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Zinemaldia 2014. Día 5. Flores para un día mediocre

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Cada año pasa, pero nunca se le espera. Con las prisas, cuadrar horarios, recibir a actores, ruedas de prensa y 'fotocoles' uno se va olvidando de que existe, pero él está agazapado en la sombra para, en el momento más inesperado, cuando todo el mundo comenta positivamente la Sección Oficial, hacer acto de presencia y acabar con el buen rollo. Hablamos de EL DÍA NEGRO (o Black Day, para la prensa internacional) del Festival de San Sebastián. Y ya podemos anunciar que hoy ha sido ese día, pero no dejemos que el pesimismo nos inunde e intentemos hacer frente, de la manera más digna, al repaso de la Sección Oficial. Pero antes, mientras preparamos el terreno, vamos con algo que nos gusta todavía más que los dramas: la división de opiniones, y más si esa división es tan polarizada como los dos casos que vienen a continuación.


Cuando uno se enfrenta al reto de llevar al cine la obra (o muerte) de una figura con una personalidad tan fuerte como la de Pier Paolo Pasolini, lo normal es quedarse a medias en el retrato del personaje. Si además decides convertir al director italiano en un mero secundario de su propia historia para llevar a cabo una reinvención de su obra, estás comprando todos los números para que el resultado final sea fallido como biopic y prescindible como película.

Abel Ferrara dirige un film centrado en los últimos días del director italiano, con los excesos de su vida como eje principal de la historia. El guión combina dichos elementos con la recreación de la que iba a ser la siguiente película de Pasolini, una recreación que contiene todos los elementos característicos de su cine, pero rodada sin la garra y el impacto que producía en el espectador una película del director. El resultado es un despropósito donde lo único destacable es la composición del personaje que lleva a cabo Willem Dafoe, que consigue mimetizarse con la figura del director italiano para llevar todo el peso del film, siendo el único elemento que despierta cierto interés cuando hace aparición en pantalla.

Muy poco público en la sala y reacciones muy frías despidieron a la película, que ha encontrado un reducto (menor que el de Venecia) de valientes defensores de la película.


Algo parecido pasa con The Tribe, película ganadora de la Semana de la Critica de Cannes, que a pesar de ser más extrema, o quizás gracias a eso, cuenta con un buen número de fans mientras que el resto nos posicionamos entre la tibieza y la masacre más absoluta hacía la película.

Sergey ingresa en un internado especializado en alumnos sordomudos. En este nuevo lugar tiene que encontrar su camino a través de la jerarquía que rige una red de crimen y prostitución compuesta por algunos miembros del centro. Rodada en el lenguaje de signos, sin subtítulos, la película se construye a través de largos planos secuencia de la vida diaria de estos jóvenes, van a la escuela, andan por los pasillos, se pegan en el patio del colegio, suben escaleras, se prostituyen, se cambian de ropa, se vuelven a pelear, tienen relaciones sexuales, todo en un ambiente extraño: un internado, aunque en la primera escena tiene bastantes alumnos, más adelante parece estar solamente habitado por el grupo del protagonista. Esos largos planos secuencia ayudan a aumentar la tensión y la sensación de agobio en muchas de las escenas (las más impactantes), pero rompen el ritmo en los momentos de transición.

El film va claramente de menos a más a medida que pasan los minutos y se va convirtiendo en una peculiar visión de El Precio del Poder o cualquier otra película donde un recién llegado asciende mediante el uso de la violencia en la escala de poder de una red de crimen organizado. A pesar de estar ante una obra incómoda, difícilmente accesible (alguna de sus escenas hará que el espectador tenga que apartar la mirada de la pantalla), mantiene el interés durante sus más de dos horas de duración y los últimos minutos te pegan a la butaca para luego soltarte en un estado de shock que se hizo patente por el silencio y los pocos aplausos que se produjeron al terminar la proyección.


Y llegamos al fatídico momento de tener que hablar de la fallida Sección Oficial del día de hoy, aunque la primera de las cintas proyectadas haya sido en realidad la alegría del día y la que más unanimidad ha tenido a la hora de proponerla como Concha de Oro.

Escribía Miguel Hernández,

“(...)Mañana no seré yo:
otro será el verdadero.
Y no seré más allá
de quien quiera su recuerdo.

Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo.

Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.”


Y de recuerdos, pérdidas, heridas sin cerrar y flores menos metafóricas que a las que escribía el poeta se ha llenado la sala grande durante la proyección de Loreak, primera película hablada en euskera que compite en el festival. En ella se narra cómo la vida de Ane da un giro cuando, semana tras semana, comienza a recibir un ramo de flores en su casa. Siempre a la misma hora. Y siempre de manera anónima. Lourdes y Tere también se verán afectadas por unas misteriosas flores que un desconocido deposita semanalmente, un ramo en memoria de alguien que fue importante en sus vidas.

Jon Garaño y Jose Mari Goenaga dirigen y escriben una historia de vidas cruzadas donde las flores son la metáfora utilizada para hablar del deseo, las ilusiones, la vida, pero también de la pérdida, del olvido y de la muerte. Sentimientos y situaciones a las que no podemos escapar, aunque muchas veces luchemos con todas nuestras fuerzas. Una dirección donde lo que más destaca es el mimo con el que se ha tratado cada detalle para una película muy pequeña que crece gracias al cuidado y el buen gusto con el que están puestos todos y cada uno de sus elementos; desde una hermosa fotografía en colores muy pocos saturados y donde destaca el colorido de las flores, hasta una banda sonora, obra de Pascal Gaigne, que fluye de manera casi imperceptible por toda la película y que saca a relucir toda su belleza para dotar de mucha más fuerza y sensibilidad a las imágenes que pasan ante nuestros ojos.

Además de los aspectos técnicos y de dirección, merecen mención especial las actrices Nagore Aranburu, Itziar Ituño e Itziar Aizpuru por un trabajo lleno de matices que varía con la evolución de los personajes durante todo el periodo temporal que cubre la cinta, y que se hacen más evidentes en el maravilloso cierre de la película, donde se han oído muchos aplausos y buenos comentarios para una seria candidata a la Concha... si no fuese porque la mayoría nos hemos puesto de acuerdo en dársela y al jurado siempre le gusta llevar la contraria.


Una reacción totalmente diferente por parte del público ha tenido la segunda película a competición, la chilena La voz en off, enésima película sobre relaciones de familia y secretos que salen a la luz. Un film que no aporta nada a lo ya visto, que es demasiado superficial para ser un drama solvente y que quiere ser demasiado profunda para funcionar como comedia costumbrista. Y ahí, en la indecisión, en lo deslavazado de su historia, en las mil tramas que abre, tan superficiales como innecesarias, es donde se va minuto a minuto convirtiendo en algo falto de interés, aburrido y totalmente prescindible.

La cinta está contada con una dirección torpe, sin ningún elemento que la haga resaltar sobre otras películas con un tema parecido (mismamente este año la danesa Silent heart hacía un retrato mucho más plausible de la familia). Ni el trabajo actoral de Paulina García, a la que todavía recordamos por la notable Gloria, ni el de Ingrid Isensee, que consigue salvar un personaje que vive completamente desubicado, tanto por su situación familiar como por los secretos que va conociendo tras la separación de sus padres, consiguen mantener el interés por una película que terminó entre tímidos aplausos de cortesía, algún silbido y espantada general al terminar la proyección.

También pudimos ver en pase de prensa el despropósito argentino Aire libre, del que hablaremos en el próximo artículo junto con las otras dos películas que han entrado en competición, Eden y Félix et Meira. Y para salirnos de la Sección Oficial haremos un repaso de alguna cinta proyectada en Zabaltegi y Perlas, pero todo eso será mañana. Hasta entonces, ¡nos vemos en los cines!


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