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Martin Scorsese, más allá del cine de gángsters

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Cuando a uno le viene a la cabeza el nombre de Martin Scorsese, resulta inevitable asociarlo instantáneamente a un universo muy concreto: gángsters, Nueva York, italoamericanos, personajes al límite, violencia, etc. Es natural hacer esta asociación ya que muchas de sus películas más representativas se mueven en estas coordenadas, pero la realidad es que Scorsese ha demostrado ser un director mucho más versátil de lo que parece. Por ejemplo, que entre dos obras maestras eminentemente "scorsesianas" como Malas Calles (1973) y Taxi Driver (1976) colara un film tan especial como Alicia ya no Vive Aquí (1974) dice muchas cosas al respecto.

Pero cualquiera que le conozca mínimamente no tendría por qué sorprenderse, ya que Scorsese es uno de los cineastas más cinéfilos que ha dado la historia del cine (y eso que no fue crítico previamente a su paso tras la cámara, como es el caso de algunos cineastas especialmente cinéfilos como François Truffaut o Peter Bogdanovich). El bueno de Martin nunca ha ocultado esa faceta y de hecho ha ido combinando sus películas con obras documentales sobre el cine como A Personal Journey with Martin Scorsese, que es una maravilla no solo por los conocimientos que aporta sino porque Scorsese es de esas personas que consigue transmitir y contagiar su pasión hacia sus directores favoritos con mucha eficacia. Al verle no tenemos la sensación de ver a un erudito sino a un cinéfilo que nos cuenta entusiasmado por qué ama el cine.


Aparte de eso, los gustos cinéfilos de Scorsese no se concentran en un tipo de películas concretas, sino que son muy versátiles. Consultando algunas de las listas que ha hecho sobre sus obras favoritas, uno puede encontrar desde clásicos ineludibles de Hollywood (Centauros del desierto, Vértigo, Ciudadano Kane) y obras elementales de los nuevos cines europeos de los 50 y 60 (8 1/2, Cenizas y Diamantes, El Desierto Rojo, El Gatopardo) a pequeñas rarezas que se escapan de lo que uno suele encontrar en este tipo de listas (Salvatore Giuliano, Shadows of Forgotten Ancestors, Tierra de Faraones), desde musicales de Minnelli a sesudas películas de Bergman y Godard, tanto las fastuosas producciones de su adorado Michael Powell como las sencillas y crudas películas neorrealistas italianas.

Obviamente no son pocos los grandes cineastas que comparten con Scorsese ese amplio bagaje cinéfilo, pero la cuestión es que a veces se tiende a asociar a éste último con un tipo de cine muy concreto cuando en su obra hay varios ejemplos que demuestran su amplitud de miras.
Es por ello que he decidido reivindicar esa otra faceta de Scorsese seleccionando cinco películas de su carrera que se escapan a los géneros y motivos que que suelen asociarse a él. Consultando su filmografía se podrían sacar otras que huyen de los tópicos del cine de Scorsese, pero he preferido centrarme en cinco que - sean mejores o peores - representen el abanico de influencias y posibilidades de su obra:


NEW YORK, NEW YORK (1977)


Según él mismo ha asegurado, la idea tras New York New York no era más que hacer una película comercial y atractiva que contrastara con la sórdida Taxi Driver. Su intención era homenajear los musicales del Hollywood clásico de directores como su idolatrado Vincente Minnelli con una obra que se impregnara a propósito de esa estética articial e irreal. Por ello, Scorsese buscó expresamente que el Nueva York que se mostrara no fuera como el de Taxi Driver, sino la visión idealizada de los musicales.

Lo interesante era que aunque la forma bebería del musical clásico, el contenido quería que sí fuera realista, narrando con cierta crudeza la difícil relación entre dos artistas: un saxofonista (Robert De Niro) y una cantante (Liza Minnelli) cuya relación se ve en peligro al no poder combinar su vida sentimental con sus ambiciones profesionales.


La idea era buena, pero el resultado de le escapó por completo de las manos a partir del enorme éxito de Taxi Driver, que se le subió un poco a la cabeza. Se gastó la friolera de 14 millones de dólares y el primer montaje duraba 4 horas y media, aunque luego él mismo lo redujo a dos horas y media, que se quedaron en 135 minutos cuando pasó por manos de la United Artists. Scorsese había querido apoyarse excesivamente en la improvisación, lo cual podía funcionar en films callejeros de poco presupuesto como Malas Calles y Taxi Driver, pero no en una gran producción donde cada minuto salía carísimo.

En consecuencia, fue un fracaso comercial y ha quedado algo relegada al olvido, en mi opinión de forma un tanto injusta. Para la posteridad queda el alucinante y extenso número musical "Happy Endings", que representa por su letra, y sobre todo, por su estilo el homenaje definitivo de Scorsese al cine musical.


JO, QUÉ NOCHE (1985)


Los 80 fueron unos años complicados para directores inquietos como Scorsese o su colega Francis Ford Coppola. Los tiempos habían cambiado, quedó claro que la época de relativa libertad de los 70 no fue más que un pequeño paréntesis dentro del funcionamiento normal de Hollywood. Los 80 trajeron consigo la obsesión por los blockbusters y por tanto la pérdida de esa libertad.

Los proyectos que Scorsese había encarado en esos años no funcionaron bien: Toro Salvaje (1980) no rindió especialmente bien en taquilla pese a su innegable calidad artística, El Rey de la Comedia (1983) fue directamente un fracaso económico y su largamente acariciado proyecto de un film sobre la vida de Jesucristo había sido cancelado. Harto de ese contexto, Scorsese decidió optar por un giro que le llevaría de nuevo a sus orígenes: una película sencilla y modesta basada en un guión escrito por un desconocido.


Jo, qué Noche (no le tengan en cuenta la horrible "traducción" del título original) era una comedia que se desarrollaba en una noche en que su sufrido protagonista intentaba tener una cita con una mujer que acaba de conocer. La idea era hacer una película con poco presupuesto y filmada en escenarios reales que devolvería a Scorsese al terreno que había caracterizado sus primeras obras: el mundo callejero.

Como comedia, creo que Jo Qué Noche funciona con absoluta precisión. Es un film ágil, con gags recurrentes muy bien dosificados (por ejemplo, el plato que el protagonista pide en un restaurante y le llevan a la mesa cuando vuelve ahí horas más tarde), una estructura circular (la película acaba donde empezó, en sus oficinas) y que además se impregna perfectamente del ambiente neoyorkino. Sin ser una de sus mejores obras, es un film muy notable y que demuestra la buena mano de Scorsese para la comedia.


LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO (1988)


Scorsese, como buen italoamericano, había recibido una educación profundamente católica que le influyó en toda su carrera. De hecho, inicialmente había pensado ordenarse sacerdote y uno de los aspectos que hace tan especial muchas de sus grandes obras es esa contradicción típica en alguien criado en Little Italy entre el mundo católico y el mundo de los gángsters. En su carrera podemos encontrar dos ejemplos de películas religiosas y espirituales, de las cuales he preferido escoger La Última Tentación de Cristo porque remite más directamente a sus creencias y porque me tengo en demasiada estima como para soportar un visionado entero de Kundun (1997) de cara a este artículo.

En realidad este proyecto llevaba años en marcha, desde que a principios de los 80 su guionista habitual Paul Schrader le preparara una adaptación de la novela de mismo título simplificando su contenido pero manteniendo los elementos que la hacían tan interesante y polémica. Ésta iba a ser inicialmente la película que filmaría después de El Rey de la Comedia, y de hecho toda la fase de preproducción estaba finalizada, con el reparto seleccionado, el vestuario preparado y el equipo listo para viajar a Jerusalén para el rodaje. Por desgracia, el estudio se echó atrás al último momento y el proyecto quedó suspendido.

A finales de los 80 Scorsese se encontró con un contexto más favorable para poder llevar el film adelante, aunque con un presupuesto mucho más modesto que sustituía los exteriores en Jerusalén por Marruecos y que tenía que suplir la baja del actor que iba a interpretar a Jesús inicialmente (Aidan Quinn) por Willem Dafoe.


El resultado es una obra extraña dentro de la carrera de su director pero con no pocos puntos de interés. Aunque Scorsese tomaba como referente algunas de las películas que se habían filmado sobre los Evangelios como Rey de Reyes de Nicholas Ray, su enfoque buscaba ser menos un espectáculo como un drama íntimo que mostrara a Jesús de forma humanizada, no como un Mesías sino como una persona que en el momento de la crucifixión se dejaba tentar por el diablo, que le ofrece escapar de ese sufrimiento con una vida tranquila junto a María Magdalena. En mi opinión éste es el segmento más interesante del film por ser el que se aparta de la visión canónica.

No obstante la película provocó en su momento una controversia desaforada que acabó eclipsando al propio film. Numerosos grupos fundamentalistas cristianos atacaron duramente la película y al estudio por haberla llevado a cabo, promoviendo boicots que perjudicaron a su distribución, ya que muchas salas de cine no querían exponerse a problemas. En Francia se llegó al extremo de que un grupo fundamentalista tomó la decisión muy poco cristiana de lanzar cocteles molotov en una sala donde se estaba exhibiendo hiriendo de gravedad a varios espectadores y destruyendo el cine. En otros casos se moderaron y se limitaron "sólo" a provocar destrozos materiales y llenar de pintadas los cines que tuvieran el atrevimiento de exhibirla. En algunos países directamente se prohibió.

Y lo mejor de todo es que sus responsables eran un director italoamericano de fuertes raíces católicas y un guionista educado bajo el más estricto calvinismo, por tanto dos personas conocedoras de la Biblia y que en realidad no buscaban más que hacer una reflexión sobre la figura de Cristo.


LA EDAD DE LA INOCENCIA (1993)


Después de Uno de los nuestros (1990) y el remake de El Cabo del Miedo (1991), realmente nadie se esperaba que lo que seguiría en la carrera de Scorsese sería un drama romántico de época que narrara los entresijos de la clase alta de Nueva York a finales del siglo XIX.

La novela de Edith Wharton era un retrato de la hipocresía y las convenciones sociales de la época a raíz de la relación adúltera que mantiene un exitoso abogado cansado de su relación con su atractiva pero demasiado convencional prometida. Aunque no parece un material muy en la línea de su director, éste llegó a afirmar (de forma exagerada en mi opinión) que La Edad de la Inocencia contenía más violencia que sus películas de gángsters y criminales, haciendo referencia a la tensión oculta que hay entre los personajes, obligados a esconder lo que piensan y sienten en favor de las convenciones sociales.


Aunque creo que esa frase no es más que una forma de justificarse y poder encajar el film en su universo, no deja de ser cierto que el director entendió a la perfección esa idea y que supo transmitirla en el film. No solo recrea con esmero la época en que sucede (realmente se nota que hubo un arduo trabajo de documentación durante su producción) sino que la realización es excelente, repleta de pequeños detalles que aportan matices que se aprecian mejor con revisionados.

El reparto por otro lado se desmarcó por completo de sus colaboradores habituales pero era de primer nivel: Daniel Day Lewis, Winona Ryder y Michelle Pfeiffer. Todos ellos encajan tan bien en sus papeles que al releer el libro es imposible no imaginarles a ellos cuando uno visualiza mentalmente los personajes.

En mi opinión se trata de una de las obras más infravaloradas de su carrera y una de las que mejor muestra su destreza como director.


LA INVENCIÓN DE HUGO (2011)


De entrada hay que decir que uno no se esperaba una película como La Invención de Hugo a estas alturas de la carrera de Scorsese. Porque pese a que la primera impresión que se podría tener es que el director "se vendió" haciendo una película fácil y comercial, yo creo que la realidad es la contraria: estrenar un film como éste era una apuesta arriesgada.

Y es que La Invención de Hugo transita en ese extraña tierra de nadie que dificulta la comercialización de las películas: el enfoque y el estilo son los propios del cine infantil, algo que espantó a muchos acérrimos del director que habrían ido a verla solo por su nombre, pero al mismo tiempo la temática creo que no sabrían apreciarla los espectadores más pequeños. No sé hasta qué punto un niño se sentirá fascinado por la figura de Georges Méliès y no experimentará cierta decepción al saber que todo el misterio que envolvía a ese anciano era el ser uno de los más grandes directores del cine de los orígenes. Es por ello que creo que La Invención de Hugo es una obra arriesgada pese a que su contenido sea tan accesible y amigable para todos los públicos, porque creo que a quien apela es a los cinéfilos adultos que estén dispuestos a revivir esa mirada inocente y admirativa hacia uno de los grandes maestros de la gran pantalla.


La motivación de Scorsese para embarcarse en esta aventura es bastante obvia: la figura de Méliès. Pero también hay otro factor extra muy interesante, y es que se trata de la primera película en que el director neoyorkino ha utilizado el 3D. Lejos de ser un purista del cine que rechace el 3D por ser una moda pasajera (lo cual no quita que muchos creamos que lo sea), Scorsese acogió la invención como otro recurso expresivo a utilizar y no le salió del todo mal, recibiendo elogios bastante unánimes por parte de la crítica.

El film en sí mismo es una obra entrañable, que se nota que está rodada con cariño, y de una calidad notable, pero aquí debo reconocer que me cuesta cada vez más encontrar la huella de Scorsese. No obstante, representa un curioso cambio de aires que nos demostró una vez más la versatilidad de su creador. En el aspecto negativo, también volvió a mostrarnos cómo incluso a estas alturas, con un Oscar bajo el brazo y la seguridad de saberse mimado por la crítica y el público, sus apuestas arriesgadas no funcionan necesariamente siempre en taquilla. La película fracasó económicamente, en gran parte por sus elevados costes, que la convierten en la obra más cara de su carrera, pero creo que también por mostrarnos una combinación demasiado inesperada (Scorsese + cine infantil).

¿Quién imaginaría en 1976 tras el éxito de Taxi Driver que ese prometedor cineasta acabaría ofreciéndonos films tan variopintos como los seleccionados aquí entre otros? Es por eso que Scorsese merece ser considerado uno de los grandes directores del cine norteamericano al margen de etiquetas.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 3230 veces