Ayer asistimos a la última jornada de películas en competición, en estas horas en que todo está acabando, los sentimientos se mezclan, por un lado está la alegría de saber que mañana podré dormir más de 5 horas y por otra parte la tristeza de tener que esperar un año más a poder disfrutar de estos nueve días en los que los amantes del cine nos sentimos como en el paraíso.

Pero ya tendremos tiempo para despedirnos, de momento vamos con el repaso de las dos últimas películas a competición.

La penúltima película entrar a competir por la concha de oro fue la sueca El hipnotista de Lasse Hallström, director más que conocido en Hollywood, vuelve a su país natal para rodar un thriller basado en la novela de Lars Kepler, pseudónimo bajo el cual se encuentran el matrimonio Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril, en el que se narra la investigación policial que llevan a cabo un comisario judicial y un hipnotista para descubrir al autor de una salvaje matanza.


Siguiendo la estela de las novelas de Stieg Larsson, y por consiguiente de toda la ola de thriller nórdico aparecido después, El hipnotista no ofrece ninguna innovación en cuanto al desarrollo de la trama y la resolución del misterio queda resuelta con demasiada antelación dejando la parte final en una simple persecución por atrapar al malo. A eso hay que añadirle que en la película no se encuentra ningún personaje con la potencia de Lisbeth Salander, o de algún elemento que la hagan destacar por encima del resto de películas de este estilo.
No se puede negar que la cinta tiene ritmo y la fotografía con esa luz nórdica tan característica le da cierto empaque visual al film, pero es totalmente vacío y la tensión y el impactante inicio se desinflan demasiado rápido.

Lo más extraño es que Suecia haya escogido una película tan “Hollywood” para que le represente en la carrera para la nominación a mejor película de habla no inglesa. Al final pocos aplausos y el comentario general del daño que ha hecho Larsson al thriller actual.

La última película que he visto a competición, y a pesar de proyectarse el jueves por primera vez, donde no pude ir por coincidir con la rueda de prensa de Ewan McGregor, fue El Capital de Costa-Gavras.


La película supone un buen cierre a la competición del festival, ya que vuelve al tema de la crisis económica, que también se trataba en cierta medida en El Fraude, que inauguró este Zinemaldia.

La película de Costa-Gavras cuenta como Marc Tourneuil, un simple ayudante de un banco, pasa a convertirse en el presidente de un importante banco europeo, aunque su puesto es una mera transición hasta que llegue el presidente definitivo. Pero el ansia de poder hace que Marc emprenda acciones al borde de la legalidad, para conseguir mantener su puesto y mantener así su posición de poder frente a la sociedad. La película es una sátira que gira alrededor de los peces gordos que han llevado al mundo a la situación de crisis actual. Y donde Costa-Gavras no se corta en su escena final en dibujarlos de una forma tan grotesca y absurda que asusta.

Una cinta sólida y bien construida que puede beneficiarse de llegar en el momento justo, de cara al premio final, lo que sí está claro es que Gad Elmaleh, el actor principal, si que tiene muchas posibilidades de llevarse la concha de plata a casa.

En la sección Zabaltegi-Perlas ayer pudimos ver la última película de Bernardo Bertolucci, Io e te, una cinta que gira en torno a Lorenzo, un adolescente de 14 años con dificultades para relacionarse con su familia y el mundo en el que vive, que decide esconderse durante una semana en el sótano de su casa. Pero la frágil y rebelde hermanastra de Lorenzo hace su aparición y acaba con su tranquilidad.


Sorprende que a pesar de su avanzada edad y su estado de salud, Bertolucci sea capaz de realizar un film tan actual. La película desarrollada en casi su totalidad en un solo escenario, tiene un ritmo muy ameno, y medido para desarrollar la relación de los dos hermanos, de forma coherente, sin trompicones ni tiempos muertos.
Además de la magnifica selección musical hay que destacar lo bien que ilumina siempre Bertolucci sus películas, para destacar en cada escena o escenario, lo que le interesa resaltar y sobre donde el espectador acaba posando los ojos inconscientemente.

Probablemente esta sea la última película de Bertolucci y lo que supondría terminar su carrera con una buena película, el público parece que así lo ha entendido y ha aplaudido de forma efusiva al acabar la proyección.

Además ayer se entregó el premio Donostia 2012 a Tommy Lee Jones, hoy a partir de las 20:30 y dentro de la gala de clausura se entregará el premio Donostia especial 60 aniversario a Dustin Hoffman.

Más fotos en la galería de fotos del 60 Festival de Cine de San Sebastián.

QUINIELA SOBRE EL PALMARES