos, la cinta pierde fuerza, aunque sin llegar en ningún momento a aburrir o a perder el interés del espectador.

Música, aplausos y comentarios positivos bastante unánimes cerraron la proyección de una cinta a la que no me importaría ver en el palmarés oficial.

Ahora toca volver a ponerse las mochilas a la espalda y correr hasta el teatro o cine donde se proyecta la próxima película, así que no hay tiempo para más. Mañana, si todo va según lo previsto, además de las películas a competición Magical Girl y Tigers, habrá comentarios de la última cinta de Borja Cobeaga, Negociador, y de dos Perlas, La Desaparición de Eleanor Rigby y Relatos salvajes. Hasta entonces, ¡nos vemos en los cines!


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